¿Te acuerdas de la revolución?. Maurizio Lazzarato
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Las clases no existen antes de la guerra de conquista. Son el producto de ella. No hay obreros sin capitalistas, mujeres sin hombres, negros sin blancos. El surgimiento violento de las clases no está enclavado en un pasado concluido. El acto de separar a los que mandan de los que obedecen debe ser reproducido continuamente. La violencia fundadora y la violencia conservadora son contemporáneas.
Tanto las clases dominantes como las clases oprimidas se relacionan entre sí mediante estrategias de dominación o liberación. Es imposible encerrar su acción en un todo, un sistema, una estructura, porque se trata de relaciones de poder contingentes, provisorias, precarias, abiertas a la iniciativa política, a la acción. La estrategia no es un proyecto ni un programa, sino una técnica inmanente a las luchas. La estrategia no la ejerce un sujeto soberano que precedería a su implementación, porque la estrategia es una condición de su aparición.
Los dos ciclos de movilización de 2011 y 2019/20 nos instan a reconectarnos con este conocimiento estratégico. Tan pronto como los oprimidos vuelven a encontrarse con formas de acción colectiva, la revolución, incluso tímidamente, incluso confusamente, vuelve a poblar el horizonte con sus discursos y acciones. La memoria de las luchas y los combates que había sido borrada durante los años de sumisión a la lógica de la gubernamentalidad está resurgiendo a escala global tras el colapso financiero de 2008.
En Chile, las consignas y los eslóganes de la época de Allende, sofocados por los asesinatos en masa, resuenan nuevamente y expresan la necesidad y la voluntad de reactivar la tradición revolucionaria. En otro gran foco de insurrección e insubordinación, África del Norte, los movimientos, mientras critican duramente a los gobiernos instalados después de la liberación, reivindican las revoluciones que los precedieron. El 4 de noviembre de 2019 tuvo lugar una manifestación en Argelia para celebrar el estallido de la insurgencia armada contra el colonialismo francés por parte del Frente de Liberación Nacional setenta años antes. En Irak, en la plaza Tahir, ocupada por los insurgentes, un monumento a la libertad celebra la revolución de 1958 de los “oficiales libres” contra la monarquía. Como dijo un politólogo francés acerca del movimiento de los Chalecos Amarillos: han hecho resurgir en la opinión pública el imaginario de la lucha de clases. Pero sería más justo entonces evocar la realidad de las luchas de clases en plural.
Los dualismos (hombres/mujeres, blancos/racializados, capitalistas/trabajadores) son tanto lo que la máquina capital/Estado debe producir y reproducir como los focos de las luchas por la abolición de las clases. Desde cualquier lado que se aborde la cuestión política, las luchas de clases parecen ser entonces ineludibles.
2 Lucio Castellano, Arrigo Cavallina, Giustino Cortiana, Mario Dalmaviva, Luciano Ferrari Bravo, Chicco Funaro, Toni Negri, Paolo Pozzi, Franco Tommei, Emilio Vesce y Paolo Virno.
3 Hannah Arendt, Sobre la revolución, trad. Pedro Bravo, Madrid, Alianza, 2006.
4 Michel Foucault, “El sujeto y el poder”, Revista Mexicana de Sociología, vol. 50, n. 3, julio-septiembre de 1988, pp. 15-16.
5 Entre los numerosos libros de Samir Amin, podemos citar: La crisis. Salir de la crisis del capitalismo o salir del capitalismo en crisis, trad. Josep Sarret, Barcelona, El Viejo Topo, 2009, y L’Implosion du capitalisme contemporain [La implosión del capitalismo contemporáneo], París, Delga, 2012.
6 Su imbricación con el Estado y la guerra es un proceso irreversible que no ha hecho más que extenderse y profundizarse, especialmente en Estados Unidos, el país del neoliberalismo (ver James O’Connor, La crisis fiscal del Estado, Barcelona, Península, 1994). Nunca volveremos a la “libre competencia”, al “mercado” de la oferta y la demanda, a la “libre iniciativa” del emprendedor schumpeteriano. El único monopolio atacado será el de los sindicatos y los trabajadores organizados.
El “mercado” no debe “equilibrar” nada, sino, por el contrario, crear desequilibrios de todo tipo que, al final, como en la mundialización anterior, solo pueden ser regulados por la guerra y el fascismo. Entonces, ¿cómo ha podido el capitalismo imponer estas verdades “falsas”? Emanuele Severino, comentando la segunda de las Tesis de Marx sobre Feuerbach, explica la naturaleza de la “verdad”: “‘El problema de si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva no es un problema teórico, sino un problema práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poder, lo terrenal de su pensamiento’. Esto significa que la verdad no es otra cosa que el poder de la praxis, la capacidad de prevalecer sobre el adversario. Pero también significa que allí donde el movimiento obrero no tiene la capacidad de imponerse, no hay verdad”. Es lo que nos pasa también a nosotros, y por las mismas razones: la teoría neoliberal (y ordoliberal) es radicalmente “falsa” y, sin embargo, absolutamente verdadera. Ver Emanuele Severino, “La ‘dissonanza’ tipica della nostra civiltà. Ragione e forza contro la violenza” [La “disonancia” típica de nuestra civilización. Razón y fuerza contra la violencia], Corriere della Sera, 28 de noviembre de 1979.
7 Samir Amin, L’implosion du capitalisme contemporain, ob. cit.
8 Frantz Fanon, Los condenados de la tierra, trad. Julieta Campos, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 1983, p. 65.
9 Ver como complemento en el segundo capítulo todo lo relacionado con Rosa Luxemburgo.
10 Según una empresa especializada en “inclusión a través de las finanzas”, en Kenia, entre las millones de personas que recurren al microcrédito, 2,7 millones son declaradas insolventes, de las cuales 400 mil deben devolver menos de 2 dólares (la tasa de interés es usurera: por un préstamo de 30 dólares hay que pagar intereses de 4,5 dólares).
11 Los monopolios y oligopolios están “financiarizados”, lo que no significa que estén constituidos simplemente por empresas financieras, compañías de seguros o fondos de pensiones que operan en los mercados especulativos. Los monopolios y oligopolios son grupos que controlan a la vez las grandes instituciones financieras, los bancos, las compañías de seguros y los fondos de pensiones, tanto como los grandes grupos productivos. Controlan los mercados monetarios y financieros que ocupan una posición dominante respecto del resto de los mercados.
2. EL TRABAJO “GRATUITO” DE LAS MUJERES Y LAS PERSONAS RACIALIZADAS EN LA GLOBALIZACIÓN Y LA REVOLUCIÓN
Al resumir todas las oposiciones sociales en términos de lucha de clases –y de una única y precisa lucha de clases–, Marx y Engels han reducido todos los conflictos a dos términos. Se produce aquí una operación de reducción que ha dejado de lado toda una serie de conflictos que eran calificados como “anacronismos del capital”. El racismo, el antisemitismo y el sexismo quedaron excluidos del campo de la reducción marxista. Y, sin embargo, la teoría del conflicto que han generado estos “anacronismos” podría describirse como un paradigma de opresión transversal a todas las “clases” marxistas.
MONIQUE WITTIG
El capital no solo “gotea, de arriba abajo, sangre e inmundicia por todos los poros”, sino que se impone así, paso a paso, en su marcha a través del mundo.
ROSA LUXEMBURGO
El capital siempre ha explotado y dominado una multiplicidad de clases haciendo malabarismos con diferentes modos de producción y dispositivos de poder heterogéneos.