Cartas al general Melo: guerra, política y sociedad en la Nueva Granada, 1854. Angie Guerrero Zamora

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Cartas al general Melo: guerra, política y sociedad en la Nueva Granada, 1854 - Angie Guerrero Zamora Ciencias Humanas

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de Margarita Pacheco para Cali; Aims McGuinness, para Panamá; James Sanders, para el suroccidente neogranadino; Jorge Conde, para el Caribe colombiano; y David Church Johnson, para Santander, entre otros. Pero es necesario distanciarnos de las interpretaciones homogéneas de los partidos; simplemente pensemos que buena parte de lo que los liberales radicales de las provincias del nororiente promovían (liberar los esclavos, dividir los resguardos, entre otras medidas) para sus copartidarios caucanos no era fácil de compartir, en tanto tocaba fuertes intereses y resistencias que en el nororiente no existían. Estos matices son centrales para comprender la forma como se delinean las divisiones políticas en las regiones.

      41 Melo era consciente de la falta de legitimidad de su golpe, al no aceptar Obando tomar las riendas del poder. Frente a esto, publicó boletines donde señalaba que José Hilario López se había pronunciado en La Plata, lo mismo en Mariquita, Tundama, Cartagena, Riohacha y Panamá. Buscó promover juntas de padres para legitimar los hechos, pero no fueron satisfactorias. De ahí la necesidad de tener en su círculo a figuras emblemáticas como al general Matilla, a quien llamó el 23 de abril y, finalmente, el 4 de mayo aceptó la comandancia de la 1.ª División del Ejército melista. Esto era un acto simbólico, ya que Mantilla hacía años estaba retirado en una hacienda en la jurisdicción de Chipaque. Gustavo Arboleda, Historia contemporánea de Colombia, tomo VII, 72-74.

      42 Como lo sostiene Aims McGuinness, para Panamá, las reformas liberales de medio siglo, en especial el derecho al voto universal masculino, debilitaron las estructuras patriarcales y horizontalizaron las relaciones sociales entre plebeyos y notables, haciendo más compleja la sumisión y la deferencia de los primeros sobre los segundos. Tales reformas ampliaron el espacio popular para deliberar y reclamar sus derechos, como se expresó en los sucesos del 15 de abril de 1855, conocidos como “la tajada de la sandía”. Este último evento lo considera McGuinness como un momento de ruptura de la deferencia plebeya sobre los notables, y una demostración de autonomía popular que, gracias a la ampliación de los derechos políticos, hizo más complejo controlarlos. Por este temor, inhibió la promoción de la ciudadanía armada, a pesar de las peticiones de los habitantes del arrabal de la ciudad de Panamá de formar compañías de guardias nacionales. Similar situación la expone James Sanders para el Valle del Cauca a mediados del siglo XIX. Aims McGuinness, Path of empire. Panamá and the California gold rush (Ithaca: Cornell University Press, 2008), 115-118 y 143-145; James Sanders, Contentious Republicans. Popular, 58-70.

      43 Margarita Pacheco, La fiesta liberal en Cali…, 79-80; James Sanders, Contentious Republicans. Popular, 82-84. Para Panamá, una facción del liberalismo promovió la movilización popular que, al igual que en Cali, tuvo un fuerte componente racial, combinado con el temor del filibusterismo (por los sucesos acaecidos en Nicaragua con William Walker) y la presencia del ferrocarril manejado por una compañía que cuestionaba la soberanía neogranadina sobre la vía. Aims McGuinness, Path of empire…, 55-151. En Bogotá, se suscitaron varios enfrentamientos entre los guaches y cachacos: Gustavo Arboleda, Historia contemporánea de Colombia, tomo V, 186-188, 194-195; Gustavo Arboleda, Historia contemporánea de Colombia, tomo VI, 187-192, 196-198, 238-239.

      44 Según Arboleda, esta sociedad fue la crisálida del radicalismo liberal; muchos se autoproclamaban socialistas y hablaban con tanto entusiasmo que alarmaban al presidente José Hilario López y a todos los antiguos liberales. Según José María Samper, uno de los promotores de la sociedad, fue debido a él, en un discurso hecho a favor de las ideas socialistas e igualadoras a las del mártir gólgota, que posteriormente esta agrupación vino a ser identificada como los gólgotas o radicales, para distinguirlos de una generación más vieja de liberales: los draconianos, quienes, en su mayoría, eran veteranos de las guerras de Independencia y de las filas del Ejército. Gustavo Arboleda, Historia contemporánea de Colombia, tomo V, 157-158; José María Samper, Historia de un alma…, 267-269.

