Manual de historia de las ideas políticas - Tomo IV. Enrique Ferrer Corredor

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POLÍTICO DESDE LAS OBRAS DE BURKE

      Su producción intelectual es amplia, documentada y profunda. Y transcurre por temas filosóficos, estéticos, jurídicos, políticos, económicos, entre otros. Exponemos la lista de sus obras en orden cronológico, aunque tan solo nos ocupamos de algunas con énfasis político como en el caso de Una vindicación de la sociedad natural (1756), Reflexiones sobre la causa del descontento actual (1770), en particular su libro Reflexiones sobre la revolución en Francia (1799). La siguiente lista de las obras de Burke da cuenta no solo de su producción, sino de la línea temática a lo largo del tiempo, de su constancia en el tema político, de su permanente trabajo no solo teórico-práctico, de su estilo literario epistolar, del panfleto y las reflexiones como género favorito. Es decir, el tratado filosófico no es su campo, la abstracción modeladora no es su ruta.

      Una vindicación de la sociedad natural (1756), Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas acerca de lo sublime y de lo bello (1756), Un reporte de la colonización europea en América (1757), Compendio de la historia de Inglaterra (1757), Editor del registro anual por unos 30 años (1758), Panfleto sobre las leyes papismo (principios de 1760), Sobre el estado actual de la nación (1769), Reflexiones sobre la causa del descontento actual (1770), Sobre los impuestos en América (1774), Conciliación con las Colonias (1775), Una carta a los sheriffs de Bristol (1777), La reforma de la representación en la Cámara de los Comunes (1782), Reflexiones sobre la revolución en Francia (1790), Carta a un miembro de la Asamblea Nacional (1791), Apelación de los nuevos a los viejos whigs (1791), Reflexiones sobre los asuntos franceses (1791), Observaciones sobre la política de los aliados (1793), Cartas sobre una paz regicida (1795-97), Carta a un noble señor (1796).

      - Vindicación de la sociedad natural (1756)

      Este primer libro de Edmund Burke, publicado bajo el nombre de Lord Bolingbroke en 1756, constituye una piedra fundante de toda su filosofía y estilo posterior, deja ver su constante posición de desconfianza frente al juicio de las masas; no obstante, en un discurso anárquico y alegórico, hace un viaje a lo largo de la historia de la humanidad, haciendo acopio de la característica subyacente a las estructuras de poder: la mezquindad, la debilidad humana y la guerra. Reivindica la sociedad natural, el estado de naturaleza original y los gobiernos que en un acto de copia del discurso religioso han podido gobernar con equilibrios las sociedades. Aunque en realidad, su defensa de la sociedad natural es una gran ironía sobre la naturaleza humana y la necesidad del acuerdo político para superar el estado de guerra hobbsiano, porque la virtud es innatural y extraña al hombre:

      La guerra, dice Maquiavelo, debería ser el único estudio de un príncipe, y por príncipe se refiere a cualquier clase de Estado constituido. El príncipe, dice este gran doctor político, debería considerar que la paz es solo un respiro que le da el tiempo para ingeniar y hacer acopio de la habilidad para llevar a cabo planes militares. Una meditación sobre la conducta de las sociedades políticas llevó al viejo Hobbes a imaginar que la guerra era el estado de naturaleza y, desde luego, si alguien juzgara a los individuos de nuestra raza por su conducta cuando se unen y forman naciones y reinos, podrían imaginar que la virtud era innatural y extraña al hombre (Burke, 2009, p. 33).

      El estilo satírico del texto hace pensar más en un marco enmascarado, estilo muy usual para esos tiempos y en todos los tiempos, bajo algún tipo de terror de Estado, para decir verdades a medias, para hacer una pintura de trazos grises de la sociedad y las tensiones entre ricos y pobres: “El editor sabe que el asunto de esta carta no ha sido tratado de un modo tan completo como podría; no era su propósito decir todo cuanto podía decirse” (Burke, 2009, p. 25). El uso recurrente de la segunda persona marca en este, y otros textos, inclusive en su gran libro de Reflexiones sobre la revolución en Francia, una constante para ocultar o desviar el destinatario de sus reflexiones y proclamas, un truco estilístico para evitar la censura, para atraer al lector a desentrañar sus intenciones no inmediatas desde sus huellas en el discurso.

