Las miradas múltiples. Emilio Bustamante
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¿Por qué se demoró el estreno de El último guerrero chanka?
Fue por razones técnicas, en realidad. Se iba a estrenar el 26 de mayo del 2011, pero la cadena de Cine Star, del señor Aman Kumar Kapur, tenía previsto comprar seis proyectores en DCP, hizo el pedido a Estados Unidos, pero no estuvieron listos para la fecha exacta. Tuvimos que postergar el estreno para el 11 de agosto. En la conferencia de prensa del 25 de mayo anunciamos que se iba a postergar el estreno.
¿Cómo se acordó la nueva fecha de exhibición en Lima?
Yo quería que la película se estrenara el 28 de julio, en Lima. Con Aman Kumar habíamos fijado esa fecha. La gente no va ese día exacto, pero por el hecho de que la fecha sea 28 de julio, la van a recordar más rápido: película, 28 de julio por el día de la patria. Pero no alcanzamos porque ya estaba calendarizado ese día. Aman ya estaba convencido. Todavía le dije: Ollanta va a venir. Ya estaba hecha la tarjeta, tenía un contacto. Pero Aman me llama al día siguiente y me dice que no se puede, que sea el 11. Lo malogró. Al comienzo me dijeron nueve salas, pero se estrenó solo en seis. Mucha gente creía que estaba en el Cine Star Aviación, pero allí no estaba.
Tu película tuvo 5400 espectadores. ¿Cómo fue el trato con Kumar para la taquilla?
El trato fue 50-50. Inclusive en la segunda semana iba a ser 60-40; 60 para la producción y 40 para el exhibidor. No se logró ese acuerdo. Me ha pagado con el céntimo exacto. Creo que todo fue transparente y hubo caballerosidad.
¿Cuál fue el apoyo de Hernán Garrido Lecca y del Museo Andrés del Castillo?
El apoyo de Garrido Lecca se produjo gracias al alcalde de Andahuaylas de entonces, Óscar Rojas Palomino, quien nos hizo el contacto. Garrido Lecca se interesó y nos contactó con uno de los productores de Alpamayo, le dijimos que necesitábamos un kinescopado con una empresa argentina, y nos dijo que si el doctor Garrido Lecca estaba dispuesto a darnos un presupuesto, que aprovecháramos la oportunidad. Fuimos nuevamente donde el doctor Garrido Lecca y le dijimos que necesitábamos cien mil soles. Nos dijo que estaba bien, que la mitad sería como auspicio y que lo pusiéramos de coproductor, y que la otra mitad tendríamos que devolverla después de hacer nuestra recaudación. Evaluamos, hablamos con Guarango; Guarango nos ofreció un DCP más barato que se podía llevar de una sala a otra sin necesidad de sacar copias, y que nos iba a costar diez mil soles, cómodo en realidad; al final salió doce mil soles porque hicimos arreglo de color. Fuimos donde el doctor Garrido Lecca y le dijimos que teníamos una forma más cómoda que iba a resultar, y que ya teníamos un patrocinador que iba a pagar el DCP, que era el Museo Andrés del Castillo. Pero le dijimos que nos interesaba que él fuera de todos modos coproductor y nos ayudara en publicidad, quizá con cincuenta mil o cuarenta mil soles. Ya, nos dijo, no hay problema. Llamó a Alicia Meza y a otra persona, y les dijo que nos armara una publicidad en los medios. Ellos pagaron esa publicidad, y también la publicidad de los afiches, banners para cines, gigantografías, volantes. Yo no conocía mucho al doctor Garrido Lecca; sabía que era economista y que había sido ministro, pero lo que me atrajo fue que era un hombre de negocios y que le gustaba el cine, así que le dije que quería hablarle de negocios y de artista a artista, porque sabía que él también había hecho películas. Así nos comunicamos. La cuestión política no me interesaba; sé que con el alcalde de Andahuaylas tenían nexos políticos, pero a mí eso no me interesaba.
Aparte del pago del DCP, ¿en qué más los apoyó el Museo Andrés del Castillo?
