Aproximaciones de hoy al Jesús histórico. Antonio Piñero
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5. Tampoco parecen históricas en sentido estricto las afirmaciones de las pp. 58 y 60 en las que se afirma que «Jesús vivía despreocupado por la impureza ritual», y «Jesús se dejaba abrazar por prostitutas». La primera porque una cosa es darle menos importancia a la pureza ritual, como buen galileo que vive lejos del Templo, y otra bien distinta, «vivir despreocupado». El pasaje siguiente, transmitido por Mateo 8,2-4: «En esto, un leproso se acercó y se postró ante él, diciendo: ‘Señor, si quieres puedes limpiarme’. Él extendió la mano, le tocó y dijo: ‘Quiero, queda limpio’. Y al instante quedó limpio de su lepra. Y Jesús le dice: ‘Mira, no se lo digas a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda que prescribió Moisés para que les sirva de testimonio’», es tenido por histórico en lo que afecta a la orden de Jesús, y casa bien poco con «vivir despreocupado» por la pureza ritual.
Del mismo modo se puede citar Mc 1,44: «Mira, no digas nada a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y haz por tu purificación la ofrenda que prescribió Moisés para que les sirva de testimonio». Por la fuerza de estos textos se puede afirmar con Fernando Bermejo (infra) que tanto Juan Bautista como Jesús enfatizaban la primacía de la pureza interior sobre la pureza ritual. Pero tanto en Juan Bautista como en Jesús que «Jesús no se opone en modo alguno al ritualismo…, sino que se limitan a anteponer los aspectos morales a los rituales; en su enseñanza el culto no es abolido, sino que queda postergado ante los aspectos éticos; su crítica del legalismo autocomplaciente y la concesión de primacía a la pureza interna, la misericordia y el amor (al pobre, al prójimo) sobre el sacrificio están en continuidad con el espíritu del profetismo bíblico, que usa estas ideas como principios críticos para interpretar la Ley».
6. Pagola recoge en su obra uno de los falsos clichés más extendidos acerca de las posibles diferencias entre Juan Bautista y Jesús. En la p. 58 escribe: «El proyecto de Jesús lo llevó a recorrer Galilea anunciando no un juicio airado de Dios, sino la cercanía de un Padre perdonador». No me parece verdadera históricamente la insistencia usual de que Jesús predicaba casi exclusivamente la misericordia de Dios. Este tópico omite todo lo que hay en la predicación de Jesús acerca del juicio negativo de Dios en contra del pecador que no se arrepiente, sobre todo en el Evangelio de Mateo. Y diría más, creo que este juicio airado de Dios contra el malvado pertenece esencialmente a la predicación del Nazareno sobre el reino de Dios, el cual conlleva necesariamente la idea de un juicio, positivo para los que entran en él, y totalmente negativo para los que no escuchan el mensaje. Jesús amenaza un notable número de veces con el fuego eterno, el gusano que devora las entrañas sin cesar, y el perenne «llanto y crujir de dientes» a los que no prestan obediencia a su mensaje. Simplemente la enumeración de los textos es abrumadora: Fuego eterno: Mt 5,22; 7,19; 13,40.42.50; 18,8.9; 25,41; Mc 9,43; Gusano devorador: Mc 9,48; Llanto y crujir de dientes: Mt 8,12; 22,13; 25,30; Lc 13,28; Gehena: Mt 10,29; 23,33; Lc 12,5.
F. Bermejo ha escrito que «Si se considera el Evangelio de Mateo, resulta que de las 148 perícopas en que cabe dividir este evangelio, no menos de 60 (¡es decir, un 40 por ciento de la obra!) tratan del juicio escatológico o se refieren a él… Una de las pruebas más claras de la importancia de la idea del juicio escatológico en la predicación de Jesús es la multitud y viveza de las imágenes utilizadas: a) juicio forense (v. gr. Mt 12,41s.; Mt 5,25s.; prisión por deudas: Mt 18,23ss.); b) cosecha (Mt 9,37ss.; 13,30.41ss.); rendición de cuentas: (Mt 25,19-28); tortura (Mt 18,34-35); ser arrojado en el Sheol (Mt 11,23); exclusión del banquete (Mt 8,11-12; 25,1-13); catástrofes inesperadas (diluvio: Mt 24,37-39; riada: Mt 7,24-27), caída en una fosa (Mt 15,14)»7. Así pues, el cliché consiste en dibujar una parte de la predicación de Jesús y omitir otra igualmente importante.
7. Sobre la noción del reino de Dios presente argumentaría en síntesis que son muy claros los pasajes de los evangelios que hablan de un reino de Dios futuro. Y que a la luz de los pasajes claros, o clarísimos, hay que entender los que son más oscuros y no al revés, como suele hacerse.
7.1. Pasajes suficientemente claros de los evangelios al menos en su núcleo, aunque haya discusión sobre la forma, sobre un reino de Dios futuro son:
— Lc 10,8.12: «Hasta el polvo de este pueblo que se nos ha pegado a los pies nos lo limpiamos, ¡para vosotros! De todos modos, sabed que está cerca el reinado de Dios». 12Os digo que el día aquel le será más llevadero a Sodoma que a ese pueblo».
— Mc 11,9-10: «Bendito el Reino que viene, de nuestro padre David».
— Mc 15,43: «Vino José de Arimatea, un miembro destacado del Consejo, que también estaba esperando el reino de Dios. Armándose de valor, entró donde Pilato y solicitó el cuerpo de Jesús».
— Lc 24,21: «Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel».
— Hch 1,6: «Los que estaban reunidos le preguntaron: ‘Señor, ¿es en este momento cuando vas a restablecer el reino de Israel?’».
— Mc 9,1: «Algunos de los aquí presentes no gustarán la muerte hasta que vean venir con poder el reino de Dios»; Mc 13,29-30: «Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que él está cerca, a las puertas. Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda»; Mt 10,23: «No habréis acabado con las ciudades de Israel antes de que vuelva este Hombre»; texto también discutido; Mt 24,34: «Os aseguro que todo se cumplirá antes de que pase esta generación» = Lc 21,32.
— Lc 11,2: «Venga a nosotros tu reino». Jesús no enseñó a sus discípulos a rezar para que se completara el Reino, sino para que viniera. La plenitud o «consumación del Reino» no existe como frase en boca de Jesús. En Mateo aparece la «consumación de (este) tiempo» (griego syntelelia tou aionos). Las cinco veces que aparece en este evangelista (13,39.40.49; 24,3; 28,20) significa siempre el fin (la consumación) de este mundo presente, como opuesto al «mundo por venir». Se cumplen las profecías (Lc 4,18-20), o incluso se ha «cumplido el plazo» (Mc 1,15), pero Jesús nunca dice que el reino de Dios se ha «cumplido» o «cumplirá», como si hubiera venido ya y debiera llegar a su plenitud. Pero Jesús sí distingue entre este eón (que llegará a su «cumplimiento», es decir, final y que está dominado por Satanás), y el eón futuro, que será el escenario del reino de Dios.
— Mt 8,11-12/Lc 13,28-29: «Vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos, mientras que los hijos del Reino serán echados a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes».
— Lc 6,21: «Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados. Bienaventurados los que lloráis ahora, porque reiréis».
— Mc 13,23-26: «Mas por esos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas irán cayendo del cielo, y las fuerzas que están en los cielos serán sacudidas. Y entonces verán al Hijo del Hombre que viene entre nubes con