Tendencias organizacionales y democracia interna en los partidos políticos en México. Alberto Espejel Espinoza
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A lado de este tipo de análisis se encuentran quienes, en lugar de centrarse en la elaboración de una crítica prescriptiva, están interesados en evaluar el ámbito estatutario de las organizaciones partidistas. Este grupo de trabajos parte de la importancia del estatuto, ya que cumple funciones vitales para las organizaciones, tales como: 1) definir la ideología, principios y objetivos de la organización; 2) aclarar los canales de afiliación; 3) mostrar la jerarquización del partido y los métodos de selección; 4) describir el rol, así como la relación entre las diferentes unidades administrativas; y 5) establecer las secretarías de los comités ejecutivos y sus funciones, en áreas trascendentales como el desarrollo de políticas, finanzas, capacitación, comunicación y relaciones con la sociedad civil (Breth y Quibell, 2003: 9).
Este tipo de trabajos opta por dos caminos metodológicos distintos al elegir la unidad de análisis. En primera instancia, algunos incrementan el número de observaciones para comparar, aunque reduciendo el número de variables relativas a la democracia interna.
Es el caso del trabajo de Scarrow, Webb y Farrell (2004), quienes analizan los estatutos de dieciocho democracias europeas respecto a la selección de candidatos, dirigentes y formulación de plataformas, afirman que estos procesos cada vez son más inclusivos, pero sin restringir a los líderes de una vez y para siempre. Otro ejemplo es el trabajo de Freidenberg (2006) en el cual se muestra que, a pesar de la tendencia a la mayor participación de los militantes en la selección de dirigentes y candidatos, vía los estatutos, aún persiste el peso de los órganos ejecutivos colegiados en América Latina. Además, en el mismo contexto, Gallo (2005) analiza las elecciones abiertas para seleccionar candidatos presidenciales, encontrando en los estatutos cierta tendencia a la democratización.
En segunda instancia, otros trabajos prefieren reducir el número de observaciones, con el objetivo de lograr mayor profundidad, ya sea centrándose en un sistema político o en un partido, con el propósito de identificar un mayor número de variables relativas a la democracia interna. El trabajo de López (2008) aborda los, hasta entonces, principales partidos en España: el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español. El autor resalta los derechos fundamentales que resguardan los estatutos, mismos que deben ser evaluados “en el plano del funcionamiento de la vida interna” (López, 2008: 68).
En el caso mexicano, los trabajos de Rodríguez y Mendivil (2017) y de Vaquera (2017) se enfocan en el análisis de la normatividad de los partidos después de la reforma electoral de 2014. A partir de ello, Rodríguez y Mendivil clarifican la necesidad de una “nueva regulación explícita y exhaustiva de la democracia interna de los partidos políticos” (2017: 22), en virtud de los déficits encontrados en materia de revocabilidad de los cargos directivos, de la rigidez de los requisitos para ocupar cargos directivos, de la libertad de expresión, de la igualdad de derechos, del acceso a la información, de la tipificación de causas de expulsión, del establecimiento de procedimientos de defensa del militante, respeto a las fracciones, entre otros. Por su parte, Vaquera plantea que, derivado del análisis estatutario, “México enfrenta un déficit en el funcionamiento de sus propias organizaciones (ya que) en muchas ocasiones cancelan la posibilidad de que militantes de la base pueden tener un real acceso a alguna candidatura” (2017: 21).
Ejemplos de los estudios de caso en México son los trabajos de Calleja (2000) y Lara (2002). Calleja se centra en el análisis estatutario del PRD, analizando veinticinco variables en el plano estatutario para determinar que el partido tiene “una tendencia casi nula a la oligarquía” (2000: 93). Lara, por su parte, resalta la estabilidad estatutaria de Acción Nacional, ya que en 60 años de vida solo había experimentado once reformas.
Vale la pena concluir el apartado de los estudios jurídicos haciendo hincapié en la necesidad de ampliar el catálogo de derechos de la militancia, como sucede con los estudios sobre el deber ser. No obstante, es evidente que confrontar un catálogo amplio de derechos en la realidad se torna una tarea titánica condenada a abordar únicamente al plano estatutario. Ahora bien, el análisis de los estatutos constituye un primer nivel de interés, aunque insuficiente, ya que en contextos como el latinoamericano, los estatutos suelen ser una evidencia débil para aportar información sobre lo que sucede en la organización. De ahí que sea necesario trascender al análisis sobre lo que es la democracia interna.
