Spinoza: Educación para el cambio. Germán Ulises Bula Caraballo

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Spinoza: Educación para el cambio - Germán Ulises Bula Caraballo страница 12

Spinoza: Educación para el cambio - Germán Ulises Bula Caraballo

Скачать книгу

espinozista es la relación entre mente y cuerpo. Spinoza no define al ser humano en términos de mente o de cuerpo, sino “de actividad o proceso como tal; una de cuyas expresiones o manifestaciones es racional, y la otra corporal”7 (Ravven, 1989, p. 8). El filósofo suscribe un monismo neutral en el que mente y cuerpo son estrictamente correlativos, isomórficos (Espinosa Rubio, 2012, p. 15).

      Este isomorfismo permite acercarme a un atributo a través de lo que sé de otro. La heurística es similar a la de la Piedra de Rosetta: si sabemos que lo escrito en jeroglífico, demótico y griego refiere todo a un mismo decreto del faraón, entonces podemos descifrar los jeroglíficos a partir de lo que sabemos del griego y el demótico. Asimismo, si cuerpo y alma son expresiones de un mismo proceso, podemos conocer el alma por el cuerpo:

      No […] podemos negar que las ideas difieren entre sí como los objetos mismos, y que una es más excelente y contiene más realidad que otra según su objeto sea más excelente y contenga más realidad que el de esa otra; y, por ello, para determinar qué es lo que separa al alma humana de las demás y en qué las aventaja, nos es necesario […] conocer la naturaleza de su objeto, esto es, del cuerpo humano. (E2P13E)

      El supuesto de que no hay eventos mentales que no tengan un correlato corporal isomórfico, ni eventos corporales sin su correlato mental, sirve a Damasio (2003, pp. 182 y ss.) para interpretar las auras epigástricas que anuncian, en algunos pacientes, un ataque de epilepsia: los pacientes perciben una distorsión en la sensación de su propio cuerpo, que comienza en su vientre y va ascendiendo, y es seguida por una pérdida total de conciencia. Para este autor, lo que ocurre es que “cuando la cartografía cerebral del cuerpo […] queda suspendida, lo mismo le ocurre a la mente” (p. 183). Nuestra conciencia no sería otra cosa que conciencia de nuestro cuerpo, una cartografía somática en permanente actualización; y la pérdida de la conciencia en la epilepsia, una suspensión en la cartografía del cuerpo.

      Ahora bien, no solo es cierto que a todo estado mental corresponde un estado corporal específico; también lo es que a cada estado mental corresponde una emoción (Ravven, 1989). El proceso que somos pasa por aumentos y descensos en la potencia de obrar, que refiere a elementos de su entorno y los vive como emociones (que tienen un aspecto corporal y un aspecto mental; la rabia es al mismo tiempo un aumento en el flujo sanguíneo y una disposición a la agresión): “La idea nunca es neutra, sino que incluye esa dimensión afectiva que supone un aumento o disminución de la potencia y por tanto da lugar a todo un ‘estilo de vida’ a la larga” (Espinosa Rubio, 2012, p. 21). Así como podemos saber de la mente por el cuerpo, podemos saber de la ética por las emociones. Podemos preguntar, por ejemplo, si una idea o actitud viene de la ira o de la compasión, del amor o la lástima, y ver allí, indirectamente, su valor ético (Bula, 2008a).

      Hemos dicho que el cuerpo es una vía de acceso a la mente y que las emociones son una vía de acceso a la ética. Es más exacto decir que cuerpo, mente y emociones son vías de acceso a un solo fenómeno subyacente: el monismo de Spinoza es un perspectivismo racional (Espinosa Rubio, 2012, p. 29). La sustancia única e infinita se presenta a los humanos, observadores finitos, bajo múltiples aspectos: no debemos descartar ninguna perspectiva cognitiva, sino buscar integrarlas, reconstruyendo así, hasta donde podemos, el todo subyacente:

      Existe únicamente un ver perspectivista […] y cuanto mayor sea el número de afectos a los que permitamos decir su palabra sobre una cosa, cuanto mayor sea el número de ojos, de ojos distintos que sepamos emplear para ver una misma cosa, tanto más completo será nuestro “concepto” de ella, tanto más completa será nuestra objetividad. (Nietzsche, 1997, p. 155)

      En este sentido, cuando se formulan pares de conceptos como oposiciones (por ejemplo, entre máquina trivial y no-trivial, central a esta tesis), lo que se busca es aportar una perspectiva, agarrar la realidad desde cierto costado, reconociendo siempre que se trata de un modelo, de una simplificación de un fenómeno más complejo.

