Malestar en la civilización digital. Jean-Paul Lafrance
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¿Cuánto valen sus datos personales?
¿Cuál es el valor de su dirección postal, de sus informaciones médicas o de su documento de identidad? Microsoft pretende que cada dato tiene un valor de 2 a 45 euros. ¡Toda una diferencia! Los resultados del estudio de Trend Micro, realizado por el Ponemon Institute8 a consumidores de todo el mundo, podría sorprender a muchos: 17,98 euros es el valor promedio mundial de los datos personales.
• El nombre del usuario/contraseña vale 69,5 euros.
• Las informaciones médicas: 54,87 euros.
• El documento de identidad: 51,10 euros.
• Las informaciones bancarias: 33,03 euros.
• El historial de compras: 18,90 euros.
• La geolocalización: 14,77 euros.
• La dirección postal: 11,84 euros.
• Las fotos y videos: 11,19 euros.
• El estado civil: 7,62 euros9.
Cada vez que una tienda o una empresa le pida alguna de sus informaciones personales, ¡solicite inmediatamente que le paguen! Actualmente, la explotación de los datos sirve especialmente al marketing y al comercio, y mucho menos a la ciencia, la salud o la difusión de conocimientos.
La internet de las cosas: un ejemplo en Montreal de la fiebre del oro de los megadatos10
El escándalo de Facebook echó luz sobre los peligros de responder todo tipo de cuestionarios, en apariencia insignificantes, de Facebook, por ejemplo. Pero recordemos que el banco de datos de Microsoft es aún más imponente que el de Facebook; que Amazon no abandona su lugar, pues sondea los deseos de sus millones de abonados pidiéndoles recomendaciones y apreciaciones sin cesar; y olvidaba que Apple, gracias a iTunes, distribuye música y videos en Instagram, WhatsApp, Twitter, Snapchat, Vimeo, Tumblr y todos los clones similares. Y aún no hemos abordado el problema de los captores que nos espían y nos van a espiar cada vez más en nuestro entorno. Más de cincuenta mil millones de objetos se conectarán a internet desde ahora hasta el 2020. Los megadatos producidos por esos objetos constituyen minas de oro de información para las empresas. Pero todavía nos faltan los instrumentos para filtrarlos y analizarlos. Es lo que propone la empresa montrealesa Mnubo11, pionera de la internet de las cosas. Según Frédéric Bastien, CEO de Mnubo, “el dato bruto es verdaderamente inútil. Está sucio y mal organizado. Nuestro producto limpia, organiza los datos brutos y luego aprende de ellos. Detecta los patrones y las anomalías”.
Gracias a las informaciones extraídas de los megadatos, Mnubo ayuda a las empresas a tomar decisiones estratégicas para mejorar sus productos, sean termostatos inteligentes, aspiradores-robots, bornes de estacionamiento para bicicletas o turbinas hidroeléctricas. Eventualmente, casi todos los instrumentos electrónicos de una casa, de una fábrica o de una empresa serán conectados. Y lo que es aún más maravilloso es la llegada a nuestros hogares de los asistentes vocales personales, que son a la vez altavoces interactivos para hablar con nuestro asistente digital, escuchar los últimos hits de Spotify, conectar en una red domótica todos los sistemas de la casa, consultar la agenda o preguntar en directo en Google. Pero, lamentablemente, se puede convertir en un moscardón instalado en el medio del hogar, que siempre dejamos abierto para comunicarnos con Alexa de Amazon, Google Home u HomePod de Apple (o una docena de otras marcas que se encuentran en el mercado). Ya no necesitamos más utilizar el teclado de la tableta y del smartphone; el asistente está disponible día y noche, 7 días a la semana, para encargar mediante la voz en Amazon, hacer cibercomercio, dirigir nuestra vida y llenar la soledad… Impulsado por la IA, es la interfaz del futuro, capaz de realizar todos los servicios para la familia12 y satisfacer todos sus deseos.
Para almacenar y analizar todos los datos, el equipo de Mnubo utiliza la computación en la nube (cloud computing). El desarrollo de la internet de las cosas está íntimamente ligado a las capacidades de las infraestructuras de la computación en la nube. Hoy es mucho más seguro guardar nuestros datos en una nube que en nuestro propio servidor. Los tres mayores servidores de computación en la nube del mundo (Amazon Web Sources, Microsoft Azure y Google Cloud Platform) invierten decenas de millones de dólares cada año para proteger su nube.
La necesaria regulación estatal
La solución para la protección de datos personales no puede ser solo el resultado de acciones individuales13. Europa está netamente más avanzada que América al respecto, en particular con relación a los Estados Unidos de Donald Trump, que quiere sobre todo recuperar los impuestos y las tasas de las compañías americanas de tecnologías de la información (TI), según su principio de America First14. La Comisión Europea adoptó en abril del 2016 el Reglamento N.o 2016/67915, llamado Reglamento General de la Protección de Datos (RGPD), que constituye el texto de referencia europeo en materia de protección de datos de carácter personal. Ese reglamento refuerza y unifica la protección de los datos para los individuos al interior de la Unión Europea. Sus disposiciones son directamente aplicables al conjunto de los 28 Estados miembros de la Unión Europea a partir del 25 de mayo del 2018. El mismo reemplaza la directiva sobre la protección de los datos personales adoptada en 1995.
Sin ir a los detalles, el nuevo reglamento contiene numerosos cambios fundamentales respecto del antiguo. Veamos los principales:
• Un marco armonizado. Ahora hay un único conjunto de reglas relativas a la protección de datos, directamente aplicables en todos los Estados miembros de la Unión Europea. Así se atenúa la actual fragmentación de las leyes nacionales de protección de datos.
• Una aplicación extraterritorial. El reglamento se aplica a las empresas establecidas fuera de la Unión Europea que versan sobre los datos relativos a las actividades de los organismos de la Unión Europea.
• Un consentimiento “explícito” y “positivo”. Las empresas y los organismos deben ofrecer a los ciudadanos mayor control de sus datos privados, asegurando a todos:
1. El derecho a la desaparición (versión simplificada del derecho al olvido).