Naturaleza de la Ciencia para Todos. Waldo Quiroz Venegas

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una conclusión que quizás usted o yo lo veamos exclusivamente desde un punto de vista científico, que tiene grandes connotaciones filosóficas, las cuales si les interesan puede usted profundizar consultando literatura pertinente (M. A. Bunge & Solar, 2004).

      En los capítulos anteriores nos hemos referido a los objetos materiales y los sistemas que los conforman, en este capítulo nos centraremos en las características observables de los objetos naturales, es decir, sus propiedades fenoménicas.

      Si comparamos los objetos materiales de la naturaleza que se pueden observar de forma directa, nos encontramos con similitudes y diferencias entre ellos. Así, por ejemplo, si comparamos una piedra con un árbol las diferencias “saltan a la vista”, tanto, por lo que nos llega desde nuestra visión, olfato o tacto, porque claramente una roca posee propiedades muy diferentes a la de un árbol. La dureza de una piedra es claramente una propiedad que podemos percatarnos a través de nuestros sentidos al igual que su forma, podemos ver que esta no es capaz de flotar por sí sola en agua y que resiste el fuego sin fundirse, que es capaz de destruir la madera, que es en general impermeable y así sucesivamente. Por otra parte podemos observar que un árbol es más dócil, que este crece y envejece, que genera frutos, resina, que alberga vida, etc. Esto es lo que salta a “simple vista” y eso que salta a simple vista le llamamos propiedad fenoménica.

      Las propiedades fenoménicas o propiedades secundarias se distinguen de las trans-fenoménicas o primarias por cuanto en que estas últimas están fuera del alcance de nuestros sentidos, aspecto que profundizaremos más adelante. Por lo pronto, la sensación térmica por ejemplo es una propiedad fenoménica, así la sensación fría que da el tocar un metal es algo que caracteriza a estas sustancias. Por el contrario, la temperatura es una propiedad transfenoménica y se requiere de un termómetro para poder acceder a ella. Por otra parte, la nubosidad atmosférica podemos visualizarla, pero la baja presión atmosférica se debe registrar con un barómetro. Las diferencias de temperatura de un objeto sumado a la conductividad térmica de estos son la causa de la sensación térmica que percibimos al tocarlo, como también la baja presión atmosférica es la causa de una mayor nubosidad.

      Como podemos ver, ambos tipos de propiedades están intrínsecamente relacionadas, pero mientras que en las propiedades fenoménicas existe un sujeto que percibe, en las propiedades transfenoménicas este no está presente. Por ejemplo, el color amarillo del sol no existiría si no existe un ojo que perciba ese color, esto por cuanto a que el color es el efecto de la interacción de los fotones con las células del ojo y las neuronas cerebrales. Ahora bien, el sentido común y la ciencia no dicen que a pesar de que nadie mire el Sol, este de todas maneras existe, de hecho la cosmología nos plantea que el sol existió mucho antes que apareciera ser vivo alguno, por lo que la frase “existir es ser percibido” del filósofo George Berkeley (Munoa Roiz, 2007) es falsa. Ahora bien, lo mismo podemos decir del olor de un melón o el sabor de un limón. El sabor ácido de un limón es ácido para la persona que lo percibe, sin esa persona no existiría esa propiedad fenoménica, pero el limón, claro que existe, independiente del sujeto que lo saboree.

      El color rojo de una estrella como Aldebarán de la constelación de Tauro es una propiedad fenoménica, es decir, es rojo para el ojo que la percibe y no todos percibimos las mismas tonalidades. Sin embargo, este objeto estuvo emitiendo sus fotones mucho antes que apareciera el primer ser humano y estará allí emitiendo sus fotones aunque la humanidad se extinga.