       2.4. Niveles de recursión e invarianza sistémica

      Entre los “siete principios herméticos” del misterioso Kybalion, el segundo, “como es arriba, es abajo; como es abajo es arriba”, puede servirnos de introducción a la idea de niveles de recursión:

      Este principio encierra la verdad de que hay siempre una cierta correspondencia entre las leyes y los fenómenos de los varios estados del ser y de la vida. […] Hay muchos planos que no conocemos, pero cuando aplicamos esa ley de correspondencia a ellos, mucho de lo que de otra manera no sería comprensible se hace claro a nuestra conciencia. […] De igual manera que el conocer principios de la geometría habilita al hombre para medir el diámetro, órbita y movimiento de las más lejanas estrellas, […] así también el conocimiento del principio de correspondencia habilita al hombre a razonar inteligentemente de lo conocido a lo desconocido: estudiando la mónada se llega a comprender el arcángel. (Tres Iniciados, 2008, pp. 22-23)

      Para la cibernética, un sistema dinámico capaz de mantenerse en el tiempo necesita estar en “estrecho contacto con un ambiente que posea orden y energía disponibles, y con el cual […] esté en un estado de interacción permanente” (Von Foerster, 1996, p. 41), por lo que no puede concebirse a un sistema aparte del entorno en el cual existe. Ahora bien, dicho entorno es concebido, a su vez, como un sistema dinámico, lo mismo que las partes de todo sistema; de ello resulta una estructura de anidamiento de sistemas dentro de sistemas, parecido a una serie de muñecas rusas. El estudioso de los sistemas debe, por esto, elegir un nivel de observación, es decir, elegir ver un determinado sistema como un todo, a sus componentes como partes y a su entorno como contexto, sabiendo que las partes y el entorno también podrían considerase como un todo (Bianciardi, 2009; Beer, 2008, p. 4).

      Esta estructura de sistemas dentro de sistemas se encuentra en la presentación del mundo físico que hace Spinoza en la Ética, en los lemas 4 a 7 que siguen a E2P13. En este notable pasaje de la Ética, los cuerpos más simples componen cuerpos más complejos y capaces de ser afectados de más maneras, que a su vez componen cuerpos más complejos aún: “Si continuamos así hasta el infinito, concebimos fácilmente que toda la naturaleza es un solo individuo, cuyas partes —esto es, todos los cuerpos— varían de infinitas maneras sin cambio alguno del individuo total” (E2P13S/L7).

      Ahora bien, si toda la naturaleza es un solo cuerpo, solo podría concebirse un cuerpo finito particular abstrayendo o ignorando su relación con el todo. En efecto, Spinoza compara la situación de los seres humanos con la de un hipotético gusano dotado de razón que viviera en nuestra sangre:

      Viviría en la sangre como nosotros en esta parte del universo, y consideraría cada partícula de sangre como un todo, y no como una parte; y no podría saber cómo todas las partes están reguladas por la naturaleza general de la sangre y que, por una exigencia de la naturaleza misma de la sangre, son forzadas a ajustarse unas a otras a fin de armonizar, de algún modo, entre sí. (Ep32, 171)

      Qué sea una parte y qué un todo es algo que depende de la posición del observador en el universo y de su conocimiento de las conexiones entre las partes: hay pues niveles de observación tanto en el sistema de Spinoza como en la cibernética. Como se hará claro a lo largo de este trabajo, son muchos los puntos en que puede establecerse un diálogo fructífero entre el pensamiento de Spinoza y la cibernética. En particular, queremos señalar aquí que en el pensamiento de Spinoza existe algo análogo a lo que en cibernética se llama invarianza sistémica, esto es, la posibilidad de aplicar un mismo saber acerca de las propiedades estructurales de un sistema a sistemas diferentes; esto es, comprender el ángel estudiando la mónada.

      Existen propiedades estructurales de los sistemas que son idénticas en diferentes niveles

Скачать книгу