Nos apoyó también con la recepción del avant premiere, para la primera fecha, el 25 de mayo. El museo pagó el buffet, los arreglos, la música, las invitaciones, pagó los pasajes de los actores (diez actores), pagó los hoteles en Lima, y posteriormente, el 10 de agosto, también la recepción del avant premiere. No escatimaron nada, nos brindaron el mejor espacio; inclusive a los que nos entrevistaban les regalaban un paquete con pasajes, libros, parte de su marketing. Nos trataron muy bien.
El Comercio también los apoyó…
Sí. En algunas vallas de la Vía Expresa pusieron banners de la sección Luces de El Comercio con El último guerrero chanka. Como en diez puntos de Lima. Fue apoyo de Martha Meier Miró Quesada. Después nos apoyó con dos mil dólares en efectivo, haciendo el pago del subtitulado en inglés que incluía un DCP, un DVD y una entrega de máster en un disco duro de quinientas gigas. El Comercio nos apoyó desde un primer momento, nos estuvo siguiendo en todas las fechas. Hicimos una función exclusiva para la prensa, y allí estaba la señora Martha Meier Miró Quesada; me dijo que le gustó el paisaje y la fotografía, y que quería ayudarme personalmente. Allí le dije lo del subtitulado en inglés porque estábamos entre los cuatro seleccionados para representar al Perú en el Óscar. Me dio el dinero. Hicimos el subtitulado con Guarango, con Tito y Ricardo Cabello, muy puntuales, muy caballeros.
¿Cómo fue lo del Óscar?
En el 2011 yo estaba en Cusco y me llamaron del Ministerio de Cultura. Una secretaria, no recuerdo su nombre. Estaban preseleccionados El inca, la boba y el hijo del ladrón, Bolero de noche y Octubre. Les parecía que mi película también podría estar preseleccionada. Estaban viendo cuál podría ir. Pero, me dijo, la condición es que tengan su DCP subtitulado. Me preguntó si estaba de acuerdo. Yo no pensé ni un segundo y la respuesta fue sí. Es más, le dije, tengo un patrocinador que me puede pagar el pasaje, la visa, todo lo que ustedes quieran1.
¿Qué pasó entre diciembre del 2011 y ahora, 2015?
Estuvimos exhibiendo la película en Lima, Juliaca y Andahuaylas. No hemos podido hacer un estreno en todas las regiones porque no pudimos capitalizar. Teníamos deudas por pagar e inclusive sufrimos un robo en San Juan de Lurigancho.
¿No obtuvieron ganancia?
No fue mucha. Nos sobró, pero no sumas gigantes. En el 2012 presenté al Conacine un proyecto que se llama Leyenda2, pero no fue aprobado. Empecé a escribir otros guiones. Tres guiones hasta la actualidad, registrados en Indecopi. Algunos proyectos eran muy caros, por ejemplo, el de la guerra entre los incas y los chankas. También en ese lapso los integrantes del grupo empezaron a hacer su vida, se casaron, se fueron independizando; pero yo quería seguir haciendo cine, me gusta el cine y empecé a escribir los guiones.
Háblanos de tu experiencia con Dov Simens.
En el 2011 estuve también con el maestro Dov Simens, que vino de Hollywood por intermedio de Luis Alberto Cayo. Nos dio un refuerzo gigante a muchos realizadores; a mí y a Dorian Fernández, que ha hecho varias películas, y a muchos otros. Me metí en la cabeza que puedo más.
Este año hice un casting, en la ciudad de Lima, de artistas marciales. Me encontré con un monje shaolin, el único monje shaolin peruano, vive en Lima. Aprendí con él nuevas técnicas de kung-fu tradicional. Estoy entrenando mucho más, reforzando mi sistema marcial, y tengo una escuela en Andahuaylas. Tengo un proyecto de cine para desarrollar en cuatro regiones; estoy elaborando los vestuarios y las armas marciales, que no se han mostrado en ninguna película de Hollywood. Voy a hacer una parte en Lima, otra en un bosque de bambú, en Chiclayo.