Cartas al general Melo: guerra, política y sociedad en la Nueva Granada, 1854. Angie Guerrero Zamora

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Cartas al general Melo: guerra, política y sociedad en la Nueva Granada, 1854 - Angie Guerrero Zamora Ciencias Humanas

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ministro de confianza tomaban en forma sorpresiva o inesperada, sin respetar el derecho común ni la legislación ordinaria, y haciéndose evidente la violación de la moral tradicional cuando consideraba necesarias esas medidas por existir una amenaza a la seguridad del Estado, o por el bien o la utilidad pública que de ellas se derivaría”. En sus inicios la noción no implicaba el reemplazo violento de un gobernante era más bien el instrumento que usaba para deshacerse de enemigos políticos o de cualquier obstáculo en su ejercicio de poder, por medios extralegales. A partir del siglo XX, con la aparición de la obra Técnica del golpe de Estado (1931) de Curzio Malaparte, se reconoció que dicha acción podía ser emprendida por otras personas o grupos no pertenecientes a los salones del poder. El objetivo era una acción audaz y repentina que buscaba reducir al mínimo la acción armada para deponer al gobierno. Este carácter lo diferencia de la guerra civil o las revoluciones: Édgar Velásquez Rivera, Historia comparada de la doctrina de seguridad nacional: Chile-Colombia (Bogotá: Ediciones Ántropos, 2009), 129-130.

      22 Hace ya casi tres décadas la tesis de una dictadura exclusivamente para el golpe de Melo fue cuestionada. Véase: Hans-Joachim König, En el camino hacia la nación…, 493-495. Sobre los actos de gobierno de Melo en: María Teresa Uribe de Hincapié, Liliana María López Lopera, Palabras de la Guerra…, 370-371; Venancio Ortiz, Historia de la Revolución…, 149; Gustavo Arboleda, Historia contemporánea de Colombia…, 67-82; José Manuel Restrepo, Historia de la Nueva Granada…, 323-324.

      23 Sobre esta campaña, véase: Gustavo Arboleda, Historia contemporánea de Colombia, tomo VII…, 146-151, 165-168, 195-199.

      24 Gustavo Arboleda, Historia contemporánea de Colombia, tomo VII..., sobre Barriga: 78, 90-91, 93-94 y de Arboleda, sobre la ocupación de La Mesa: 173, 207-208.

      25 Es necesaria una investigación profunda para explicar por qué fue tan precario el control del occidente de la sabana por parte del melismo. Una explicación inicial y provisional, es que esta región en ese momento se podía considerar una “frontera agraria”, que empezaban a roturar algunos empresarios bogotanos, gracias a la demanda internacional de productos tropicales, que como sabemos empezó a despegar en el país justamente a finales de la década del cuarenta. Era, pues, un territorio de haciendas de frontera, pertenecientes a las principales familias capitalinas, que no solo se negaron a apoyar al general Melo, sino que además le hicieron fuerte oposición. No fue gratuito que uno de sus principales opositores en esta región fuese el hacendado Manuel María Ardila, dueño de la hacienda El Corito en jurisdicción de Facatativá, quien logró constituir una guerrilla que hostilizó en repetidas ocasiones a las guarniciones aledañas a La Mesa. Además, el territorio era cercano al Alto Magdalena. No debemos olvidar que las provincias de Mariquita y Neiva fueron bastiones constitucionales y si hubo melistas, estos tuvieron poca oportunidad de jugar una función hegemónica.

      26 Sobre estos personajes, véase: Luis Ervin Prado Arellano, David Fernando Prado Valencia y Laura Helena Ramírez Tobar, Diarios de las guerras, 40-45.

      27 Gustavo Arboleda, Historia contemporánea de Colombia, tomo VII, 82.

      28 Luis Ervin Prado Arellano, David Fernando Prado Valencia y Laura Helena Ramírez Tobar, Diarios de las guerras…, 83-105; Gustavo Arboleda, Historia contemporánea de Colombia…, 101-106.

      29 Al respecto, consultar un opúsculo de la época: Ramón Mercado, Memorias sobre los acontecimientos del sur de la Nueva Granada durante la administración del 7 de marzo de 1849 (Cali: Centro de Estudios Históricos y Sociales “Santiago de Cali”, Gerencia para el Desarrollo Cultural de la Gobernación del Valle del Cauca, 1996). También a Margarita Pacheco, La fiesta liberal en Cali (Cali: Universidad del Valle, 1992).

      30 Sobre los orígenes de la resistencia constitucional en Caloto y la columna Torres: Mariano Sendoya, Caloto ante la historia, tomo I (Cali: Imprenta Departamental, 1975), 73-77, sobre la acción de San Julián en las páginas 165-166.

