Comprendiendo las parábolas de Jesús. Klyne Snodgrass
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R. M. Johnston sugiere que muchas de las parábolas de Jesús aparentan tener la intención de cambiar los valores convencionales, mientras que las parábolas rabínicas tenían la intención de reforzarlos, lo cual merece reflexión aunque sea cierto solo parcialmente, como el mismo Johnston reconoce.86 Las parábolas rabínicas con frecuencia no tienen el carácter profético de las parábolas del Antiguo Testamento o de las de Jesús, y son menos antagónicas. Independientemente de las diferencias, las semejanzas de las parábolas rabínicas a los dichos de Jesús excluye la idea de ignorar este material.
Debemos tratar una cuestión preliminar, la interrogante del idioma original de las parábolas rabínicas. David Flusser señala que las parábolas rabínicas por lo general provienen del judaísmo palestino, no de la diáspora babilónica, de la cual proviene el Talmud de Babilonia, y asegura que sólo hay parábolas en hebreo, no en arameo.87 Aunque un rabí hablara arameo, cambiaba al hebreo cuando decía una parábola. Flusser sabía que ocasionalmente encontramos expresiones y diálogos en arameo, pero consideraba que los marcos de las parábolas siempre estaban en hebreo. Por esto, expresa que también Jesús enseñó sus parábolas en hebreo.88 C. Thoma y S. Lauer tienen una perspectiva un tanto diferente. Ellos indican que, de las ciento treinta y tres parábolas en la Pesiqta de Raba Kahana, treinta y seis tienen frases o expresiones en arameo, principalmente en discursos o conversaciones, y que dos parábolas son casi completamente en arameo y otra en una serie de parábolas en arameo.89 Ellos sugieren que el arameo se emplea en discursos o conversaciones para que la parábola (o a veces, el nimshal, la explicación) sea en lenguaje popular, pero no reconocen todo el arameo al lenguaje popular. Sugieren que hubo un renacimiento hebreo alrededor del año 500 d.C. y que en ese tiempo las parábolas arameas volvieron al hebreo.90 Sin lugar a dudas, el debate sobre por qué las parábolas aparecen principalmente en hebreo continuará,91pero no creo que el idioma de las parábolas rabínicas nos dé alguna información de qué idioma Jesús enseñó sus parábolas. Para todos los efectos, la Palestina del primer siglo era trilingüe,92 y puede que Jesús haya enseñado en hebreo. Aun así, supongo que Jesús empleó más el arameo para enseñar y también relató sus parábolas en arameo.
Los siguientes capítulos proveen fuentes primarias de varios sectores que son paralelos y que arrojan luz sobre las parábolas de Jesús. Con frecuencia, esos paralelos vienen de las parábolas rabínicas. Algunas veces, una parábola judía es tan similar a una de Jesús que se sugiere una dependencia de la una sobre la otra. Sin embargo, no presento un material principal porque crea que haya dependencia en cualquier dirección o que exista alguna relación genética.93 Excepto por las Escrituras hebreas y algunos lugares donde una parábola de Jesús pueda aludir a un escrito judío, mi interés está en mostrar una forma de pensar y cómo funcionan las parábolas, y no en alguna teoría de dependencia. Además, lo tardío de algún material nos urge a usarlo con suma precaución. No se puede trazar una línea recta de una parábola rabínica específica, o de las parábolas rabínicas en general, hacia las parábolas de Jesús. Sin embargo, podemos aprender mucho de las parábolas rabínicas sobre las formas y funciones parabólicas, sobre el proceso del pensamiento analógico y sobre la cultura judía. Mayor atención a estas parábolas habrían prevenido las exageraciones que Jülicher y otros popularizaron. En este punto, se podría considerar una inmensa cantidad de material, pero sólo mencionaré el más importante y representativo, y se dará otro material relevante en la discusión de las parábolas individuales.
