Los Registros Akasicos segun Edgar Cayce. Kevin J. Todeschi

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Los Registros Akasicos segun Edgar Cayce - Kevin J. Todeschi

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con una sala de cine del mundo físico (275-19). Esta película se podría volver a proyectar para tratar de entender lo ocurrido en la experiencia de una persona en cualquier período, en cualquier momento, o mientras ocupaba cualquier lugar en la historia. Dentro de estos datos también habría un registro de lecciones aprendidas, oportunidades perdidas, culpas adquiridas y experiencias ganadas. Además, aunque las acciones de una persona se pueden malinterpretar o malentender en el mundo físico, los registros akásicos mantienen un registro objetivo de la «vida real» de cada persona, porque lo que en ellos se informa fue su verdadera intención.

      En 1934, en el curso de una lectura para un agente de transporte de mercancías (416-2), Edgar Cayce trató de definir un poco más estos registros. No sólo habló de lo que son los registros akásicos, sino que explicó cómo se escriben, y explicó cómo es que cualquier persona puede acceder a esa información. Al parecer, cualquier tipo de actividad—sea acción, pensamiento, deseo o acto—crea alguna clase de vibración. Esta vibración produce una marca sobre (lo que Cayce llamaba) la madeja del tiempo y el espacio, y de alguna manera queda identificada permanentemente con la persona a que corresponde. Aunque no puede verse, es una energía etérica que para una persona parasensorial es tan evidente, como la palabra impresa lo es para una persona vidente.

       Cuando existe el pensamiento o la actividad del cuerpo en cualquier entorno específico, esa misma actividad genera las impresiones hechas en el alma . . .

       En cuanto a los registros efectuados por una actividad tal, están escritos sobre lo que se conoce como tiempo o espacio, en forma muy similar a la manera en que se escriben los mensajes cuya naturaleza es familiar para el cuerpo en su actividad actual. Tal como se usan los instrumentos de grabación, así la actividad de la ENERGÍA utilizada deja su impronta en la onda etérica que registra entre tiempo y espacio lo que se DESEA que permanezca, respecto a aquello que está impulsando o produciendo. Así como las personas utilizan cifras y caracteres para comunicarse, asimismo hace el alma sobre las páginas o registros de tiempo y espacio.

       416-2

      Sin embargo, como para complicar nuestra posibilidad de entender estos registros y trabajar con ellos, en la lectura 538-32 Cayce explicó a su esposa Gertrude que es muy factible que cualquiera que intente leerlos (un psíquico, una persona parasensorial, la propia entidad, etc.) malinterprete la información. Al parecer, la percepción de la base de datos akásica es matizada por la experiencia y antecedentes mentales de la persona que está leyendo la información A MENOS QUE el propósito sea totalmente desinteresado y orientado a prestar ayuda. En otras palabras, dos personas podrían tener interpretaciones muy diferentes de los mismos registros debido a sus respectivos sistemas de creencias, antecedentes, experiencias, y motivaciones personales.

      En el curso de una lectura para un médico de treinta y ocho años de edad, la naturaleza subjetiva de los registros akásicos se explicó así:

       Por consiguiente, las interpretaciones de éstos pueden variar un poco, según las fases en las cuales se aborden. Como en las experiencias materiales, al visualizar un acontecimiento o suceso las entidades tienden a dar SU versión según la reacción sobre su ideal; y sobre las tendencias del propósito de la persona que lo visualiza.

       1448-2

      A la misma persona se le dijo que cada experiencia de la vida de una persona podía dejar una buena o mala impresión en estos registros akásicos. Al parecer cada ocurrencia en la vida tiene la capacidad de ser una influencia constructiva o destructiva, según lo que la persona haga con esa experiencia. Distintas desiciones dejarán impresiones muy diferentes en los registros.

