La izquierda legal y reformista en Colombia después de la Constitución de 1991. Jorge Eliécer Guerra Vélez
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La firma de la paz tuvo lugar en Bogotá el 15 de febrero de 1991. El 1 de marzo, en Pueblo Nuevo, Córdoba, región en la que en sus orígenes el grupo recibiera la orden de acompañar las luchas del campesinado por la tierra, la disposición fue la desmovilización sin retorno. La disidencia regentada por Francisco Caraballo mantuvo la sigla epl hasta tiempos recientes, mientras que la mayoría que decidió reintegrarse a la vida civil aprobó la transición hacia un nuevo movimiento político, transformando ladinamente la vieja abreviatura por la de Esperanza, Paz y Libertad.
La Corriente de Renovación Socialista, el socialismo diferido
Con la desmovilización de la Corriente de Renovación Socialista (crs) en 1994 concluyó un ciclo marcado por la opción que tomaron cinco organizaciones guerrilleras72 de optar por la vía civil como medio para obtener el poder. En su caso la decisión no fue concomitante con las motivaciones iniciales y el buen término del desmonte de sus pares sino con la nueva Constitución de 1991, que operó como el icono de la victoria de los sectores progresistas del país. Esta sirvió de marco para que aquellos en quienes en el seno de la Unión Camilista – Ejército de Liberación Nacional (uc-eln) la intención de participar en la competencia democrática era latente dieran el paso. En otros términos, la decisión de la crs, a menudo vista como el fruto de una secesión en la uc-eln, no fue otra cosa que el fin del componente armado de una estructura autónoma en el seno de otra mayor.
Las guerrillas no están exentas de facciones, y esta fue una diferencia mayor entre la crs y el m-19, o el epl cuando firma la paz. La bibliografía consultada respecto al m-19 no da cuenta de numerosas tendencias. Las entrevistas permitieron avistar filiaciones menores, por lo general sujetas a un determinado contexto o a la posición de un comandante, como sucedió tras el ajuste de su estrategia militar con la creación de frentes, o por el descalabro de la operación del Cantón Norte;73 y que condujo a un dirigente a plantear una demanda de asilo colectivo y a un sector a cambiarle el nombre m-19. En cuanto al epl, y como se viene de explicar, la tríada junto con el partido clandestino y el movimiento político produjeron reposicionamientos, que se saldaron con el abandono al precepto ideológico, o la tacha de traidores al pueblo a quienes se desmovilizaron. A la postre sus militantes siempre tuvieron claro que el pcc-ml era el que regía el quehacer. En la crs, en cambio, las afinidades dependieron de peculiaridades regionales, de intercambios con una organización popular campesina o urbana, o de la adscripción a una determinada estrategia. Las tendencias precedieron a su creación; y para quienes la integraron, el elemento que primó en el momento de constituirse fue impulsar un movimiento de masas legal y autónomo frente al enfoque armado pregonado como la mejor senda hacia al poder. En definitiva, su reinserción, más que una maquinación para agotar la uc-eln, fue la infalibilidad de que uno de los dos sectores de ese acuerdo sintió no tener nada más para acreditar.
Unión y ruptura de la tríada Unión Camilista-Ejército de Liberación Nacional-¡A Luchar!