      Las propiedades fenoménicas son tremendamente útiles en la vida cotidiana. En base a estas podemos establecer similitudes y diferencias entre los objetos perceptibles. Todos los objetos que conforman nuestra realidad tienen ciertas similitudes y diferencias, cuando hablamos que todos los objetos materiales tienen similitudes nos referimos a que comparten ciertas propiedades, muchas de las cuales podemos percibir de forma directa y análogamente cuando afirmamos que los objetos materiales tienen diferencias, nos referimos también a que tienen propiedades que no comparten. En base a esto mismo, los objetos materiales pueden agruparse, se pueden establecer categorías, muchas de ellas se establecen de forma casi espontánea y otras requieren de un mayor estudio, pero en muchos casos las propiedades fenoménicas son tremendamente limitadas en la tarea de clasificar y diferenciar.

      La mayoría de las propiedades fenoménicas son meramente circunstanciales, no siendo propiedades esenciales del objeto de estudio. Por ejemplo, el color de su pelo es una característica suya meramente circunstancial, usted nació sin pelo, luego lo tuvo, quizás lo perderá o cambiará a color canoso, pero su ser no es mayormente afectado por esta característica, a diferencia de su capacidad intelectual, la cual es una característica mucho más esencial del ser humano.

      Ejemplos de características circunstanciales es el color de la piel, ojos, su olor, la vellosidad de su piel, sus gustos culinarios, el tono de su voz. Cuando levantamos las características esenciales de un grupo de seres vivos o inertes, levantamos el catastro de propiedades esenciales que los diferencian de los demás grupos y que los hace semejantes entre sus miembros. ¿Cuántas propiedades esenciales se dan a nivel fenoménico? Lo cierto es que son muy pocas, y como dice el dicho, las apariencias engañan, esto quiere decir que a nivel fenoménico se dan en general propiedades circunstanciales. Una cosa es tener “cara de malo” y otra es “ser malo”.

      Las propiedades fenoménicas, por lo tanto, son muy limitadas para comprender la esencia de los objetos naturales. A continuación, veremos algunos ejemplos de levantamiento de categorías en base a propiedades fenoménicas para graficar de mejor manera estas limitantes.

       Cánidos vs. Felinos

      Todos saben por su educación inicial, el que un perro, un lobo y un zorro forman el grupo de los “cánidos” y que este grupo es diferenciable del grupo de los “felinos”, ¿podríamos decir que las diferencias saltan a simple vista?, ¿es usted capaz de nombrar al menos una propiedad fenoménica que comparten todos los integrantes del grupo de los cánidos y que no está presente en ningún otro grupo de seres? Si su respuesta va por el lado que caminan en 4 patas, le recuerdo que los gatos también caminan en 4 patas y no forman parte de este selecto grupo.

      Dentro de las propiedades fenoménicas podemos decir que los cánidos presentan las características de tener un gran olfato, ladrar, el comportamiento social de los cánidos en general es más de manada, aunque los zorros me arruinan esa conexión, el punto es que diferenciar a los cánidos respecto de otros seres en base sólo a propiedades fenoménicas no es una tarea fácil.

      Los gatos, leopardos, tigres y panteras entre otros forman el grupo de los felinos, también podemos levantar un catastro de propiedades fenoménicas que todos estos seres vivos comparten.

      Los felinos, canes y simios forman parte del grupo de los mamíferos, todos ellos comparten la característica común de alimentarse en sus primeros días de vida de la leche materna.

      Todas las agrupaciones de objetos que nos enseñaron desde pequeños tienen que ver con identificar las propiedades comunes que poseen estos objetos. Las agrupaciones de seres vivos o inertes no son un mero juego artificial, son un ejercicio intelectual muy importante, sobre todo para los niños. Así, por ejemplo, la comprensión del concepto de “ave” para un niño pasa por la observación de las propiedades que todos estos animales comparten, su cubierta de plumas, sus picos y la forma de sus patas son características esenciales que permite diferenciar a estas especies de otras. Para un niño es impactante darse cuenta que el volar no es una propiedad esencial de las aves (al menos para mí fue impactante de pequeño) ya que existen aves como la gallina o el pingüino que no vuelan, como también existen objetos artificiales, como los aviones, helicópteros

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