Tendencias organizacionales y democracia interna en los partidos políticos en México. Alberto Espejel Espinoza
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En el caso de los trabajos que denuncian el peso del carisma en detrimento de la democracia interna, destaca el libro de Sánchez (1999) intitulado La élite en crisis y la denuncia de Castillo (1995) en Del caudillo a las instituciones. Estos trabajos simplemente describen la situación existente al interior de los partidos políticos y se encuentran en los números especiales de la revista Propuesta del Partido Acción Nacional de 1999. Por otro lado, en el ámbito académico, tanto los trabajos de Cárdenas (1999), como los de Espinosa de Parrodi (1999) y el de Nieto (1999) dan cuenta de los métodos de selección de dirigentes y candidatos, así como de las normas estatutarias. Dicho fenómeno de denuncia e interés por el tema no se presentaría en el Revolucionario Institucional, debido a que la presencia del Presidente de México reduciría en exceso las posibilidades de crítica interna, así como el interés por indagar la existencia de democracia interna en dicho partido.
Una honrosa excepción representan los trabajos académicos de Cárdenas (1992, 1996) sobre los partidos políticos y la democracia; el de Garrido (1987, 1990), en torno a la imposible democracia interna en el PRI; así como el de Reveles (1996), sobre la selección de candidatos presidenciales en el PAN.
Como ya se expuso, con la llegada de la alternancia política en México, emergería, junto al sistema de partidos competitivo, el interés desde la academia por indagar la situación al interior de los principales partidos. No es gratuito que el primer evento de proyección nacional en una universidad, donde se planteó tema de la democracia interna, ocurriera en 2002. Se trataría del VII Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional, realizado en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, cuya Mesa 7 versaría sobre Partidos políticos: democracia interna y financiamiento de precampañas. En dicho evento, académicos y políticos se reunirían para hablar de la situación al interior de los partidos políticos en México. En esa mesa destacan el trabajo de Hernández (2002), sobre la democracia interna y los partidos en México, el de Garrido (2002), sobre la reglamentación mínima para asegurar la democracia interna, el de Lara (2002), en torno al PAN y sus procesos internos, así como el de Valdés (2002), que abordó la selección de candidatos en el PRI.
No hace mucho surgieron algunos estudios sobre los tres principales partidos políticos y su democracia interna. En cuanto a los trabajos que abordan a los tres principales partidos se encuentran los de Reveles (2008, 2011), Alarcón (2009) y Prud’homme (2007). Sin embargo, ha existido poco interés en tratar dicho tema en más de un partido político, por lo cual es claro que han proliferado los estudios de caso centrados en un indicador, sea selección de dirigentes nacionales o candidatos presidenciales. Una honrosa excepción es el trabajo colectivo coordinado por Casanova y Corona (2013).
La inestabilidad al interior del PRI, antes y después de la derrota presidencial del año 2000 generó un gran interés académico. Por ello, no es gratuito que sea el partido quien concentra buena parte de las investigaciones enfocadas en aspectos relacionados con su democracia interna. Es el caso de los trabajos de Casillas (2000), Reveles (2000, 2003b, 2003c) y Pacheco (2009), sobre la selección del candidato presidencial, así como el de Corona (2003), que aborda la selección de dirigentes.
El PAN ha sido el segundo partido cuya democracia interna ha captado un gran interés académico. El trabajo de Reveles (2002) da cuenta de los métodos utilizados para seleccionar candidatos y dirigentes, hasta antes de que el PAN asumiera la Presidencia de México. Por su parte, las investigaciones de Alarcón y Freidenberg (2007) y Reveles (2005) se encargaron de analizar la selección de candidato presidencial cuando el PAN logró hacerse del Poder Ejecutivo.
El PRD es el partido que menor interés ha generado. No obstante, de los temas más estudiados en este partido son el carisma y los grupos internos, pero no siempre ligados a la democracia interna. Así, el trabajo de Calleja (2000) pone interés en observar la democracia interna del también llamado Sol Azteca; mientras que Corona (2003) se adentra en la selección de dirigentes nacionales acontecidas hasta 2002.
