Explotación, colonialismo y lucha por la democracia en América Latina. Pablo González Casanova

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Explotación, colonialismo y lucha por la democracia en América Latina - Pablo González Casanova Inter Pares

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imperio. Esto genera un desarrollo distorsionado de los sectores y regiones en función de los intereses de la metrópoli, desarrollo que se refleja en las vías de comunicación, en el nacimiento y crecimiento de las ciudades. Da lugar a un desarrollo de­sigual, no integrado, de la región. En realidad fomenta, más que un proceso de desarrollo, uno de crecimiento, en el sentido que da Perroux[14] a estos términos. La falta de integración económica en el interior de la colonia, la falta de comunicaciones entre las distintas zonas de la colonia y entre colonias vecinas corresponden a una falta de integración cultural.

      2. La colonia adquiere sucedáneamente otras características de dependencia que facilitan el trato colonial. En el comercio exterior no sólo depende de un solo mercado —el metropolitano— que opera como consumidor final o como intermediario, sino de un sector predominante —el minero o el agrícola— y de un producto predominante, el oro o la plata, el algodón, azúcar, estaño, cobre. Surge así en la colonia una situación de debilidad que proviene de la dependencia de un solo mercado, de un sector predominante o único, o de un producto único o predominante. Todo ello aumenta el poder de la metrópoli y sus posibilidades de negociar en términos de desigualdad con la colonia, impidiendo la competencia de otros imperios, e impidiendo que la colonia compita con la metrópoli. La capacidad de negociación de lo colonia es nula o mínima. El monopolio se establece en los distintos tipos de colonias y de sistemas coloniales —aunque en algunas predomine el monopolio fiscal, en otras el de la explotación de los recursos naturales, en otras el del comercio exterior.

      3. La colonia es igualmente usada como monopolio para la explotación de un trabajo barato. Las concesiones de tierras, aguas, minas o los permisos de inversión para el establecimiento de empresas sólo se otorgan a los habitantes de la metrópoli, a los descendientes de ellos o a algunos nativos cuya alianza eventualmente se busca.

      4. Los niveles de vida de las colonias son inferiores al nivel de vida de la metrópoli. Los trabajadores —esclavos, siervos, peones, obreros— reciben el mínimo necesario para la subsistencia y a menudo están por debajo de él.

      5. Los sistemas represivos predominan en la solución de los conflictos de clases; son mucho más violentos y perdurables que en las metrópolis.

      VI

      La heterogeneidad técnica, institucional y cultural coincide con una estructura en que las relaciones de dominio y explotación son relaciones entre grupos heterogéneos, culturalmente distintos. Esta característica de la vida colonial interna tiene implicaciones psicológicas y políticas que es conveniente determinar en su cuadro natural y añadir a los fenómenos señalados en los incisos anteriores. Es bien sabido que el racismo y la discriminación racial son el legado de la historia universal de la conquista de unos pueblos por otros, desde la antigüedad hasta la expansión de los grandes imperios y sistemas coloniales de la época moderna. Ya Hobson lo decía, pensando él mismo en términos de razas superiores e inferiores:

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