      45 En las provincias del Cauca varios conflictos evidenciaron ser raciales, como el levantamiento de John Runner (1819), el del coronel venezolano de ascendencia afrodescendiente Francisco Osses en el valle (1831) y en la guerra de los Supremos (1839-1842). En el Caribe neogranadino varios autores han señalado cómo los conflictos se expresaron en términos racializados y, en muchos casos, se usaron los términos de pardo o mulato, de incitar a la guerra de castas o de promover proyectos políticos similares a Haití para deslegitimar a los adversarios. Luis Ervin Prado Arellano, David Fernando Prado Valencia, Laura Helena Ramírez Tobar, Diarios de las guerras…, 20-21; Jorge Conde Calderón, Buscando la nación. Ciudadanía, clase y tensión racial…; Edwin Monsalvo Mendoza y Jorge Conde Calderón, “La conspiración como arma política. El plan sedicioso del 14 de agosto de 1833 en Cartagena”, Revista Complutense de Historia de América, vol. 37 (2011), 73-92; Marixa Lasso, Myths of Harmony: race and republicanism during the age of revolution, Colombia, 1795-1831 (Pittsburgh: University Pittsburgh Press, 2007); Aline Helg, Libertad e igualdad en el Caribe colombiano, 1770-1835 (Bogotá: Banco de la República, Fondo Editorial de la Universidad Eafit, 2011). Ramón Mercado afirmó que los ataques de los flageladores de Cali a mediados de siglo se dieron por resentimientos de las gentes del común contra algunas personalidades notables: Ramón Mercado, Memorias sobre los acontecimientos del sur…, LXVII.

      46 Sobre la lucha de la población “negra”, parda y mulata por liberarse de la esclavitud en el suroccidente colombiano, consultar: María Camila Díaz Casas, Salteadores y cuadrillas de malhechores. Una aproximación a la acción colectiva de la “población negra” en el suroccidente de la Nueva Granada, 1840-1851 (Popayán: Universidad del Cauca, 2014); también es útil: Mateo Mina (seudónimo) Esclavitud y libertad en el valle del río Cauca (Bogotá: Publicaciones La Rosca, 1975), 43-59; para el Caribe se sugiere revisar el trabajo de Aline Helg, Libertad e igualdad en el Caribe…, 287-455. En el suroccidente había una fuerte actividad clandestina plebeya de defraudar los estancos de tabaco y aguardiente, expresada en la proliferación del cultivo ilícito de la hoja, lo mismo que de alambiques para la producción artesanal del licor sin patente de permiso. Al respecto, véase: Ángela Rocío Sevilla Zúñiga, “ ‘Miserables’, ‘infelices’, ‘pobres delincuentes’: una representación jurídica de la mujer contrabandista en las provincias del Cauca, 1830-1850” (Popayán, Tesis de pregrado en Historia, Universidad del Cauca, 2018). Sobre la deferencia social, véase: James Sanders, Contentious Republicans. Popular Politics, 47, 64-65.

      47 Peter Guardino, en su investigación en Oaxaca, demostró cómo el marco hegemónico mutó en las primeras décadas del siglo XIX y adoptó los principios republicanos, y cómo los grupos plebeyos los instrumentalizaron para sus intereses y beneficios. En el caso colombiano, Angie Guerrero Zamora, en su estudio sobre las demandas de pensiones por parte de las viudas de oficiales fallecidos en servicio en la Nueva Granada, muestra cómo, en las primeras décadas de vida republicana dichas demandas estaban modeladas por el marco hegemónico colonial, pues las mujeres, al verse desamparadas, las expresaban como peticiones en un tono de súplicas y gracia. Pero desde los años cincuenta en adelante este discurso cambió por el de los derechos, dado que era un deber del Estado otorgarles pensión a ellas y a sus hijos por los servicios que prestó su marido a la patria. Ambos autores muestran, desde ángulos y problemáticas diferentes, cómo el nuevo marco hegemónico sirvió para interpretar los viejos conflictos o peticiones, para retar al sistema o para reclamar sus derechos. Peter Guardino, The time of liberty. Popular political culture in Oaxaca, 1750-1850 (Durham: Duke University Press, 2005), 275-291; Angie Guerrero Zamora, “Miserables, indigentes y desgraciadas: del luto de la supervivencia en periodos de guerra. República de la Nueva Granada (1820-1860)” (Popayán, tesis de pregrado en Historia, Universidad del Cauca, 2018).

      48 Hasta ahora, el mejor trabajo sobre el tema para el Cauca es el de James Sanders, Contentious Republicans. Popular…, 23. Para México: Peter Guardino, The Time of liberty…, 223-274; en este libro se describe cómo las comunidades rurales resignificaron las elecciones y cuestionaron el sistema de cargos, una estructura de autoridad típica del México colonial que pervivió en el siglo XIX, pero que a la luz de las ideas republicanas fue objeto de disputas. También, véase: Michael T. Ducey, Una nación de pueblos. Revueltas y rebeliones en la Huasteca mexicana, 1750-1850 (Xalapa:

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