      La imposibilidad de la sociedad natural nos lleva a revisar el proceso de nuestras instituciones, a salvaguardar el mejor gobierno, uno que sea capaz de mantener el orden. Y en este cometido Burke desconfía en sumo grado de los juicios tanto de los gobernantes corruptos como de las masas ignorantes. No obstante, como veremos en Reflexiones sobre la causa del descontento actual, su concepto del pueblo es muy favorable si se le compara con la gran desconfianza que le produce la corrupción entre los gobernantes.

      - Reflexiones sobre la causa del descontento actual (1770)

      Noelia Adáñez González en su presentación del texto Revolución y descontento hace una reflexión sobre el alcance epistemológico de la postura de Burke y en particular sobre el fundamento de la cuestión política:

      Más allá del contenido explícito de este ensayo, lo que se encuentra es una crítica a los métodos apriorísticos empleados por los filósofos racionalistas de su tiempo y, particularmente, a la idea notablemente extendida y popularizada por Rousseau, acerca de la superioridad de la sociedad natural sobre la comunidad civil. Sin duda este texto anuncia las suspicacias que en Burke provocaban los razonamientos que él mismo llamaba de naturaleza abstracta, siempre que estos se encontraban desvinculados de alguna forma de teología (Adáñez, en Burke, 2008, p. XXII).

      La recepción de la obra y del pensamiento de Burke ha estado enmarcada por la controversia y la hipocresía de sus críticos y de la sociedad de cada momento. La época victoriana le condena cuando este período en sí mismo es un mar de confusiones morales. De acuerdo con cada detractor, Burke pasa de ser un tory12 a un whig13 o a un reaccionario. Contrario a los comentarios de un sector de la crítica, Burke suele repetir su apoyo al pueblo como soberano aunque no le otorgue cualidades de autonomía intelectual.

      No me cuento entre los que piensan que el pueblo no se equivoca nunca: lo ha hecho con frecuencia y con daño, tanto en otros países como en este. Pero aun así digo, que en todas las disputas entre el pueblo y sus gobernantes la presunción de razón esta como mínimo a la par en favor del pueblo. Quizá la experiencia pueda justificarme si voy más allá. Donde el descontento popular ha sido constante, muy bien se puede afirmar y sostener que generalmente algo fallaba en la Constitución o en la conducta del gobierno. El pueblo no está interesado en el desorden. Cuando obra mal, ello constituye su error, y no su delito (Burke, 2008, p. 7).

      Burke defiende las atribuciones de la Cámara de los Comunes, defiende la estructura constitucional y el sistema de partidos, defiende los controles en particular al rey y resalta el papel del pueblo en su participación y control para evitar el desorden y el caos. Desde la Revolución de 1688 la monarquía aceptó el control político del Parlamento. Todo nuevo poder ejercido por la Cámara de los Lores, la de los Comunes o la Corona, debe excitar, ciertamente, el celo ansioso y vigilante de un pueblo libre.

      En Reflexiones sobre la causa del actual descontento, Burke discurre por los hechos alrededor de los abusos de poder del rey Jorge III (desde 1760), al pretender reducir la participación y capacidad decisoria del Parlamento, derechos consolidados desde la Declaración de derechos o Bill of Rights de 1689, dando cabida a una inestabilidad burocrática y a la acusación del rey como un autócrata. En particular, la anuencia de la Cámara de los Comunes para expresar y tramitar las opiniones y necesidades del pueblo, fue reducida a una bondad del monarca como concesión. Burke acusa a Jorge III y su corte de haber invertido el sentido de la estructura parlamentaria de la monarquía:

      Hasta

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