Economía solidaria en Colombia: autores y reflexión conceptual. Amanda Vargas Prieto
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Fuente: elaboración propia.
En armonía con lo señalado, y con el propósito de distinguir lo que no es la economía social, diversos autores han considerado una serie de características, de las cuales se extraen dos aspectos fundamentales: la organización democrática y la búsqueda del interés colectivo de las personas que las integran. En la tabla 2 se hace una descripción de esta caracterización.
Tabla 2. Características de la economía social
Característica | Autores y definiciones |
Primacía del ser humano o sociedad de personas | Primacía del hombre y del objeto social sobre el capital (Montolio, 1999).Empresas u organizaciones que se constituyen para satisfacer las necesidades de sus miembros o para perseguir una utilidad social (Guerra, 2015).Ejercen una actividad económica en sí misma considerada para satisfacer necesidades de personas, hogares o familias. Por eso, se dice que las organizaciones de economía social son entidades de personas, no de capitales: trabajan con capital y otros recursos no monetarios, no para el capital (Chaves y Monzón, 2007). |
Libre adhesión | Adhesión libre, voluntaria y abierta (Montolio, 1999).Con libertad de adhesión (Pérez, Etxezarreta y Guridi, 2009), es decir, no son de afiliación obligatoria (Chaves y Monzón, 2007). |
Gestión, toma de decisiones y control de carácter democrático basado en el principio de “una persona, un voto” | Control democrático de la entidad por parte de sus miembros (Montolio, 1999).Son organizaciones que se gestionan democráticamente y donde cada persona tiene un voto (Guerra, 2015).Son organizaciones democráticas (Pérez, Etxezarreta y Guridi, 2009).Las entidades de economía social son agentes portadores de democracia y que profundizan en la participación social y económica, en lugar de ser agentes de control autocrático (Chaves, 1999).Son organizaciones de carácter democrático, de manera que, en el proceso de toma de decisiones, se aplica el principio de “una persona, un voto” (Chaves y Monzón, 2007). |
Organizaciones autónomas | Autonomía de gestión e independencia de los poderes públicos (Montolio, 1999).Con autonomía de decisión (Pérez, Etxezarreta y Guridi, 2009), lo que quiere decir que tienen plena capacidad para elegir y cesar a sus órganos de gobierno, para controlar y organizar todas sus actividades (Chaves y Monzón, 2007). |
Aplicación del excedente sin injerencia del capital | “Aplicación de los excedentes al objeto social mediante su reinversión o distribución, según los deseos de sus miembros, para creación de empleo, actividades y nuevas empresas, o para retorno sobre los capitales invertidos, servicio a los miembros y actividades socioculturales” (Montolio, 1999, p. 38).Son organizaciones cuyas eventuales utilidades se distribuyen en el interior de la organización o a prorrata, según el aporte de cada miembro (Guerra, 2015).Con una eventual distribución de beneficios no vinculada al capital aportado (Pérez, Etxezarreta y Guridi, 2009).“La eventual distribución de beneficios o excedentes entre los socios usuarios, si se produce, no es en proporción al capital o a las cotizaciones aportadas por estos, sino de acuerdo con la actividad que realizan con la entidad” (Chaves y Monzón, 2007, p. 45). |
Organizadas formalmente | Organizadas formalmente (con personalidad jurídica propia) (Pérez, Etxezarreta y Guridi, 2009).Organizadas formalmente, esto es, habitualmente están dotadas de personalidad jurídica propia (Chaves y Monzón, 2007). |
Fuente: elaboración propia.
Estas características se constituyen en factores de contraste útiles para identificar las condiciones de organización de la economía social en las diferentes formas jurídicas que adopta. Se puede concluir, entonces, que se entiende por economía social la relativa a sociedades de personas, y no de capital, por cuanto prevalece el ser humano, son de propiedad colectiva y están fundamentadas en la ayuda mutua, la solidaridad, la participación y la gestión democrática. Tienen como fines principales el bienestar de sus asociados, familias y comunidad, para lo cual realizan actividades económicas de producción de bienes y servicios, sostienen relaciones de autonomía con el sector público y privado para la toma de decisiones, no tienen ánimo de lucro y pueden repartir los excedentes entre sus miembros. Estas expresiones se identifican claramente en un gran número de cooperativas de Europa, principalmente de trabajo asociado y de otro tipo. En este sentido, puede afirmarse que el cooperativismo es una base social y económica significativa que sostiene la economía social.
Ahora bien, este último término ha tenido mayor receptividad en los países de América Latina donde la emigración europea fue importante a finales del siglo XIX, como Argentina y Uruguay. Por su parte, el término economía solidaria tiene mayor reconocimiento en países como Colombia, Ecuador, Canadá, Chile y Brasil. A este respecto, Pérez y Etxezarreta (2015) afirman:
Se deja constancia de la pugna conceptual que existe hoy en día entre diversas corrientes que teorizan sobre este tercer sector, situado entre la economía pública y la economía privada capitalista. Se analizan principalmente dos enfoques, a saber, el de las entidades no-lucrativas (non profit organizations) y el de las empresas sociales (social enterprises), cada una dominante en distintos ámbitos geográficos y ambos en confrontación con la noción de ESoc, que disfruta de cierta centralidad en este debate.
El enfoque de las organizaciones no lucrativas (NPO) es de origen anglosajón y plantea varias características que se identifican con una entidad sin ánimo de lucro (ESAL): son organizaciones formales, autogobernadas, de carácter privado, con participación de voluntariado altruista en sus actividades y, por estatuto, no pueden distribuir excedentes a las personas que las controlan, pues no tienen ánimo de lucro y su importancia radica en que producen bienes públicos no estatales provistos por la sociedad (Villar, 2001). Asimismo, forman parte de esta vertiente las organizaciones no gubernamentales (ONG), las fundaciones, las asociaciones comunitarias, las asociaciones ocupacionales, las entidades de asistencia y todas aquellas que cumplan con las cinco características en mención.
El enfoque de las empresas sociales surge en los años noventa del siglo XX tanto en Europa como en Estados Unidos y ha venido ganando interés en los ámbitos político y académico. Pérez, Etxezarreta y Guridi (2009), para el caso europeo, ubican su origen en Italia (impresa sociale) y las identifican como empresas de inserción, un tipo particular de empresa de la economía social. Mencionan también el papel relevante que ha desempeñado la Red Europea de Investigaciones (EMES) en su consolidación académica y política. Ahora bien, para el caso de Estados Unidos, la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard ha desempeñado un papel muy importante en la consolidación académica del término al lanzar la Social Enterprise Initiative, acción que fue secundada por importantes universidades norteamericanas y fundaciones de carácter empresarial. Hoy consideran que este enfoque de empresa social está evolucionando hacia la perspectiva de la empresa con carácter social y hacia la llamada humanización de la economía (Pérez, Etxezarreta y Guridi, 2009). Finalmente, se debe mencionar que en las dos últimas décadas comienza a ganar terreno una corriente de pensamiento que plantea la integración de los términos en uno solo: la economía social y solidaria.
Vertiente endógena
Hay otra forma de economía: la economía solidaria, que emerge y se identifica en un territorio específico: América del Sur (Guerra, 2012). Existe entonces una corriente de pensamiento propio alrededor de este término, y una evidencia de ello es la propuesta de Razeto (1989)