Conversaciones con la naturaleza. Ensayos Cognitivos desde los Andes. Alejandra Delgado
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a) Aceleración cualitativa del incremento de la composición orgánica de capital, esto es el desplazamiento del trabajo vivo por el muerto. En las empresas totalmente automatizadas el desplazamiento es virtualmente total. b) Transferencia de la fuerza de trabajo viva todavía involucrada en el proceso productivo, del tratamiento directo de las materias primas a funciones de preparación o supervisión. c) Un cambio radical en la proporción entre las dos funciones de la mercancía fuerza de trabajo (creación y preservación de valor) en las empresas automatizadas, es decir la preservación de valor adquiere importancia fundamental. d) Un cambio radical en la proporción entre la creación de plusvalía dentro de la misma empresa, y la apropiación de plusvalía producidas en otras empresas o ramas totalmente automatizadas. e) Un cambio en la proporción entre los costos de construcción, y los gastos y desembolsos de capital en la compra de nuevas máquinas en la estructura del capital fijo y por tanto en las inversiones industriales. f) Un acortamiento del período de producción. g) Una compulsión para acelerar la innovación tecnológica, y un brusco aumento en los costos de la investigación y el desarrollo. h) Un período de vida más corto del capital fijo, en especial de las máquinas. i) Una alta composición orgánica del capital conduce a un aumento en la parte del capital constante en el valor medio de las mercancías. (Sierra, 2008, p.33)
El resultado combinado de estas transformaciones, según Ernest Mandel (1979), intensifica las contradicciones del modelo capitalista de producción:
… la contradicción entre la creciente socialización del trabajo y la apropiación privada; la contradicción entre la producción de valores de uso (que aumenta hasta lo inconmensurable) y la realización de valores de cambio (que sigue atada al poder de compra de la población); la contradicción entre el proceso de trabajo y el proceso de valorización; la contradicción entre la acumulación de capital y su valorización, etcétera. (p.194)
La incorporación de la tecnología de la información (software) al proceso productivo supone: “…a) la transferencia de piezas entre procesos productivos sucesivos, basados en aparatos automáticos, b) el control automático de los flujos productivos y de la calidad, c) la computarización de los procesos productivos y d) la combinación de los sistemas anteriores” (Sierra, 2008, p.32). En definitiva, por efecto de la automatización de las tareas, la experimentación de los usos y la reconfiguración de las aplicaciones se provocan una fuerte mutación en la relación trabajo-capital y en la cadena de valorización. Estas modificaciones aumentan la productividad y en consecuencia elevan la tasa de ganancia, es decir aceleran la reproducción y acumulación del capital.
Es importante aclarar que la nueva tecnología que rompe con la lógica fordista /taylorista de trabajo y da paso a la internacionalización del proceso productivo que, acompañado y promovido por la financiarización de la economía, otorga flexibilidad para que el capital se reproduzca con diferentes modelos productivos, incluidos los aparentemente superados como la esclavitud. La ampliación de las formas de extracción de plus valor repartidas por el planeta maximiza la acumulación de capital, tras la ruptura de los acuerdos keynesianos con el trabajo.
Así, la reorganización de la economía mundial, que por efecto de la revolución cibernética permite la utilización de cualquier modelo productivo, supone lo que Harvey denomina la acumulación flexible que genera el aparecimiento de una nueva forma de trabajo que: “…se estructura sobre una mínima base de trabajadores calificados y con óptimas condiciones de contratación y una masa de trabajadores tercerizados y precarizados sin ningún tipo de seguridad laboral: subcontratados, temporarios, etc” (Wydler, 2005, p.2). Este tipo de trabajo, que tramita y administra la política económica neoliberal, profundiza la crisis de la clase trabajadora a nivel mundial, condenándola a la inestabilidad, disgregación, tercerización, atomización y precarización laboral, o peor aún al desempleo que ya tienen carácter estructural.
