Tendencias organizacionales y democracia interna en los partidos políticos en México. Alberto Espejel Espinoza
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La presente investigación optará por una definición de corte procesal, pues esto permitirá describir cómo opera el partido en torno al poder intrapartidario, y no solamente qué técnicas adopta para realizar sus metas. Como resaltan Stammer (1989), Navarro (1999) y Reveles (2008) la democracia interna es una forma de organización diferente de otras por la distribución del poder, es decir, por la capacidad de que la mayoría tome decisiones y controle a sus dirigentes, entre otras cosas. Esa capacidad alude a la distribución de poder intrapartidario. Este mismo razonamiento subyace en Scarrow (2005), así como Chambers y Croissant (2008).
Por consiguiente, al igual que Scarrow (2005), se afirma que la democracia interna es la distribución de poder intrapartidario, la cual se expresa en la presencia de los criterios de participación, competencia y control político. No obstante, habrá diversos grados de democracia interna; esto es, partidos más democráticos que otros, en virtud de la presencia o ausencia de los criterios mencionados. La democracia interna, para Scarrow, denota un rango de posibilidades según los cuales el poder estará más o menos distribuido.
Por lo cual una primera aproximación a la definición de democracia interna es la siguiente: habrá democracia interna cuando el partido adopte los criterios de participación, competencia y control político. Por tanto, la democracia interna indica que las relaciones entre dirigentes y dirigidos se materializarán en la toma de decisiones inclusivas y competitivas, en la existencia de control político del militante hacia el dirigente. Todo lo anterior contribuye a observar la distribución del poder intrapartidario.
1.2.2.3 Dimensiones e indicadores relevantes
Como se expresó previamente, habrá partidos más democráticos que otros en función de la presencia o ausencia de las dimensiones de participación, competencia y control político. La participación, la competitividad y el control político son dimensiones incluidas en las definiciones discutidas anteriormente, en otras palabras, son los criterios fundamentales de la democracia interna. Por ello, a continuación, se explica cada una de ellas, así como los indicadores que permiten identificar su presencia o ausencia.
1. Participación: alude a la inclusión de la base en las principales decisiones del partido. Por tanto, en un continuo, puede ir desde un individuo que toma las principales decisiones, hasta un extremo donde la militancia, en su conjunto, decide. Bajo esta dimensión, un partido será más democrático en la medida en que en sus decisiones participe un mayor número de militantes. La pregunta que encierra esta dimensión es: ¿quién o quiénes deciden? Indicador: al menos existen dos indicadores pertinentes: la selección de dirigentes nacionales8 y candidatos presidenciales.9 Se trata de los procesos más importantes dentro de los partidos políticos y, generalmente, también son los más abordados en el tema de la democracia interna.
2. Competitividad: se relaciona con la existencia o no de varios contendientes, y con la incertidumbre al tomar una decisión. Por ende, al igual que en la dimensión anterior, puede ir, en un continuo, desde la presencia de un solo contendiente, hasta el caso extremo donde existe un alto grado de incertidumbre, dada la posibilidad de que dos o más contendientes triunfen. Así, un partido será más democrático en la medida que sus procesos electorales cuenten con cierto grado de competitividad. La pregunta que encierra esta dimensión es: ¿todos los contendientes poseen opciones reales de triunfo? Indicador: la selección de candidato presidencial y dirigente nacional son momentos donde podemos observar la competitividad. Aquí cabe decir que las elecciones con participación, pero sin competencia, pueden ser más bien aclamaciones o aprobaciones de designación previa, por lo cual es importante la competitividad.10
3. Control político: se relaciona con la rendición de cuentas de los dirigentes hacia la militancia. En un continuo, puede ir desde una nula rendición de cuentas a la militancia por parte de algún líder u órgano interno, hasta una situación donde exista control político de la militancia, expresado en mecanismos de control político; por lo cual, un partido será democrático cuando sus dirigentes tengan: periodos de mandato fijos; no puedan reelegirse y no ocupen varios cargos al mismo tiempo; asimismo, cuando, de ser necesario, puedan ser removidos. La pregunta que encierra esta dimensión es: ¿quién o quiénes poseen el control político interno?11 Indicador: los mecanismos de control que se reflejan en los estatutos. Estos son: la revocación de mandato, el mandato fijo, la no reelección e incompatibilidad de cargos.
Por lo anterior, un partido será más democrático cuando sus dirigentes nacionales y candidatos presidenciales sean electos por los miembros, a través de elecciones competitivas, y cuando los dirigentes rindan cuentas a la militancia sobre sus actos. Finalmente, siguiendo a Tilly (2010), el movimiento neto del partido hacia los extremos más altos de las cuatro dimensiones podrá entenderse como democratización; mientras que el movimiento hacia los extremos bajos se considera des-democratización.
La operacionalización anterior presenta dos ventajas: primero, pese a que existen más dimensiones, las elegidas son las más destacadas por quienes abordan el tema de la democracia interna.12 Segundo, para cada dimensión existen otros indicadores posibles; sin embargo, por razones de escasez de recursos, se prefirió adoptar aquellos que permitirán tener disponibilidad, en tiempo y forma, de los datos para tener un buen reflejo de la democracia interna.
Así pues, recapitulando, se optó por tomar en consideración el supuesto sobre que la democracia interna alude a una real distribución de poder materializada en: 1) la participación de la militancia en procesos competitivos, y 2) el control de los dirigentes por parte de la militancia. Ahora, es necesario mostrar qué podría ayudarnos a comprender el motivo de un partido para tener determinada distribución de poder (y con ello una democracia interna o no) y no otra. Dicho de otra forma, qué cuestiones conducen a dicha distribución y su variación en el tiempo”.
1.3 Origen, estabilidad y tendencia organizacional
Como ya se dijo previamente en las explicaciones para hablar de la presencia o ausencia de democracia interna, la eficiencia, en términos electorales, es fundamental, pues puede contribuir positivamente a la cohesión y disciplina al interior del partido.
La presente investigación no pretende negar que, en diversos momentos, a los partidos pueda presentárseles ese dilema. No obstante, dicha explicación parece considerar a los partidos como objetos estables en el tiempo; es decir, nacen, crecen y mueren buscando ser eficientes y, por ende, antidemocráticos. Si esto fuera cierto, lo que debería observarse en la realidad es que todos y cada uno de los partidos tienen el mismo carácter oligárquico sin diferencias entre cada organización. No obstante, la evidencia proporcionada por los diversos estudios revisados muestra la posibilidad de identificar una variedad de dinámicas internas, ya que existen partidos en los cuales quien decide puede ser el dirigente, un grupo pequeño o, incluso, la militancia. En adición, esto ha variado en el tiempo, ya que algunos partidos adoptan formas de decisión más inclusivas que las anteriores o, por el contrario, pueden tender hacia una mayor concentración de poder y decisión.