A continuación, se observará el estado de la cuestión de la democracia interna en México y otras latitudes, dando cuenta de los tipos de trabajos que se han presentado, así como sus ventajas y/o limitaciones, las cuales permiten justificar la pertinencia del presente trabajo.
1.1.2 Estado de la cuestión
El objetivo de esta sección es responder a la pregunta ¿qué conocemos sobre la democracia interna en los partidos políticos? Al respecto, haciendo un ejercicio de sistematización de la literatura relativa a la democracia interna surgida a partir del siglo XXI, ésta puede agruparse bajo dos directrices que enfatizan la democracia interna: 1) a nivel estatutario o 2) en el plano de los procesos internos.
Como se ha apuntado en otros espacios (Espejel, 2013 y 2018), los estudios existentes pueden ser agrupados en tres grandes tipos de investigaciones enmarcadas en dos bloques. En el primer caso se encuentran los trabajos que intentan dilucidar la democracia interna a través del ámbito estatutario (estudios sobre lo que debe y puede), mientras que, en segunda instancia, destacan las investigaciones que se centran en la realidad partidaria (estudios sobre lo que es la democracia interna). Así, el primer bloque se ha denominado estudios jurídicos, pues se centran solo en la normatividad apelando por su reforma en el caso de partidos que no legislen sobre la democracia interna. Por otro lado, el segundo bloque de trabajos denominado estudios politológicos se integra por estudios que retoman cautelosamente el aspecto de las reglas, dirigiendo su mirada a lo que sucede en los procesos de selección de candidatos y/o dirigentes.
Respecto a los estudios jurídicos, existen dos tipos de trabajos, los cuales se concentran en el análisis de los estatutos. Sin embargo, los estudios sobre lo que debe ser apelan a su reforma, mientras los trabajos sobre lo que puede ser la democracia interna tienden a evaluar las reglas del juego.
Así, los trabajos sobre el deber ser enfocan su atención en la protección de derechos fundamentales, similares a los que goza cualquier ciudadano vía la Constitución (libertad de expresión, asociación, derecho a la información, entre otros), la posibilidad de participar en la toma de decisiones (a través del voto), así como mecanismos de control político del militante al dirigente, los cuales deben encontrarse reglamentados en los estatutos del partido (Navarro, 1999; Cárdenas, 1996). Por ende, este tipo de abordaje es meticuloso al solicitar un catálogo de derechos y libertades que debe poseer la militancia al interior de los partidos. Por ejemplo, Cárdenas plantea que los derechos que deben reconocer y protegerse al militante, al interior de un partido, son:
La participación directa o mediante representantes en las asambleas generales; la calidad del electorado, tanto activo como pasivo, para todos los cargos del partido; la periodicidad en los cargos y en los órganos directivos; la responsabilidad en los mismos; la revocabilidad de los cargos; el carácter colegiado de los órganos de decisión; la vigencia del principio mayoritario en los órganos del partido; la libertad de expresión en el seno interno; la posibilidad de abandonar el partido en cualquier momento; el acceso a la afiliación; al ser escuchado por los órganos arbitrales internos, antes de la imposición de cualquier sanción; al acceso a la información sobre cualquier asunto; al libre debate de las ideas y decisiones principales; a la seguridad jurídica; a la formación de corrientes de opinión y, en algunos casos, a la existencia de mecanismos de democracia directa en el interior del partido, tales como el referéndum o el derecho de iniciativa para reformar normas (Cárdenas, 1996: 21).
Ahora bien, sin lugar a dudas, este tipo de abordaje posee mucho valor, debido a que su mirada prescriptiva proporciona una excelente guía sobre cómo deberían acontecer los procesos de toma de decisiones al interior de la organización, qué derechos deberían poseer los militantes, y con qué instrumentos