Masculinidades, familias y comunidades afectivas. María del Rocío Enríquez Rosas

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Masculinidades, familias y comunidades afectivas - María del Rocío Enríquez Rosas

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que abordan la relación compleja entre el mundo de los afectos y las configuraciones masculinas en las sociedades contemporáneas.

      El primer capítulo, “Las emociones masculinas como territorios en disputa”, de Camilo Artaza Varela, comparte los resultados de una investigación de corte cualitativo que da cuenta de las emociones experimentadas por hombres jóvenes de la ciudad de Caracas, Venezuela. El trabajo nos aproxima a los mundos emocionales de jóvenes heterosexuales de diversos sectores populares; sus mundos afectivos ocupan el espacio oculto de la masculinidad, lo que constituye una especie de territorio protegido por múltiples factores relacionados con la construcción de las masculinidades más hegemónicas, en las que la vivencia de los varones ubica la presencia de las emociones como una amenaza. La vivencia emocional aparece en distintos ámbitos y se expresa en y a través de la música de manera oculta, defensiva y conflictiva.

      “El amor y desamor masculinos: una expresión de género de las emociones y los sentimientos de los hombres en las canciones del bolero”, de Fernando Huerta Rojas, analiza las concepciones, creencias y prácticas socioculturales que los hombres tienen del amor y el desamor, contenidas en algunas letras de las canciones del bolero entre 1930 y 1960. Huerta asegura que la producción musical, como un producto cultural, es viable para profundizar en la identificación de la expresión de sentimientos y emociones que dan sentido y significan las formas como los hombres viven la experiencia de amor y desamor.

      Enseguida, “Emociones y masculinidades: vivencia y significado en los varones”, de María Alejandra Salguero Velázquez, comparte los resultados de una investigación cualitativa llevada a cabo a partir de 30 entrevistas con varones heterosexuales del estado de México para analizar la relación entre la construcción de la masculinidad y la vida emocional. El análisis de la investigación versa sobre los nexos entre la violencia, la agresión y las emociones asociadas. Estas características socioafectivas son consideradas por la autora como elementos subjetivos fundantes de la construcción de la “masculinidad” hegemónica y la dificultad de los varones para asumir la vida emocional fuera de una lógica de disminución viril.

      Enmarcado en los estudios de género, “La pérdida del empleo y su efecto en la identidad y afectividad masculina”, de Ana María López Gallegos y María Elena Ramos Tovar, tiene como objetivo central analizar la relación entre la masculinidad y el trabajo. La hipótesis que proponen las autoras es que el desempleo masculino impacta la vida emocional de los sujetos y su identidad genérica. Los hallazgos advierten sobre la ideología de género conservadora de los hombres entrevistados y la presencia de emociones como vergüenza, tristeza y desesperación ante la falta de empleo. En el estudio también se da cuenta de las formas en que estas emociones son experimentadas a través del cuerpo y su regulación con el autocontrol y la evitación. Las autoras concluyen que el universo de relaciones de los varones se redefine ante la ausencia de empleo, lo que puede favorecer o debilitar la relación de pareja. Así, ante los periodos de crisis económica y laboral, y la posible inestabilidad familiar, los varones tienden a negociar con sus parejas la inserción de ellas en el mercado laboral, favoreciendo una flexibilización de los roles tradicionales de género.

      El último capítulo de este primer eje, que lleva por título “Emociones en juego en las relaciones de pareja heterosexuales con pretensiones de equidad”, de Irma de Lourdes Alarcón Delgado, expone los resultados de una investigación cuyo objetivo principal fue explorar cómo algunas parejas han conformado relaciones intergenéricas tendientes hacia la equidad. Participaron diez parejas heterosexuales de entre 29 y 60 años de edad, con estudios mínimos de licenciatura, en ejercicio profesional, hijos de padres mexicanos, con o sin hijos. El eje fundamental de análisis fue la equidad como una pretensión del amor, de dar y recibir, como elemento de la construcción de un “nosotros”, de un sentido de comunalidad y mutualidad. En suma, el trabajo nos muestra las estrategias de hombres y mujeres para construir un “nosotros” y cómo juega la tensión entre el deseo de individualidad–independencia y aquel de afiliación–dependencia, constitutivas de las relaciones de pareja.