En ese sentido, el segundo bloque de trabajos, los estudios politológicos, parte de la idea que el ámbito estatutario puede ser una débil huella de lo que sucede en la realidad organizativa, centrándose, por tanto, en el análisis de los procesos de toma de decisiones, por ejemplo, la selección de dirigentes y/o candidatos.
De igual forma, existen dos conjuntos de trabajos. Primero, aquellos que optan por aumentar las observaciones, reduciendo el número de indicadores; normalmente estos trabajos abordan solo selección de candidatos. A nivel internacional, resaltan los trabajos centrados en el caso asiático de Chambers y Croissant (2008) y de Linz (2004). En el primero, los autores concluyen que en pleno siglo XXI, en los tres principales partidos de Tailandia, las decisiones son tomadas por el líder del partido y/o un grupo cerrado. En el segundo trabajo se da evidencia sobre la variación a lo largo del tiempo, pues los partidos se hacen más inclusivos en la medida en que permiten celebrar elecciones internas. Esto ha dado origen a un conflicto entre dos visiones organizativas: por un lado, el ala revolucionaria cuyo modelo de partido es elitista-centralista y, por el otro, la democrática con un modelo que apela a compartir el poder con la militancia.
En América Latina, resaltan los trabajos de Aquino (2004), Duque (2009) y Picado (2009), que dan cuenta, respectivamente, de los casos de República Dominicana, Colombia y Costa Rica. Aquino da evidencia respecto al mayor éxito de los partidos centralizados (Partido de la Liberación Dominicana) sobre los descentralizados (Partido Reformista Social Cristiano y Partido Revolucionario Dominicano) en la implementación de elecciones internas de candidato presidencial. Duque, por su parte, proporciona evidencia sobre la incongruencia del Partido Liberal y el Conservador, en términos de la correspondencia de las reglas escritas con las prácticas reales para seleccionar candidato presidencial, de 1974 a 2006. Finalmente, Picado analiza los procesos de selección del candidato presidencial y diputados en Costa Rica, gracias a lo cual resalta los factores que influyeron en adoptar mecanismos inclusivos: reformas electorales, efecto de imitación y presión de organismos internacionales. En este trabajo se destacan las variables exógenas que pueden incidir en la profundización de la democracia interna.
En el caso mexicano, se encuentran los trabajos que estudian diversos partidos. Destacan los aportes de Reveles (2011 y 2008), quien, en el primer trabajo, da evidencia sobre la inexistencia de apertura a la militancia en la elaboración de las plataformas políticas en el PRD y el PAN, y la reforma estatutaria en el PRI, en la antesala de la elección presidencial de 2006. En el segundo, el autor relaciona los valores ideológicos y la democracia interna, gracias a lo cual muestra que el pensamiento neoconservador de Acción Nacional fomenta las dirigencias jerárquicas y verticales; mientras que el pensamiento nacionalista-revolucionario y su fusión con la izquierda social, del PRD, derivan en menor respeto por la autoridad, así como en un mayor conflicto y debate internos. Prud’homme (2007), por otro lado, muestra que el origen partidario es importante para comprender el consecuente modelo de partido y su (presencia/ausencia de) democracia interna. El trabajo de Sarabia (2011) brinda evidencia sobre los procesos de selección de candidatos a presidencias municipales en los principales partidos en Ciudad Juárez, concluyendo que las fuerzas partidistas a nivel local son organizaciones pragmáticas en busca del voto, más que en la representación de intereses sociales. Por su parte, Corona (2013) se enfoca en el estudio de las tendencias oligárquicas del PRI, el PAN y el PRD en los procesos de selección de dirigencia nacional de 1988 a 2012. Entre sus hallazgos muestra que la oligarquización de los partidos es causa de “la apropiación de los puestos de dirección y candidaturas opuestos de elección, por parte de grupos de interés, familiares y amigos que se rotan el poder” (Corona, 2013: 429). Por otro lado, Manteca (2018) revisa los métodos de selección de