Educar para la paz. Ricardo Delgado Salazar

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Educar para la paz - Ricardo Delgado Salazar страница 9

Educar para la paz - Ricardo Delgado Salazar Libros de investigación

Скачать книгу

que la institución educativa debe garantizar el derecho a la educación; la justicia como mecanismo de solución de conflictos y participación democrática, y la justicia como reconocimiento de la ley y regulación de las relaciones en la convivencia escolar. En este último aspecto, Cajiao visibilizó una tendencia, en la escuela, de juzgar no solamente los actos de los niños, sino sus pensamientos, sus actitudes, sus convicciones, sus familias, su apariencia, su inteligencia, sus aficiones y sus estados de ánimo, mediante mecanismos de observación y verificación adecuadamente organizados.

      De manera paralela a estas tres formas de asumir la justicia en el contexto escolar, como valor, como juicio de acciones y como mecanismo regulador, se identificó la existencia de una justicia consuetudinaria, en la escuela, que integra el control social de la infancia y la tecnificación de la enseñanza normalizadora y del poder escolar con tres mecanismos ordenadores: el de exanimación (aspectos académicos), el correccional (disciplina correctiva) y la micropenalización (sanciones punitivas no ajustadas a las normas superiores, que fundamenta el marco constitucional). Aquí, la disciplina escolar se centra en una disciplina del control del cuerpo y del orden, en todos los espacios y de la aplicación del control punitivo.

      Justicia alternativa en la escuela

      En Colombia, frente a la ineficiencia de la justicia formal y la existencia de potenciales culturales para abordar los conflictos sociales, el Estado recurre a la informalización de la justicia, con lo que se abre la resolución de conflictos por las vías del derecho y por las vías de lo que se ha denominado ‘la justicia en equidad’. Este tipo de justicia permite: la reducción de costos, la prevención de la violencia y la participación activa de las partes en conflicto. En este sentido, se crean los mecanismos alternativos, entre los cuales se encuentra la mediación, la conciliación, el arbitramento y la amigable composición, y se avanza hacia la elección popular de conciliadores en equidad y jueces de paz (Arias, 2010). Dichas alternativas se instalan en las comunidades y las instituciones, entre las cuales, la escuela ocupa un escenario estratégico para desarrollar estas formas de justicia alternativa, en particular la mediación.

      La mediación como mecanismo de regulación alude a la realización de un proceso consensual, en el que un tercero neutral contribuye para que las partes en conflicto encuentren un acuerdo, en equidad, para resolver las controversias en el contexto cotidiano. Cuando esta alternativa no ofrece resultados, se pasa a las vías del derecho, sin ocasionar agresión o violencia mutua. De allí que sea tan importante formar a las y los educadores en este campo y a los estudiantes con habilidades para esta función.

      Las innovaciones que se han generado a partir de los diferentes agenciamientos de la justicia escolar y, en particular, la asociada con la regulación de conflictos en la convivencia han permitido el desarrollo de estrategias de mediación escolar consistentes en la formación de estudiantes, profesores y padres de familia como conciliadores. Asimismo, se ha incluido la creación de espacios de mediación y conciliación, que se han denominado, entre otros, como “rincones de paz”, “centros de conciliación escolar” y “territorios de paz”. En todo ello, ha contribuido el papel de la Cámara de Comercio de Bogotá, las universidades (la Escuela de Justicia Comunitaria y la Universidad Nacional de Colombia) y las organizaciones no gubernamentales, que se ocupan de estos procesos en el país.

      En esta línea de ordenación de las iniciativas investigativas y de organización de la justicia escolar, Rodríguez (2004) analiza el enfoque comunitario de la justicia en la escuela, señalando que pese a los avances significativos, la transformación cultural hacia la paz se ha reducido a la implementación de mecanismos, sin profundizar en las mediaciones integrales y la formación efectiva en derechos humanos, democracia y ciudadanía, que conlleve a un cambio del gobierno escolar, a favor del análisis colectivo de la conflictividad, la formulación de alternativas de solución, la educación para la ciudadanía y la paz y el fortalecimiento del tejido social interno y externo de la escuela.

