Sobre el combate. Dave Grossman
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Todo lo relacionado con el sueño es un misterio, pero hay una cosa cierta. Nuestro cuerpo necesita cuatro cosas para sobrevivir: aire, agua, comida y sueño. Uno puede morirse más rápido por falta de sueño que por falta de comida. El cuerpo envía señales poderosas que nos hacen respirar, beber y comer; sin embargo, durante milenios no había apenas necesidad de que el cuerpo enviara fuertes señales para dormir. Y las que envía pueden ser dejadas a un lado e ignoradas con más facilidad que las otras señales para otros requisitos esenciales para nuestra supervivencia.
Todos sabemos que la falta de sueño nos hace sentir somnolientos y nos provoca malestar, pero la mayoría de la gente ignora el profundo impacto negativo en la salud y en el rendimiento que va asociado con la falta de sueño.
El estrés es uno de los principales destructores y paralizadores del guerrero. Hubo más soldados retirados del combate en la primera y segunda guerra mundial, así como la de Corea, debido a bajas psiquiátricas que soldados muertos a manos del enemigo. Sin lugar a dudas, el estrés es una preocupación capital para nuestros guerreros y líderes, y una de las mejores maneras para curarse y recuperarse del estrés psicológico es dormir. Como dice Shakespeare: «El sueño que desenreda la enmarañada madeja del desasosiego».
La falta de sueño es la mejor manera para que uno se predisponga a convertirse en una baja debido al estrés. Está relacionada con los problemas de salud mental, el cáncer, el resfriado común, la depresión, la diabetes, la obesidad y los infartos. Y también con el rendimiento en el trabajo y con las alteraciones de la falta de sueño: tiempo de reacción, juicio, visión, procesamiento de la información, memoria a corto plazo, rendimiento, motivación, estado de vigilia y paciencia.
Por otro lado, las investigaciones muestran que dormir lo suficiente junto con una dieta nutricionalmente correcta, beber muchos líquidos y hacer ejercicio resulta crítico para una vida sana y longeva. Desgraciadamente, nuestra sociedad está repleta de ilusos que sinceramente creen que pueden funcionar con cuatro horas de sueño.
Cuando pones al señor «Yo-puedo-funcionar-con-cuatro-horas-de-sueño» en un entorno de aislamiento temporal en un laboratorio de sueño, éste enseguida comienza a intentar recuperarse de su «deuda de sueño». Puede llegar a dormir hasta doce horas al día hasta que se recupere, y luego empieza a dormir siete, ocho o nueve horas al día siguiendo un ciclo de sueño normal y saludable. Los científicos solían pensar que uno no podía recuperar el sueño perdido, pero hoy en día sabemos que estaban equivocados; tan equivocados como para poner vidas en peligro. El cuerpo genera una deuda de sueño y, de la misma manera que uno puede recuperarse de una deshidratación o de una malnutrición, uno puede recuperar las horas sueño. Así que, si sólo dormiste tres horas anoche, puedes usar la cafeína para aguantar durante el día. Pero en cuanto tengas una oportunidad, duerme hasta tarde o duerme unas siestas generosas para recuperarte de tu deuda de sueño.
Hay un estudio al respecto que realizó el ejército de los Estados Unidos con un batallón de artillería. Las tropas sufrieron lo indecible para que tuviéramos los datos, así que quizás deberíamos prestarle atención. El batallón fue dividido en cuatro baterías, y llevó a cabo misiones de fuego (ejercicios de artillería) durante veinte días seguidos, cada hora de vigilia. La primera batería, el grupo 1, disponía de siete horas de sueño al día. El grupo 2 tenía seis horas, el grupo 3 tenía cinco, y el grupo 4 realmente lo pasó mal con tan sólo cuatro horas. Tras veinte días, el grupo 1, que había dormido siete horas al día, disparó con un 98 por ciento de máxima eficiencia. El grupo 2 disparó con un 50 por ciento; el grupo 3 con un 28 por ciento; y los pobres chicos que sólo dormían cuatro horas dispararon con un 15 por ciento de máxima eficiencia. El grupo de las cuatro horas no sólo era improductivo sino que también era peligroso.