      Ya en el segundo eje, “Familias y comunidades afectivas”, hay cinco trabajos que abordan, desde el ámbito familiar, comunitario e institucional, las formas en que se significan, expresan, vuelven cuerpo y regulan las emociones, así como las implicaciones que estas modalidades tienen para la reproducción de un orden social, o bien la trasformación de este.

      Así, el sexto capítulo de este volumen, “La construcción del vínculo afectivo en las familias combinadas”, de Margarita Estrada Iguíniz, busca enmarcar el objeto de estudio, en este caso el vínculo familiar, desde una perspectiva interdisciplinaria que incluye psicología, antropología y terapia familiar. El referente empírico seleccionado por esta autora es el vínculo afectivo entre los miembros de las familias combinadas, en específico entre padrastros / madrastras e hijastros / hijastras. La autora muestra cómo la integración de este tipo de familias es compleja, y en algunos de los miembros se da de manera circunstancial, mientras que en otros se produce de forma identitaria; además, encuentra que el vínculo afectivo está presente principalmente entre los padrastros y las hijastras e hijastros, pues el hombre tiende a vivir con los hijos de la nueva esposa. La investigación permite concluir que un aspecto importante tiene que ver con el desarrollo psicológico que los miembros de las familias combinadas presentan y está relacionado con su etapa del ciclo vital. Finalmente, se explicita la relevancia del abordaje interdisciplinario para la comprensión de fenómenos familiares y sociales emergentes que muestran la complejidad de las sociedades contemporáneas.

      Olivia Guadalupe Penilla Núñez presenta el capítulo “Encuentros (afectivos) para la reconfiguración social”, donde aborda, desde el marco de la investigación dialógica y transdisciplinaria, supuestos teóricos y epistemológicos que permiten bordear el objeto de estudio centrado en la convivencialidad. Para ello, el referente empírico tiene que ver con el caminar cotidiano por espacios de vulnerabilidad en una zona específica del área metropolitana de Guadalajara. La autora muestra las posibilidades de un encuentro alternativo, lúdico y co–creativo en el cual emergen emociones asociadas con la confianza y la empatía. Los hallazgos señalan las múltiples formas en que los sujetos son afectados en el encuentro con los otros, la posibilidad de compartir las situaciones significativas que acontecen en la vida cotidiana y las emociones implicadas en todo ello. Las narrativas creadas por los sujetos en estos encuentros colectivos en un espacio público vivido originalmente como vulnerable, dan cuenta de los recorridos y paisajes, en términos metafóricos, que es posible construir para redensificar socialmente el espacio público.

      Verónica Suárez–Rienda presenta a continuación “El cáncer en familias veracruzanas. Construcción de escenarios emocionales durante el tratamiento en el Centro de Cancerología ‘Dr. Miguel Dorantes Mesa’”, donde analiza la construcción sociocultural de escenarios emocionales en el marco del tratamiento oncológico en una institución de salud. Se trabaja desde el marco de la antropología de las emociones y se privilegia el acercamiento etnográfico al proceso de enfermedad oncológica. La autora utiliza las narrativas como corpus central para el análisis de las emociones y concluye que estas últimas se presentan como procesos culturales con matices que devienen de su origen familiar y personal, y conducen a formas de regulación que pueden favorecer la cercanía emocional hacia el familiar enfermo, o bien la retirada y el distanciamiento. La autora concluye que las emociones actúan como expresiones reguladoras o desestabilizadoras de las relaciones sociales y pueden favorecer u obstaculizar la cercanía hacia el miembro de la familia que experimenta una enfermedad.

      “Las emociones y el cuidado en las familias extendidas con miembros envejecidos: un estudio de caso”, de Rocío Enríquez Rosas, tiene como propósito analizar las emociones de las personas mayores que reciben cuidados o que son proveedoras de estos, tomando en cuenta la dinámica de las relaciones de género e intergeneracionales a partir del estudio de caso de una familia extendida y con dos personas adultas mayores en un contexto de pobreza urbana en la zona metropolitana de Guadalajara. La pregunta central de esta investigación fue: ¿de qué maneras se presentan, expresan y regulan las emociones relacionadas

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