Se dijo que el eln rechazó dialogar con Betancur porque alentaba el reformismo y traicionaba la revolución popular. Su particularidad, así como la de los procesos cercanos, excepto algunos grupos cristianos o populares sin una doctrina de izquierda definible, fue su afiliación al “campo marxista-leninista”. Igual que el pcc-ml, surgirían con la fractura chino-soviética, con la diferencia de que rechazaron la creación de un órgano jerárquico y autoproclamado de vanguardia. Además, exaltaron la revolución cubana, la búsqueda de un modelo ajustado a las condiciones latinoamericanas y nacionales y las posiciones agitadoras del sociólogo y presbítero Camilo Torres Restrepo. En ese contexto surge en 1977 el Comité por la Unidad, con el propósito de ofrecerles al campesinado, al estudiantado y al profesorado un proyecto de lucha legal y sin armas. Al Comité por la Unidad llegaron tres corrientes nacidas en el pcc-ml. La Liga Marxista-Leninista de Colombia, creada en 1971, próxima al movimiento campesino en Nariño, en Antioquia y en los Santanderes. Desligada de la acción armada, no fue renuente a participar en elecciones. La Tendencia Marxista-Leninista-Maoísta, que surge hacia 1974 en respuesta a la desidia del pcc-ml por presidir los movimientos sociales. Tuvo presencia en Antioquia, en Cundinamarca, en los dos Santanderes y en la Costa Atlántica, y se dividió en dos grupos, “la mayoría” y la “minoría”, que respectivamente generaron el Partido Revolucionario de los Trabajadores (prt) e importantes cuadros para la crs. Su papel fue decisivo en la unidad del campo marxista-leninista. La tercera fue la Tendencia Línea Proletaria, que fiel a su nombre participó y fomentó la organización sindical y política de los obreros. Creada alrededor de 1975, actuó en el Eje Cafetero, donde el pcc-ml tuvo una de sus subestructuras más fuertes. El Comité por la Unidad fue reforzado con la llegada del Movimiento de Unificación Revolucionaria Marxista-Leninista (mur-ml). Fundado en doctrinas cristianas y con un fuerte trabajo en grupos juveniles y de estudiantes del Suroeste antioqueño, fue clave en la creación, en 1982, junto con las tres corrientes, del llamado Nuevo mur, que combinó estrategia armada y organización de las poblaciones, con la que cada una se identificaba.
El campo marxista-leninista también incluyó al Movimiento de Integración Revolucionaria Marxista-Leninista (mir-ml), que glorificó los logros de la Revolución cubana. Su propuesta fue inusitada, al trabajar por mejorar las condiciones de las comunidades originarias y de ascendencia africana de la Costa Atlántica, su cuna comenzados los años setenta. Con un brazo armado sin resonancia, El Especialito, y una leve presencia en Bogotá, alcanzó su apogeo en los años ochenta cuando instigó a la población a apostarle a la transformación socialista vía la insurrección. Esto le permitió atraer simpatizantes del Nuevo mur, que a cambio recibió a quienes no comulgaron con la exhortación sediciosa de aquel, y que replicó en 1983, denominándose Nuevo mir; aunque continuó llamándoseles el mur y el mir. Hostiles ambos del cortoplacismo, que estimaron reinaba en la mayoría de las guerrillas, convergieron en que a Colombia le faltaba un partido al servicio de los sectores populares, pero difirieron entre la vía negociada o armada. Lo que le generó más problema al mur, dada la coexistencia de una tendencia proclive a la oferta de Betancur y otra que evocando las secuelas dejadas por el gobierno Turbay objetaba cualquier concesión.
Si bien el mur y el mir exhortaron a la revolución socialista, aquel la concibió ponderada y con acento en la democracia, prefiriendo la ciudad para la acción y estimando decisivo participar en los diálogos, mientras este exaltó la vía armada, refutando todo acercamiento con el Establecimiento y centrando su trabajo en el campo. Disposición esta última producto de un cálculo social y político: acompañar un sector marginado, poco representado por los partidos y actor del crecimiento urbano. Empero, las raíces marxistas-leninistas pesaron más que las diferencias en el modus operandi, y el respaldo del mur a la creación del movimiento político Pan y Libertad, propuesto por el mir en 1984, fue el germen de una nueva combinación de armas y política: el mir-Patria Libre; que contó con la asesoría del eln, generando, en coordinación también con el prt, la Trilateral. Siguiendo con esta dispersión, a este breve acuerdo le siguió, en 1986, pero sin participación del prt: la uc-eln. De esta forma, el mir afinó el aspecto militar, mejoró su solvencia económica y aumentó su presencia en zonas urbanas, afirmando su objetivo de una estructura nacional a partir de su experiencia en el norte del país. El eln se nutrió del conocimiento de la organización social y la cualificación política del mir, pudiendo al fin contar con un movimiento político para proyectarse, pues su distintivo, de “guerrilla militar”, según Pizarro Leongómez, fue el producto de su débil articulación con los movimientos sociales, y dado su encomio al elemento armado e idea de vanguardia lúcida.74
Cabe destacar que, en 1985, previamente al pacto uc-eln, algunos sectores cercanos, pero inclinados a fortalecer el movimiento social, crearon el movimiento ¡A Luchar! Ideado en el marco del Encuentro Obrero, Campesino y Popular y en memoria del bicentenario del suplicio del jefe comunero José Antonio Galán, su postulado fue idéntico al de la Trilateral: un Acuerdo Político Sindical de las fuerzas opuestas a la tregua del gobierno Betancur y a sus reformas económicas.