      La visión integral de la justicia escolar

      Este punto se ha desarrollado, gradualmente, desde perspectivas que identifican la escuela como comunidad justa y la configuración de una visión integral de la justicia escolar.

      El concepto de la escuela como comunidad justa tiene sus orígenes en el planteamiento de Lawrence Kohlberg (1982), quien, desde una perspectiva cognitivoestructuralista, se preocupó por la evolución de la comprensión moral. El autor integró su planteamiento en tres grandes aspectos: el juicio moral, los estadios de desarrollo y el sentido de la justicia.

      El juicio moral ubica el proceso que interrelaciona las funciones cognitivas con la capacidad de asumir roles, desarrollar la coherencia entre pensamiento y acción y los juicios sobre lo que se considera correcto o incorrecto. Los estadios de desarrollo del individuo deben tenerse en cuenta dentro de este planteamiento, en cuyo marco se entiende que el individuo actúa directamente, tomando como base su capacidad para razonar y emitir juicios. Estos son engendrados por principios a partir de los cuales se juzga lo que está bien y se sigue el mandato de lo que se ha establecido como correcto y justo. El sentido de la justicia evoluciona, en la obra de este autor, a partir de una doble consideración: por un lado, reconoce la influencia del entorno y, por el otro, las condiciones personales y el nivel de desarrollo.

      Kohlberg identificó que la construcción del juicio moral en el niño está directamente relacionada con el desarrollo cognitivo, por lo que propuso identificar seis estadios agrupados en tres niveles. El primer nivel es el nivel preconvencional. En él se encuentran el estadio 1, que implica una moral heterónoma, y el estadio 2, que alude a una moral individualista. En este nivel el sujeto solo actúa por sus propias necesidades o gustos, es un individuo aislado. Para él, no son importantes ni el medio que lo rodea ni las personas ni la ley ni las normas; si puede evadir la responsabilidad, mejor. El segundo nivel es el nivel convencional. Este incluye el estadio 3, que implica una moral de expectativas interpersonales mutua, y el estadio 4, que alude a una moral del sistema social y de conciencia interpersonal. En este nivel se da la preocupación por la aprobación social, por la lealtad de personas, por el bienestar de los otros y por el de la sociedad; la ley es hecha por y para todo el mundo. El tercer, y último nivel, es el nivel posconvencional. Este incluye el estadio 5, que alude a la moral del contrato social (considera los puntos de vista moral y legal), y el estadio 6, de la moral de los principios éticos universales. Este nivel se cuestiona y se redefine en función de una perspectiva moral individual; el individuo tiene un compromiso moral o respeta las normas en las que debe basarse una sociedad justa (Kohlberg, 1989).

      Del énfasis kohlbergiano individualista y cognitivo de la justicia en la comunidad educativa, se avanza a la concepción de una comunidad democrática en la que, según Dewey (1953), la educación no puede centrarse en reproducir la sociedad, ya que debe asumir su papel de transformación, en el que se privilegie al individuo sobre la sociedad, el espíritu social, la deliberación y el deseo en el niño de dar, servir y compartir.

      Siguiendo los planteamientos de Kohlberg y Dewey sobre comunidades justas, se aprecia el avance de esta reflexión en el contexto colombiano. En el trabajo de Delgado y Lara (2008) se identifican: 1) los valores fundantes de la comunidad justa, constituidos por la justicia y la solidaridad; 2) las dimensiones configurantes de las comunidades justas, integradas por el cuidado, la normatividad y la deliberación, y 3) las líneas de acción de la justicia escolar, relacionadas con la mediación, la participación y la celebración de pactos de convivencia. De allí se deriva, según los autores, que la construcción y el fortalecimiento de un sentido de comunidad justa sea un reto permanente para las instituciones educativas y para los investigadores de la educación.

      En esta línea de trabajos relacionados con la justicia escolar, se encuentra el análisis realizado por Arias (2012) en torno a las implicaciones de la justicia, los derechos y la normatividad en la convivencia escolar. Este autor identifica como modalidades de la justicia escolar:

      1) La justicia como reconocimiento y trato cordial; 2) la

Скачать книгу