Cartas al general Melo: guerra, política y sociedad en la Nueva Granada, 1854. Angie Guerrero Zamora

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Cartas al general Melo: guerra, política y sociedad en la Nueva Granada, 1854 - Angie Guerrero Zamora Ciencias Humanas

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Cecilia Méndez, “Pactos sin tributo. Caudillos y campesinos en el Perú post independiente: en el caso de Ayacucho”, en: Leticia Reina (Coord.), La reedianización de América, siglo XIX (México: Siglo XXI Editores, Ciesas, 1997), 163-185.

      49 Los estudios de las rebeliones en las sociedades preindustriales señalan la importancia de la participación de nobles y otras figuras de prestigio en los levantamientos porque, debido a la autoridad que encarnaban, le otorgaban legitimidad a los rebeldes. Pérez Zagorín, Revueltas y rebeliones en la edad moderna. II. Guerras revolucionarias (Madrid: Cátedra, 1986), 70-71.

      50 Esta tesis fue pioneramente señalada por: David Sowell “La sociedad democrática de artesanos de Bogotá”, German Rodrigo Mejía Pavony, Michel Larosa y Mauricio Nieto Olarte, Eds. Colombia en el siglo XIX (Bogotá, Editorial Planeta, 1999), 189-216.

      51 Sobre la forma como los gólgotas publicitaron ser los transformadores de la sociedad neogranadina, según Germán Colmenares, Florentino González lo sintetizó en dos artículos aparecidos en el semanario El Día, en el cual afirmó que la transición del régimen colonial al republicano, gracias a la Independencia: “[…] sólo significó un cambio de nombre de los funcionarios y la adopción de un gobierno republicano representativo que se encargó de la dirección y el manejo de los negocios públicos, pero que dejó subsistente la mayoría de las instituciones coloniales”. Este argumento fue ampliamente difundido por diversos miembros de dicha ala política. Germán Colmenares, Partidos políticos y clases sociales (Medellín: La Carreta Histórica, 4.ª edición, 20089), 54, y 124-124; Gerardo Molina, Las ideas liberales en Colombia, 1849-1914, tomo I (Bogotá: Tercer Mundo Editores, duodécima edición, 1988), 35-38. Sobre las transformaciones inscritas en las revoluciones atlánticas, la reciente historiografía sobre la Independencia escrita en los años noventa del siglo XX empezó a enfatizar en este proceso de la adopción de los principios republicanos. Uno de los primeros trabajos que señaló esta perspectiva fue: Francois-Xavier Guerra, Modernidad e independencias. Ensayos sobre las revoluciones hispánicas (México: Editorial Mapfre, Fondo de Cultura Económica, 1.ª reimpresión, 2001).

      52 Roberto Luis Jaramillo y Adolfo Meisel Roca, “Más allá de la retórica de la reacción, análisis económico de la desamortización en Colombia, 1861-1888”, Cuadernos de Historia Económica y Empresarial, n.° 22 (2008); José Antonio Ocampo, Colombia y la economía mundial, 1830-1910 (Bogotá: Siglo XXI Editores, Fedesarrollo, 1984).

      53 Gerardo Molina, Las ideas liberales en Colombia, 17-52; sobre la cuestión religiosa ver: Fernán E. González, Poderes enfrentados. Iglesia y Estado en Colombia (Bogotá: Cinep, 1997), 140-165

      54 Sobre la descentralización administrativa, véase Robert Louis Gilmore, El federalismo en Colombia, 1810-1858, tomo I (Bogotá: Sociedad Santanderista de Colombia, Universidad Externado de Colombia, 1995), 161-224. La ciudadanía armada era una noción que consideraba que el mejor defensor de las libertades públicas y de la tiranía era el ciudadano, quien debía organizarse en milicias para defender la patria de cualquier agresión, tanto interna como externa. También comprometía el sagrado derecho a la rebelión de los ciudadanos si su levantamiento era contra un régimen tiránico. Véase: Marta Irurozqui, Ciudadanos armados de ley. A propósito de la violencia en Bolivia, 1839-1875 (La Paz: IFEA, Plural Ediciones, 2018); Flavia Macías, “El deber de enrolarse y el derecho a votar. Reflexiones en torno a la ciudadanía armada y el sufragio en Argentina, 1863-1877”, Revista de Indias, vol. LXXVI, n.º 266 (2016), 233-258; Flavia Macías, “Guardia Nacional, ciudadanía y poder en Tucumán, Argentina (1850-1880)”, Revista Complutense de Historia, n.º 27 (2001), 131-161.