Cuando uno duerme siete horas cada noche puede funcionar de sobra, si bien ocho horas es probablemente mejor. Menos que eso y se empieza a crear una deuda de sueño que puede tener un profundo impacto psicológico y fisiológico. Si uno vive afectado por una severa malnutrición, probablemente eso restará años de la vida de esa persona. Igualmente, si uno vive con una severa falta se sueño, probablemente eso restará años de la vida de esa persona. Muy pocos individuos sanos estarían dispuestos a vivir malnutridos, pero muchas personas viven voluntariamente una vida aquejada por la falta de sueño.
A lo largo de la historia, el sueño ha sido la mejor medicina del soldado. En la primera y segunda guerra mundial, las tropas rotaban desde las trincheras o la línea del frente y lo primero que hacían era dormir. Pero en Iraq y Afganistán, las tropas estadounidenses que volvían de las patrullas de combate a sus barracones se dedicaban a jugar a videojuegos, ver dvd y la televisión, y a navegar por internet.
Esta forma de escapismo y la falsa sensación de control que proporcionan los videojuegos parecen ser increíblemente atractivas así como adictivas para los hombres y mujeres en combate. En realidad, este comportamiento puede ser una herida autoinfligida que incrementa de forma notable la vulnerabilidad ante el trastorno por estrés postraumático o tept y ante la enfermedad, ya que la falta de sueño reduce la capacidad del sistema inmunitario.
Todos los equipos deportivos profesionales del planeta apagan la luz a las diez o las once la noche antes de un partido. Si un jugador profesional trasnocha la víspera de un partido jugando a videojuegos o viendo la tele, los otros jugadores lo machacarán, el entrenador lo multará y ahí se acaba el despropósito. Bien, nuestros militares y nuestros policías forman el equipo profesional de la nación. Pero en este juego, en el juego inmisericorde, implacable del combate donde el riesgo es altísimo, si pierdes, hay gente que muere.
Somos guerreros; estamos dispuestos a salir ahí fuera y tragar balas si es necesario. Pero tendría que hacerte enfadar de verdad que tengas que tragar balas cuando se podía haber evitado. Igualmente, estamos dispuestos a sufrir la falta de sueño si la misión lo requiere, pero tendría que hacernos enfadar de verdad la privación de sueño si se podía haber evitado. Y si uno se lo hace a sí mismo, se trata de un daño autoinfligido.
De ahí que los militares estadounidenses hayan aprendido que la gestión del sueño puede ser un elemento decisivo a la hora de ganar o perder una guerra. Y si ha habido numerosos casos de tept en las guerras de Iraq y Afganistán, esto puede que sea una de las principales razones. Así que nuestros suboficiales y oficiales han aceptado la responsabilidad de ejercer como «mamás» y velar para que las tropas duerman todo lo que necesitan. Esto se lo explico a los agentes de policía a los que doy clases y luego les pregunto: «¿Quién será tu mamá? Tienes que serlo tú mismo. Tú eres el último responsable». Es una cuestión de profesionalidad y autodisciplina. Una cuestión de vida o muerte... como lo son muchas otras para los que caminan por el filo de la navaja, en el dominio inmisericorde e implacable del combate.
El equivalente de estar legalmente ebrio
Como un marinero ebrio en un mástil,
dispuesto, a cada cabezada, a desplomarse.
Shakespeare
Ricardo III
Una persona con una privación de sueño de veinticuatro horas es prácticamente el equivalente fisiológico y psicológico de estar legalmente ebrio. El doctor Jacques Gouws, un psicólogo militar retirado, afirma que esto puede ser aún más cierto «en la zona de combate en donde uno está bombeando adrenalina como un loco y no de la forma tan poco frecuente que se da en la labor policial. El soldado en combate está significativamente más fatigado física y emocionalmente debido a la duración de las operaciones de combate sostenidas». Tired Cops: The Importance of Managing the Police Fatigue, del doctor Bryan Vila, es un libro excelente que debería ser de lectura obligada para todo el mundo en la comunidad de guerreros. En el