Aunque tenga miedo, hágalo igual. Susan Jeffers

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Aunque tenga miedo, hágalo igual - Susan  Jeffers

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que contribuyó muchísimo a mi crecimiento.

      Verdad 2

      La única manera de liberarse del miedo a hacer algo es hacerlo

      Esto parece contradecir a la primera verdad, pero no es así. El miedo a situaciones especiales desapareció cuando las afronté finalmente. El «hacerlo» viene antes de que desaparezca el miedo.

      Puedo ilustrar esto narrando mi primera experiencia, cuando estudiaba para mi doctorado. Mi edad no era mucho mayor que la de mis actuales alumnos y enseñaba una asignatura en la que mi experiencia era dudosa: la psicología del envejecimiento. Esperé el primer período lectivo con un temor enorme. Durante los tres días anteriores a la clase, mi estómago parecía estar sobre una montaña rusa. Me había preparado durante ocho horas para una sola hora de clase. Tenía escrito a mano suficiente material para once disertaciones. Nada de esto disipaba mi miedo. Cuando llegó finalmente el primer día de clase, tuve una sensación tan horrible como si me mandaran a la guillotina. Cuando me encontré ante mis alumnos, sentí que mi corazón martilleaba y me temblaban las rodillas. No sé cómo, conseguí pasar ese período de clases... esperando intranquila que llegase el segundo y la semana siguiente.

      A Dios gracias, las cosas marcharon mejor la vez siguiente. (De lo contrario, yo habría abandonado la enseñanza para siempre.) Empecé a familiarizarme con los rostros del aula y relacioné algunos de los nombres con los rostros. La tercera clase fue mejor que la segunda, ya entonces empecé a relajarme y a entrar en la corriente de los alumnos. En nuestra sexta sesión yo esperaba con impaciencia el momento de enfrentarme con mi curso. La interacción con mis alumnos era estimulante y excitante. Un día, cuando me acercaba al aula antes tan temida, me di cuenta de que ya no tenía miedo. Mi miedo se había convertido en una grata expectativa.

      Tuve que impartir muchas clases distintas antes de sentirme cómoda al entrar a mi curso sin voluminosas notas. Pero llegó un día en que sólo disponía de un esbozo de una página de lo que me proponía abarcar en ese período. Comprendí hasta dónde había llegado. Sentí el miedo... y lo hice a pesar de todo. La consecuencia es que me libré del miedo a enseñar. Pero cuando llevé mi enseñanza al sector de la TV, volví a sentir miedo, hasta que mi «hágalo de todos modos» fue lo bastante habitual para eliminar mi temor a aparecer en televisión. Así fueron las cosas.

      Además, otro aspecto del juego «entonces/cuando» que yo acostumbraba jugar tenía que ver con la autoestima. «Cuando me sienta mejor conmigo misma, lo haré.» Ésta es otra perogrullada. Yo pensaba sin cesar que, si podía mejorar de alguna forma la imagen de mí misma, el miedo desaparecería y podría empezar a realizar cosas. Pero no sabía con exactitud cómo mejorar mi imagen de mí misma. Quizá fuera sólo un problema de experiencia, de aprendizaje o, simplemente, de esperar un milagro que me hiciera sentir maravillosamente. En realidad, hasta me compré un cinturón con la leyenda «Soy sensacional» confiando en que, por ósmosis, recibiría el mensaje.

      Quizás todas esas cosas ayudaran un poco. Pero lo que significó realmente una diferencia fue la sensación de realización que experimenté al vencer el miedo y al hacer cosas por mi cuenta y bajo mi responsabilidad. Finalmente, se hizo clara la:

      Verdad 3

      La única manera de sentirme mejor es... hacerlo

      El «hacerlo» aparece antes de que uno se sienta mejor. Cuando se ponen los medios para que suceda algo, no sólo se disipa el miedo sino que se obtiene un gran premio por añadidura: se progresa mucho en el camino de la fe en uno mismo. Cabe predecir, sin embargo, que cuando uno ha dominado finalmente algo y se ha liberado del miedo, se siente tan bien que decide que quiere realizar algo más y...

      ¡Adivinen qué pasa! El miedo reaparece cuando uno se dispone a afrontar el nuevo desafío.