      31 Sobre la mediación de Mateus Garay en el paso de Navarro, véase: Mariano Sendoya, Caloto ante la historia, tomo I, 169-170; Gustavo Arboleda, Historia contemporánea de Colombia, tomo VII, 156-159.

      32 Sobre la represión, ver en contemporáneo de los hechos: Manuel Joaquín Bosch, Reseña histórica de los principales acontecimientos políticos de la ciudad de Cali, desde el año de 1848 hasta el de 1855 inclusive. [Imprenta Echevarría & Hermanos, Bogotá, 1856] (Cali: Imprenta Departamental, Centro de Estudios Históricos y Sociales “Santiago de Cali”, 1996), 82-98; Alonso Valencia Llano, Dentro de la ley, fuera de la ley…, 239-245.

      33 Manuel Joaquín Bosch, Reseña Histórica de los principales acontecimientos, 93-104. Un análisis sobre el periodo posterior de 1854 y el intento de restablecer el control social y la movilización plebeya que el liberalismo había promovido especialmente en el valle del Cauca en: James Sanders, Contentious Republicans. Popular politics, race and class in nineteenth century Colombia (Duke University Press, 2004), 109-111.

      34 Los hechos son narrados por Gustavo Arboleda, quien señaló haber seguido la versión más aceptada, la de Venancio Ortiz y de Tomás C. Mosquera. Gustavo Arboleda, Historia contemporánea de Colombia, tomo VII, 138-141; Venancio Ortiz, Historia de la revolución del 17, 152-154.

      35 Gustavo Arboleda, Historia contemporánea de Colombia, tomo VII, 110-114. Compartimos la tesis de Eduardo Lemaitre quien expone que el gobierno constitucional terminó creyendo la versión de Tomás Cipriano de Mosquera a la de Nieto. Sin duda, una revisión de los archivos aclararía mejor los hechos sobre este tema: Eduardo Lemaitre, Historia general de Cartagena, tomo IV (Bogotá: Banco de la República, 1983), 183-189.

      36 Sobre el levantamiento melista en Supía y el trasegar de Federico Urrea, véase: Luis Fernando González Escobar, Ocupación, poblamiento y territorialidades en la Vega de Supía, 1810-1950 (Bogotá, Ministerio de Cultura, 2002), 97; Daniel Zarama, Don Julio Arboleda en el sur de Colombia. Documentos para la historia (Pasto, Imprenta Departamental, 1917), 166; ACC. AM. 1851. Comunicaciones con diferentes autoridades civiles.

      37 Sobre la existencia de un plan previo a nivel nacional, véase: Venancio Ortiz, Historia de la revolución del 17, 152-154 y Gustavo Arboleda, Historia contemporánea de Colombia, tomo VII, 110-114. A consecuencia de la estrepitosa derrota electoral de los liberales para las elecciones de gobernador a finales de 1853, Lorenzo María Lleras y Francisco Antonio Obregón reinstalaron la Sociedad Democrática capitalina para trabajar contra la “reacción ultramontana”. El 8 de enero acordaron constituir una junta directiva con 21 ciudadanos para restablecer la unidad del Partido Liberal y ponerse en comunicación con las demás sociedades democráticas del país para constituir juntas y sociedades donde se creyese conveniente; la idea era formar un bloque de oposición en el todo el territorio contra los “conservadores fanáticos” que ocuparan cargos. Respecto a las reuniones hechas por los militares y el malestar que tenían contra la Constitución de 1853, según Arboleda, entre julio y agosto de 1853 en Bogotá, Popayán y Pasto se hicieron reuniones para discutir un futuro golpe. Por ejemplo, en el acta de Bogotá, de la cual se enviaron copias a Cali, Popayán y Pasto, se instaba a suspender la Constitución y autorizar a Obando a convocar una convención para regenerar el país. Gustavo Arboleda, Historia contemporánea de Colombia, tomo VII, 2, 49-50.

      38 La noción de jefe natural se puede consultar en: Luis Ervin Prado Arellano, “El jefe natural: poder y autoridad en el Valle del Patía, 1810-1850”, Historia y Sociedad, n.° 23 (2012), 243-265.

      39 Luis Ervin Prado Arellano, “El jefe natural: poder y autoridad…”, 243-265. Sobre Santiago Valencia de La Sierra: ACC. AM. 1851. Paquete 50, legajo 50; Representación de los vecinos de la Sierra, enero 28 de 1851: ACC. AM. 1851. Paquete 51, legajo 62. Juan B. Sandoval de la Sierra y La Horqueta: ACC. AM. 1851. Paquete 50, legajo 50; ACC. AM. 1851. Paquete 51, legajo 63; ACC. AM. 1851. Paquete 51, legajo 67.

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