Hay que recordar que Aristóteles distinguió dos tipos de ejemplos (el histórico y el ficticio), el material rabínico usa dos tipos de pruebas: el ma‘aseh (precedente) y el mashal (analogía/parábola). Sin embargo, hay una gran diferencia entre la argumentación de Aristóteles y la de los rabinos, debido a la cosmovisión y lo que compete a ambos grupos. Uno puede estar tentado a considerar las llamadas “historias ejemplo” y similitudes/parábolas detrás del ma‘aseh y el mashal respectivamente, pero eso sería una equivocación. Existen semejanzas, pero con las llamadas “historias ejemplo”, mejor llamadas narrativas simples indirectas, Jesús no daba precedentes de la misma forma que los rabinos convenían para los dictámenes halákicos, y tampoco especulaba sobre sucesos históricos. Solo hay que verificar dónde se usa ma‘aseh para notar cuán diferentes son las historias de Jesús.94 Un discurso indirecto de Jesús respecto a un tema de interés no equivale a dar un precedente para una decisión rabínica.
Además, y de vital importancia, es reconocer que ma‘aseh y mashal tienen diferente significado en distintos documentos rabínicos. En un análisis detallado de parábolas y precedentes rabínicos, Jacob Neusner ha documentado el desarrollo de ambas palabras y ha mostrado que no podemos hablar genéricamente de parábolas rabínicas.95 El significado de mashal comprende desde un simple símil a un símil extendido hasta una narrativa con trama desarrollada. Como en las parábolas de Jesús, un mashal en los escritos rabínicos no menciona personas específicas, o contenidos específicos, ni apela a textos autoritativos, contrariamente a los ma‘aseh en textos tempranos.96 Ma‘aseh se usa en contextos halákicos, mientras que el mashal en contextos hagadicos. En documentos tardíos, el ma‘aseh pierde sus características distintivas y es semejante al mashal en función.97
Neusner señala algunos otros puntos importantes. Él encuentra poco apoyo a la idea de que se difundió un cuerpo de parábolas autónomas que se adaptaron a diferentes situaciones. Estas no fueron parábolas “listas para usar”; más bien, la mayoría de las parábolas se generaron por el texto al que sirven. Son de contexto específicos y desarrolladas en relación con sus nimshalim, las explicaciones interpretativas que siguen a la mayoría de las parábolas rabínicas. Algunas tienen disparidad entre mashal y nimshal, pero la mayoría muestra una correlación directa, incluso alegórica.98 Si uno arguye que las parábolas de Jesús tienen un final abierto, no tienen interpretación y no están íntimamente ligadas al contexto específico, o sea, no fueron creadas para el contexto donde aparecen, entonces al menos es necesario dar evidencia que valide dicho método, y también explique por qué las parábolas de Jesús son tan diferentes de sus análogos del Antiguo Testamento y las rabínicas.
Si empezamos con los documentos rabínicos más tempranos, la Mishná (del siglo segundo, d.C.), exceptuando el tratado ’Abot (“Dichos de los padres”), poco hay que sea parabólico. Sólo tres pasajes merecen atención: el tratado Sukkah 2.9;99 el tratado Niddah 2.5;100 y 5.7.101 Todas estas parábolas son más bien rudimentarias y más semejantes a similitudes. No aparecen parábolas narrativas con trama. El tratado mishnáico Sotah 9.15 añade, como exageración honrosa, que al morir Rabí Meir, ya no había más creadores de parábolas, pero no queda claro qué quiere decir con “parábolas” (meshalim).102 Dada la naturaleza halákica de la Mishná, la escasez de parábolas no es sorprendente, pues las parábolas ocurren mayormente en la hagádica.
Si incluimos ’Abot, encontramos otros textos instructivos, incluso cuando ’Abot no usa el marcador mashal y no contiene parábolas narrativas con tramas desarrollados.103 Ya hemos mencionado la parábola que se atribuye a Antígono de Socho (1.3) (p. XX). Hay seis textos adicionales semejantes a las similitudes de Jesús. ’Abot 2.15 tiene cierto enfoque