Los dioses de cada hombre. Jean Shinoda Bolen
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El conocimiento sobre los dioses puede aumentar el conocimiento y la aceptación de sí mismo, abrir el camino para que los hombres se comuniquen entre sí y dar poder a los hombres y a muchas mujeres para tomar decisiones que puedan conducir a la autorrealización y la dicha. En Courage to Create, el psicólogo Rollo May definió la dicha como «la emoción que acompaña a la conciencia exaltada, el estado de ánimo que va a la par con la experiencia de realizar los propios potenciales».2 Los arquetipos son potenciales. Dentro de nosotros –y dentro de nuestra cultura patriarcal– hay dioses que hemos de liberar y otros que se han de reprimir.
La nueva teoría y perspectiva psicológica
Este libro presenta a los hombres y a la psicología masculina bajo una visión diferente. Al beber de las fuentes de la mitología y de la teología he descubierto que la actitud patriarcal de hostilidad hacia los hijos es muy evidente. Esta misma actitud está también presente en la teoría psicoanalítica.
Describo el efecto del antagonismo y rechazo paternal de la psicología masculina en el capítulo dos. “Padres e hijos: los mitos nos hablan del patriarcado”. Este capítulo incorpora las visiones de la psicoanalista Alice Miller, que señala que el mito de Edipo comienza con el intento del padre de asesinar a su hijo. En cualquier familia o cultura en la que los hijos sean vistos como amenazas para el padre y sean tratados como tales, la psique de un hijo y el clima cultural se verán negativamente afectados. Estoy presentando una nueva perspectiva psicológica.
Además, Los dioses de cada hombre es una psicología de los hombres que considera importante el impacto de la cultura en el desarrollo de los arquetipos. Éste es un nuevo énfasis en la psicología junguiana.
En el capítulo doce, “El dios ausente”, especulo sobre la aparición de un nuevo arquetipo masculino, una posibilidad explicada por la teoría de los campos morfogenéticos de Rupert Sheldrake.
Al final este libro proporciona una forma sistemática y coherente de comprender la psicología de los hombres a través de los arquetipos masculinos personificados en los dioses griegos (que también están presentes en las mujeres). Mi anterior libro, Las diosas de cada mujer, describía las diosas griegas y los arquetipos femeninos (que también están presentes en los hombres) como base de una psicología arquetípica femenina. En conjunto, los dos libros presentan una nueva psicología sistemática para hombres y mujeres que explica la diversidad que hay entre nosotros y nuestra complejidad interior. Esta psicología basada en el panteón de las deidades griegas refleja la riqueza de nuestra naturaleza humana y nos indica la divinidad que experimentamos cuando lo que hacemos surge de lo más profundo que hay en nosotros y sentimos la dimensión sagrada en nuestras vidas.
* El concepto psicológico de extraversión (extra en latín significa “fuera”) e introversión, y las palabras extravertido u introvertido fueron introducidas por C. J. Jung. Tanto la transcripción como el significado han sido ligeramente modificados por su uso generalizado. “Extrovertido” es la forma más habitual, aunque errónea, de escribir esta palabra, que se emplea para describir a un individuo con una personalidad agradable y sociable. Jung utilizó “extravertido” para describir una actitud que se caracterizaba por un flujo de energía psíquica hacia el mundo exterior o hacia un objeto, que conduce a un interés por los hechos, las personas y las cosas, así como a una dependencia en las mismas. Para el introvertido, el flujo de energía psíquica es hacia dentro, y la concentración se dirige a factores subjetivos y a respuestas internas.
2. PADRES E HIJOS: LOS MITOS
NOS HABLAN DEL PATRIARCADO
En el plano más privado y personal, el patriarcado da forma a la relación entre padre e hijo; en el plano más superficial de las costumbres, los valores patriarcales determinan qué rasgos y valores se han de fomentar y recompensar, y, por consiguiente, qué arquetipos colocarán a un hombre en una situación de ventaja respecto a los demás, tanto internamente como entre los otros hombres. Para conseguir conocerse a sí mismo, lo cual confiere poder, un hombre ha de ser consciente de las influencias sobre sus actitudes y conductas: ha de comprender qué es el patriarcado y de qué forma influye en sus hijos.
Los mitos de una cultura revelan sus valores y patrones de relación. Un buen lugar por donde empezar la exploración de nuestros propios mitos es Luke Skywalker y su padre, Darth Vader, de la trilogía La guerra de las galaxias. Las historias y los personajes arquetípicos –ya sean de películas contemporáneas o de los antiguos mitos griegos– nos hablan de verdades sobre la historia de nuestra familia humana y de los papeles que muchos de nosotros desempeñamos en ella. Darth Vader, un poderoso padre que intenta destruir a su hijo, es un tema familiar que se repite desde los tiempos griegos hasta el presente.
Luke Skywalker, sin embargo, representa el héroe de todo hombre en este momento de la historia. Para ser un Luke Skywalker, un hombre contemporáneo ha de descubrir lo que a él le sucedió en el pasado y también a la humanidad. Ha de descubrir su verdadera identidad en un sentido psicológico y espiritual, aliarse con su hermana (como una feminidad poderosa, una posibilidad interna y externa) y unirse a hombres y otras criaturas afines a él en su lucha contra el poder destructor. Sólo el hijo (al no volverse como su padre y sucumbir al miedo y al poder) puede liberar al padre amoroso que durante tanto tiempo estuvo encerrado dentro de Darth Vader, símbolo de lo que puede suceder en un hombre dentro de un patriarcado.
La enorme y amenazadora figura de Darth Vader con su máscara de metal negra es una imagen del hombre cuya búsqueda para conseguir y ostentar poder y prestigio se ha convertido en su misma vida y le ha costado sus características humanas. El poder negro emana de él. Parece una máquina eficaz y despiadada, que lleva a cabo las órdenes de su superior y da órdenes que espera que se lleven a cabo con la misma obediencia incuestionable. Así es como Luke ve a su hostil y destructor padre. Darth Vader es una imagen del lado oscuro del patriarcado.
El rostro original de Darth Vader se oculta bajo una máscara de metal que le sirve de identidad, armadura y defensa de su vida. No se la puede sacar, porque está tan deteriorado que sin ella moriría –una buena metáfora para los hombres que se identifican con sus personas, las máscaras o rostros que llevan en el mundo. A falta de una vida personal que les llene, son mantenidos por sus personas y posiciones. Puesto que carecen de vínculos emocionales y están sentimentalmente vacíos, puede que no sobrevivan a una pérdida de poder y de posición importante.
Darth Vader es una figura paterna arquetípica de la misma tradición que los dioses griegos padres celestiales. Urano, Cronos y en un menor grado Zeus fueron hostiles con sus hijos, especialmente contra los varones, que temían que pudieran arrebatarles su autoridad. Luke Skywalker, el hijo, es el protagonista en el viaje de un héroe, otro arquetipo.
Me sorprendió, por tanto, aunque no del todo, descubrir que Joseph Campbell, el eminente mitólogo y autor de The Hero With a Thousand Faces tuvo una gran influencia en George Lucas, que llevó La guerra de las galaxias a la pantalla.*
Las conexiones entre el mitólogo Campbell, el creador de mitos Lucas y la psicología junguiana no son sorprendentes. La teoría psicológica de Jung ofrece la clave para comprender la razón por la que los mitos tienen tanto poder para habitar en nuestra imaginación: tanto si somos conscientes de ellos como si no, los mitos viven en y por nosotros. En el mundo occidental los