      55 No hay estudios sobre los intereses políticos y económicos de los grupos plebeyos, pero sí muchos indicios de esta aspiración y la poca o ninguna voluntad de los liberales de conceder estos reclamos. Por ejemplo, el reclamo airado de las tierras ejidales ocupadas por los hacendados de Cali por parte de los democráticos que desencadenó el movimiento del perrero o el zurriago y que tuvo sus extensiones en la región de Bolo en Palmira. También, en las mismas sociedades democráticas del Valle se discutió abiertamente la idea del “comunismo territorial”, si bien no es muy claro en qué consistía dicha noción, hay evidencias de que muchos sectores plebeyos aspiraban a que se les repartieran las tierras de las haciendas, más cuando, después de 1851, contribuyeron como guardias nacionales a que el gobierno liberal triunfara. Al respecto, hay un pasaje de unas memorias decimonónicas que señala que en las sociedades democráticas de Cali las ideas radicales difundidas por algunos de sus líderes, como David Peña, “producían en ellos tan excelentes efectos, que en sus bacanales i lucubraciones se repartían ya la tierra i hasta la casa de la plaza y principales de la ciudad; habiendo un negro tenido la desvergüenza de pedirle al general José María Obando que le diera de una vez su tierra: el general le mostró las montañas azules de los baldíos, i le dijo que fuera a trabajar a ellas. Esta respuesta le produjo sumo desconcierto, porque en la presidencia de Obando tenían torpemente fundadas sus esperanzas”: Manuel Joaquín Bosch, Reseña histórica de los principales acontecimientos, 50-51. Sobre las esperanzas y frustraciones tempranas de los plebeyos con respecto a los liberales se puede revisar: Ramón Mercado, Memorias sobre los acontecimientos del sur, LII, LVII, LXVII, entre otras. James Sanders dice que el aliciente para ir a la guerra por parte de los plebeyos era el botín, pero también afirma el deseo del liberalismo popular por quebrar el control de las tierras por parte de los hacendados, al punto de tener intenciones, después de las guerras federales, de repartir las haciendas conservadoras de los Arboleda de Caloto. Así mismo, en la costa del Pacífico, en Barbacoas, el liberalismo buscó atraer a los afrocolombianos con la abolición de la esclavitud, además de luchar por reconocer que las tierras aledañas a las minas no pertenecían a los propietarios, sino a la nación y que, por lo tanto, no debían pagar rentas por el usufructo de ellas. Véase James Sanders, Contentious Republicans. Popular Politics, 122, 77-78. Para este periodo fue común la resistencia de los manumitidos de pagar arriendo a los propietarios de las minas porque consideraban que les pertenecía. Véase: Jefatura política del cantón de Caldas, Almaguer 10 de agosto de 1852, en: Archivo Central del Cauca. Archivo Muerto. 1852. Paquete 53, legajo 77: sobre la mina de Gelima perteneciente al convento El Carmen de Popayán y las dificultades de organizar el trabajo afrodescendiente: Alcaldía parroquial, Tunía, 6 de febrero de 1852: ACC. AM. 1852. Paquete 53, legajo 78.

      56 Robert Louis Gilmore, El federalismo en Colombia, 1810-1858, tomo II, 3-32; sobre Azuero (1854), Valledupar (1855) Ocaña (1854-1855): Gustavo Arboleda, Historia contemporánea de Colombia, tomo VIII, 133-134, 156-159; 285-286, 333-334; para Azuero, que fue una lucha por el control de la provincia entre las familias, véase: Goítia, Chiari y la Guardia: Aims McGuinness, Path of empire…, 112-113.

      57 James Sanders señala que el temor de los indígenas del sur (provincia de Pasto) a los liberales por sus intentos de dividir los resguardos los hizo aliarse con los conservadores, y no tuvieron los primeros ninguna intención por negociar con las comunidades indias, pues su visión del ciudadano universal le era más cómoda con otros grupos plebeyos que con las estructuras comunales de los resguardos y sus habitantes, a quienes los consideraban ignorantes y demasiado piadosos. De esta forma, los indígenas de Pasto resignificaron los idearios conservadores y constituyeron lo que el historiador norteamericano denominó conservatismo popular indígena. James Sanders, Contentious Republicans. Popular politics…, 33-43 y 102-103. Para el caso de Tierradentro, el modelo de Sanders no se aplica; los conflictos que estas comunidades mantenían con la familia Arboleda y otras parentelas conservadoras de Popayán y Caloto por las tierras y los bosques quineros los llevó a aliarse con los liberales en la década de los cincuenta. Luis Ervin Prado Arellano, “Indígenas, guerras civiles y participación política. El caso Páez en la provincia de Popayán, 1830-1860”, James Sanders, Ishita Banerjee, Saurabh Dube et al., Cultura política y subalternidad en América Latina (Tunja: Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, 2019), 125-148.

      58 Samuel P. Huntington, The soldier anf the State. The theory and politics of civil-military relations (Nueva York: Caravelle Editions / Vintage Books, 1964), 80-85.

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