La flexibilización laboral para que el capitalista pueda comprar y usar la mercancía fuerza de trabajo, así como para que ésta pueda trasladarse a cualquier parte del planeta donde hay demanda, induce la ruptura de los lazos sociales culturales, territoriales y organizativos. En otras palabras, esta nueva relación capital-trabajo provoca una tendencia decreciente de la integración social en el ámbito de la producción. La libertad mercantil ampliada que requiere la flexibilidad laboral, de esta nueva forma de trabajo, exige del trabajador su individualización/atomización absoluta. Tiene así que romper todo tipo de vínculo social: afectivo, territorial, cultural, nacional, identitario, etc., ser absolutamente libre para movilizarse y venderse donde el capitalismo globalizado lo requiera. Marx ya planteó esto cuando dijo que el proletariado era el sujeto revolucionario, porque nada tiene que perder, porque ha sido despojado de todo, es absoluta negatividad.
De la misma manera que la revolución industrial supuso una destrucción violenta de la economía campesina, la revolución de la cibernética supone la destrucción de las economías locales y nacionales, pues estas se fragmentan para incorporarse de manera despedazada al nuevo orden económico mundial y otras quedan simplemente fuera de la globalización, como muchas naciones en el África. La creación de industrias automatizadas degrada la industria manufacturera hasta sacarla del mercado.
La destrucción de las economías locales y nacionales y de ciertas manufacturas causa mayor desempleo y, en esa medida, las masivas migraciones de parados a los centros económicos en busca de trabajo. Los procesos migratorios ampliados y violentos, por su parte, expresan y generan una profunda crisis social y humana que conlleva violencia, criminalidad, trata de personas, etc. Al final, la población migrante que en su mayoría aparece como población de refugio termina por ser el homo sacer del que habla Agamben (1998).
Un gran número de trabajadores en todo el globo, capacitados para la producción industrial, no logran incorporarse de forma activa al nuevo proceso productivo digitalizado por falta de conocimiento informacional, quedan de esta forma fuera del mismo, no en calidad de ejército industrial de reserva, sino de desecho laboral e incluso de desecho biológico. Esto explica el crecimiento multiplicado de la población marginal disgregada por todo el planeta.
Así también, la globalización económica posible por la nueva tecnología productiva se caracteriza por la radicalización de la centralización internacional de capital, no en los Estado nacionales, sino en las Corporaciones. “La centralización implica poder de dirección central o centralización sobre el control de los medios de producción; en otras palabras, la propiedad privada centralizada” (Mandel, 1979, p.316). De lo que se desprende que la dirección central sobre el control de los medios de producción no es de carácter nacional sino corporativo, es decir de las corporaciones multinacionales, sobre todo de las financieras que son las que valorizan el conocimiento. Este poder económico global tiene el control monopólico de la tecnología, los mercados financieros, los recursos naturales, los medios de comunicación y las armas de destrucción masiva. Es dentro de esta nueva estructura económica que el capital se valoriza, acumula, concentra y centraliza aún más.
El reordenamiento económico global comporta una nueva división internacional del trabajo que tiende a liquidar la industria y el mercado nacional, sobre todo de los países de la periferia. Este proceso provoca una nueva y más intensiva transferencia de riqueza, organizada en la interdependencia global, que pone en ejecución un sistema de expropiación a partir de la intensificación del intercambio desigual, basado en la inmensa brecha tecnológica.
Es necesario recalcar que la brecha tecnológica muestra una de las formas de exclusión básica en la época actual, pues el desigual acceso al uso de los nuevos modelos de producción se debe a que éstos permanecen encerrados en su reducido marco privado, lo que impide que las innovaciones tecnológicas lleguen a constituirse en una potencia productiva que satisfagan las exigencias de la sociedad en su conjunto. (Sierra, 2008, p.36)
La nueva división mundial del trabajo crea problemas como desempleo estructural, fuga de capitales, agudización de la