Sujetos y subjetividades. Oriana Bernasconi

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Sujetos y subjetividades - Oriana Bernasconi

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sujeto provoca en lo social. Como hemos puntualizado, las prácticas performativas producen entidades por la recurrencia, reiteración o iterabilidad de ciertos enunciados y/o acciones convencionales que sedimentan e incluso naturalizan determinados modos de ser o aparecer (ciertas relaciones de género, o la idea de la autonomía del mercado, por ejemplo). Como advierte Butler en relación a la heteronormatividad, el éxito del logro performativo radica en parecer “natural”, es decir, en su capacidad de ocluir el esfuerzo empeñado en su figuración a través de la repetición regularizada y obligada de las normas de género. La dimensión ética y política de este enfoque se juega justamente en demostrar cómo clausuras y exclusiones corresponden a convenciones sedimentadas de acuerdo a regímenes de inteligibilidad dominantes que limitan las opciones del sujeto al tiempo que permiten su supervivencia (Bell 2007, 19).

      También puede suceder que un acto performativo no logre producir los efectos esperados, sea porque no concurrieron las circunstancias felices que identificaba Austin o por otras razones. Mackenzie (2004) denomina estas situaciones “contraperformativas” (Mackenzie 2004, 306) y Butler (2010) “performative breakdown” (falla performativa). Según la filósofa, “la falla es constitutiva de la performatividad, puesto que la performatividad nunca logra completamente sus efectos y, en este sentido, “falla” todo el tiempo (Butler 2010, 150). Y es precisamente la amenaza de la falla la que demanda la reiteración. En esta propuesta, “no podemos pensar iterabilidad sin falla” (Butler 2010, 153). De ahí que las fallas deban, en lo posible, incluirse en la indagación de modo de consignar cuándo y por qué se constituyen como tales (Butler 2010, 154).

      Detenido/a desaparecido/a como sujeto liminal

      El caso de estudio que nos ocupa, el de el/la detenido/a desaparecido/a es un ejemplo relevante y significativo de la performación de un sujeto ausente. Como planteamos con Marcela Ruiz (2018), aquí la materialidad –un carné de identidad o una fotografía– no solo “hablan de” sino que “hablan por” el sujeto que la violencia estatal ha desaparecido.

      Al organizar temporalmente el material de archivo que teníamos disponible, producto de una investigación mayor sobre la documentación de las violaciones a los derechos humanos perpetradas por el régimen de Pinochet, constatamos algo que probablemente conocíamos Marcela y yo como niñas testigos de la Dictadura: durante más de cuarenta y cinco años, el/la detenido/a desaparecido/a ha existido en la sociedad chilena dentro de un campo de disputa entre dos regímenes de veridicción que intentan imponer versiones sobre la identidad de las personas sometidas a esta práctica represiva: de una parte, un régimen de negación del crimen, su víctima y su perpetrador y, de otra, un régimen de visibilidad de todas ellas y que reclama verdad, justicia y memoria.

      Esta disputa ha ido performando al detenido desaparecido como sujeto liminal. Llamamos sujetos liminales a quienes se encuentran en posiciones intersticiales o de indeterminación ontológica. Al decir de Greco y Stenner (2017), la noción de liminalidad intenta capturar la idea de “troubled becoming” o existencias problemáticas. Usando el concepto, nosotras buscamos tematizar la idea de sujetos en posiciones ambiguas, suspendidos entre diagnósticos contradictorios o tensionados entre identidades, normas y regulaciones. Sujetos, además, cuyas existencias son objeto de disputa. En el caso que nos ocupa, gran parte de la disputa radica en el estatuto de vivo o muerto de los individuos sometidos a esta práctica represiva, en conocer los hechos que llevaron a estos desenlaces, así como el destino final de los cuerpos. De esta forma, la figura de el/la detenido/a desaparecido/a corresponde a un tipo particular de sujeto liminal. Por el hecho de su desaparecimiento, las personas concretas de las que hablamos no participan directamente en la controversia sobre su condición. El/la detenido/a desaparecido/a como figura de la violencia represiva estatal es sostenido/a en sociedad como efecto de actos contingentes y sucesivos de otros actores y cosas que disputan su identidad. De ahí que para este caso llamemos sostenimiento social al proceso de persistencia de este sujeto, basado en las prácticas intencionales y no intencionales de otros actores y cosas.