      Puesto que estos registros son tan completos, tan exactos, y tan personalizados, la pregunta lógica sería: ¿Entonces, cuál es el propósito de los registros akásicos? En pocas palabras, la respuesta es hacer un seguimiento de cada alma y ayudarla en su crecimiento y transformación personales. Sin embargo, a fin de analizar adecuadamente y comprender la percepción que Edgar Cayce tenía de los registros, es necesario contar con un conocimiento adecuado de lo que se podría llamar «la cosmología Cayce». Básicamente, esa cosmología se puede resumir en la siguiente afirmación: Dios es esencialmente amor y el Universo está completamente organizado. A partir de ese concepto está la premisa de que cada persona fue creada a propósito, como alma, para convertirse en compañera del Creador.

      Ratificando las escrituras bíblicas, según las lecturas de Cayce, fuimos creados «a imagen y semejanza» de Dios (Génesis 1:26) y por consiguiente nuestro estado natural es espiritual. La vida no empezó al momento del nacimiento físico: hubo una existencia en espíritu, anterior a la existencia física. Dios ha dado a cada alma libre albedrío y la oportunidad de encontrar su expresión; de encontrarse a sí misma, por así decirlo. Puesto que las almas son creadas a imagen y semejanza de Dios, es sólo a través de un proceso de experiencias personales—una decisión que lleva a otra, y luego otra, y luego otra—que los compañeros de Dios podrían ganarse su propia individualidad, siendo en verdad parte de Él pero de todos modos seres individuales por derecho propio. Una vez que hayan descubierto su individualidad, de nuevo volverán en conciencia para ser otra vez sus compañeros y cocreadores.

      Desde el punto de vista de Cayce, aunque actualmente estamos teniendo una experiencia física, nuestros cuerpos simplemente son un alojamiento temporal. Tal como un automóvil se descarta cuando el dueño ya no lo encuentra útil, nuestros cuerpos también se hacen a un lado cuando han cumplido su función. No somos cuerpos físicos con almas, sino seres espirituales que por el momento están viviendo una existencia física. Si esto es cierto y fundamentalmente somos seres espirituales, podríamos preguntar: ¿entonces qué estamos haciendo aquí? La respuesta que propone la información de Cayce es que básicamente estamos recopilando experiencias.

      Según las lecturas, el alma, básicamente creativa por naturaleza, anhela encontrar su propia expresión. De hecho, la pregunta básica que el alma se hace repetidamente podría ser: ¿Quién soy yo? Esta pregunta se repite infinitas veces en la medida que cada alma elige experiencias específicas para encontrarse a sí misma. El alma obtiene conocimiento de primera mano no solo acerca de su propia identidad, sino que también aprende que sus desiciones conducen a determinadas experiencias. Con el tiempo, las experiencias y el conocimiento adquiridos por el alma la llevarán a la sabiduría. Inevitablemente, la sabiduría conduce a la compasión y por último, el amor será el resultado final. En este punto, el alma ya conoce su identidad personal así como su verdadera relación con Dios. El alma deberá llegar a entender que su esencia básica y la de Dios son una y la misma, AMOR:

       Por consiguiente, de manera innata, la entidad siempre está deseando probar algo nuevo. Eso está bien, siempre y cuando su base esté cimentada en la verdad. Porque en cualquier parte la verdad es siempre la misma: es ley. Y amor es ley, ley es amor. Amor es Dios, Dios es Amor. Es la conciencia universal, el deseo de expresiones armoniosas para el bien de todos. Ese es el patrimonio de la humanidad, si se acepta la forma y manera en que se puedan aplicar, primero: el propósito espiritual, y después: la aplicación mental. Y el éxito material será grato a todos.

       3350-1

      La educación del alma en conciencia se emprende a través de un proceso de causa y efecto. Este modelo de crecimiento de causa y efecto fue analizado en casi dos mil lecturas de Cayce que exploraron el tema de la reencarnación. En lugar de ser un proceso fatalista, la influencia del pasado de cada quien sencillamente proporciona un marco de potenciales y probabilidades. Esas posibilidades están todas inscritas en los registros akásicos. Las desiciones, acciones y libre albedrío de una persona en el presente, realmente determinan la experiencia vivida en esta ocasión. Para Cayce, no es importante lo que una persona hubiera sido alguna vez (ni siquiera lo que hubiera hecho), lo

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