      Durante los talleres y seminarios a que asistí en las primeras etapas de mi enfrentamiento con el miedo, me alivió descubrir algo que me hizo sentir infinitamente mejor.

      Verdad 4

      No sólo yo siento miedo cuando piso terreno desconocido, lo mismo les ocurre a todos los demás

      Me dije: «¿Quieres darme a entender que todas aquellas personas a las cuales has estado envidiando porque no tenían miedo a emprender algo han tenido en realidad miedo? ¡¿Por qué no me lo dijo alguien?!».

      Creo que nunca me lo pregunté. Estaba segura de ser la única persona que se sentía tan mal. ¡Aliviaba tanto advertir que yo no era la única que sufría! A partir de ese momento el resto del mundo me hacía compañía.

      Recuerdo un artículo periodístico que leí hace años y que se refería a Ed Koch, el aparentemente intrépido alcalde de Nueva York. Ese artículo contaba que Koch había tenido que aprender a bailar un sencillo claqué con una compañía que realizaba un show en Broadway para una grabación de publicidad. ¡Costaba creerlo! Un hombre que había enfrentado a menudo a multitudes, que había tomado decisiones difíciles que influían sobre millones de vidas, que se había presentado ante el público en su carrera para llegar a alcalde... ¡Tenía miedo de aprender un simple claqué!

      Si uno tiene conciencia de las verdades del miedo, no le puede sorprender el miedo del alcalde. El baile era una actividad que le ponía aprueba desde un sentido nuevo y, desde luego, se sintió asustado. Cuando practicó y dominó la rutina, el miedo se desvaneció y aumentó su confianza en sí mismo... Podía poner otra pluma en su sombrero, por así decirlo. Éste es, simplemente, el mecanismo del miedo... para todos nosotros. Dado que todos somos seres humanos, compartimos los mismos sentimientos. y el miedo no es una excepción.

      Muchas historias análogas a la del alcalde Koch aparecen en los periódicos, las revistas, los libros y la televisión. Mientras usted esté en contacto con las verdades del miedo, oirá hablar de esas historias, pero, aunque las lea y vea a menudo, no advertirá los principios subyacentes que operan. Usted hasta puede relacionar las experiencias de otros, sobre todo las de las celebridades, con su vida. Hasta podrá creer que tienen suerte porque no temen a las situaciones nuevas. ¡No hay tal cosa! Todos ellos han tenido que vencer una enorme cantidad de miedo para llegar donde están hoy... y siguen intentándolo.

      Los que han afrontado con éxito el miedo durante toda su vida parecen haber sabido, consciente o inconscientemente, el mensaje de este libro. Usted debe sentir miedo... y hacerlo de todos modos. Un amigo mío de mucho éxito, un hombre de los que se hacen a sí mismos que no permitió que nada se interpusiera en su camino, meditó sobre el título de mi curso, asintió y dijo: «Sí, así es como he vivido siempre mi vida, sin advertir conscientemente que eso es lo que he estado haciendo. No recuerdo no haber tenido miedo, pero nunca permití que el miedo me impidiera correr los riesgos necesarios para conseguir lo que quería. Simplemente, seguí adelante e hice lo que tenía que hacer para que mis ideas se materializaran... a pesar del miedo».

      Si usted no ha tenido éxito al afrontar el miedo, es probable que nunca haya comprendido las verdades del miedo y que haya interpretado el temor como una señal para retroceder más que como una luz verde para avanzar. Ha tenido tendencia a jugar esos juegos de «cuando/entonces» que ya he mencionado. Lo único que uno debe hacer para hallar una salida de la cárcel que se ha impuesto a sí mismo es reeducar sus pensamientos.

      Un primer paso en ese readiestramiento es decir las verdades del miedo por lo menos diez veces diarias durante el mes siguiente. Como usted no tardará en descubrir, ese nuevo adiestramiento exige una repetición constante. No basta con conocer las verdades del miedo; hay que seguir cultivándolas hasta que se convierten en una parte de nuestro ser... hasta que se invierta su conducta y avance hacia los objetivos deseados, en vez de retirarse. Por ahora, confíe simplemente en sí mismo y repita las verdades del miedo muchas veces.

      Con

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