      Genealogía de dispositivos y tecnologías políticas

      La noción de genealogía (Nietzsche 1971, Foucault 1977, 1992) nombra los procesos, procedimientos y tecnologías a través de los cuales la verdad y el conocimiento sobre cierto sujeto es producido (Tamboukou 1999, 2). A diferencia de la historiografía tradicional, la genealogía busca descifrar o desmontar la organización y significado del presente, investigando sus condiciones de posibilidad y los regímenes prácticos y discursivos que lo sostienen en el tiempo (Smart 1985, Dreyfus y Rabinow 1982).

      Dispositivo (dispositif), por su parte, refiere a una red heterogénea de elementos entrelazados en relaciones de poder, incluyendo “discursos, instituciones, arreglos arquitectónicos, regulaciones, leyes, medidas administrativas, afirmaciones científicas, proposiciones filosóficas, moralidad, filantropía, etcétera” (Foucault 1994, 229, citado en Agamben 2011). Como he indicado anteriormente (Bernasconi y Ruiz 2018, Bernasconi 2019a), según Foucault, un dispositivo sería un aparato estratégico aunque flexible, formado en respuesta a una coyuntura histórica concreta, orientado a controlar o gobernar los gestos, pensamientos y comportamientos de los individuos, y compuesto por elementos discursivos y no discursivos (Rabinow 2003, 44-56). No se trata de cualquier soporte, sino de vehículos estratégicos inscritos en relaciones de saber y de poder (y, por lo tanto, de subjetivación y sometimiento), cuyo objetivo es enfrentar una urgencia para obtener un efecto más o menos inmediato.

      Por dispositivo entiendo una suerte, diríamos, de formación que, en un momento dado, ha tenido por función mayoritaria responder a una urgencia. De este modo, el dispositivo tiene una función estratégica dominante [...]. Esto supone que allí se efectúa una cierta manipulación de relaciones de fuerza, ya sea para desarrollarlas en tal o cual dirección, ya sea para bloquearlas, o para estabilizarlas, utilizarlas. Así, el dispositivo siempre está inscrito en un juego de poder, pero también ligado a un límite o a los límites del saber, que le dan nacimiento pero, ante todo, lo condicionan. Esto es el dispositivo: estrategias de relaciones de fuerza sosteniendo tipos de saber, y sostenidas por ellos (Foucault 1994, 229, citado en Agamben 2011, 254).

      Asuntos de visibilidad, enunciación, fuerza y subjetividad convergen en un dispositivo (Deleuze 1992)

      El concepto de tecnología, así como lo concibió Foucault, designa a aquellos artefactos que canalizan o conducen operaciones de control social sobre los sujetos de modo de normalizarlos. Estas tecnologías pueden ser usadas por instituciones y autoridades, pero no se reducen a ellas. Las tecnologías disciplinarias y las confesionales y su uso en espacios hospitalarios, presidiarios y educacionales, fueron ampliamente analizadas por el autor. En la conceptualización de Foucault, aparecen también las tecnologías del yo, aquellas que corresponden a arreglos técnicos y materiales de poder y conocimiento que representan una forma de pensar, juzgar y actuar sobre nosotros mismos (Rose 1998, xvi), de modo de alcanzar un cierto ethos (Foucault 1988, 18). Extendiendo estas proposiciones en nuestro estudio, incluimos las tecnologías de resistencia al poder. Ejemplos de estas tecnologías son los propios archivos de los organismos de derechos humanos en su capacidad de inscribir el terrorismo de Estado mientras operaba, y contrarrestar así los afanes de impunidad del régimen represor, acogiendo y resguardando la experiencia de las personas victimadas y actuando en su defensa. También podemos pensar como tecnologías de resistencia todo el repertorio de acciones de denuncia y visibilización pública de este crimen de Estado, desplegado por los familiares de los detenidos desaparecidos y otras personas afectadas: las huelgas de hambre, los sittings en plazas públicas, los encadenamientos en los tribunales de justicia o las funas, por citar algunas.

      En suma, con la noción de tecnología, nos estamos refiriendo a aquellos artefactos sociotécnicos que, articulando relaciones de poder y conocimiento, inscriben al sujeto en ciertos regímenes de intelección y, por lo tanto, bajo particulares redes de normatividad. Como veremos más adelante en este capítulo, ejemplos son las tecnologías comunicacionales como los montajes periodísticos, donde un medio de

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