Los Registros Akasicos segun Edgar Cayce. Kevin J. Todeschi

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Los Registros Akasicos segun Edgar Cayce - Kevin J. Todeschi

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atrajimos una determinada situación, y de hecho el por qué podría no revestir tanta importancia, lo importante es cómo decidamos responder.

      En 1944, mientras daba una lectura para un bombero de cuarenta años de edad, Cayce habló del hecho de que la información de vidas pasadas que estaba leyendo estaba relacionada específicamente con el ciclo de vida que el individuo afrontaba en ese momento. A continuación, la sugerencia de Gertrude a Cayce de acceder a la información de los registros akásicos y una parte de la lectura:

       Gertrude Cayce: Darás las relaciones de esta entidad con el universo y las fuerzas universales. Darás las condiciones de su naturaleza, latentes y presentes en su vida actual y también en las anteriores apariciones en el plano terrestre; dando tiempo, lugar y nombre, y lo que en cada vida construyó o retardó el desarrollo de la entidad. Y dirás las capacidades de la presente entidad, aquello que podría lograr y cómo. Responderás las preguntas cuando yo las haga:

       Edgar Cayce: Sí, aquí tenemos los registros de esa entidad ahora llamada o conocida como [3902]. Al interpretar los registros, escritos o impuestos o impresos sobre la madeja del tiempo y el espacio, o los registros akásicos en el libro de los recuerdos de Dios, encontramos lo siguiente:

       Seleccionaremos entre estos registros los que aplicados a la experiencia ofrezcan la mejor interpretación del cómo y el por qué hay ciertas ansias manifiestas y latentes en las capacidades de la entidad actualmente, que aplicadas en forma creativa y constructiva, pueden dar una mayor capacidad a la entidad para que se dedique a ser un canal, una manifestación de esas influencias divinas que son causa y propósito de su aparición en la Tierra actualmente . . .

       En cuanto a las apariciones en la Tierra, encontramos que han sido por demás variadas. De ninguna manera se pueden dar todas sino las que son parte de la concientización o conciencia de la entidad en el presente ciclo de su experiencia. Y estas están en el período en que se pueden aplicar. Tal como se indica, lo mental se debe aplicar para el desarrollo del ser material, así como del ser mental y espiritual. Manténgase alejado de la crítica, siempre. [Énfasis del autor].

       3902-2

      Independientemente del ciclo que haya aflorado en la vida de uno, el alma experimenta constantemente las consecuencias de las desiciones que tomó anteriormente. Este concepto está expresado en la terminología bíblica como: «Uno cosecha lo que siembra», y por lo general expresado como: «El que a hierro mata . . .» por los que estudian la reencarnación. Esto significa básicamente que los individuos experimentan en sí mismos los efectos que sus actos anteriores han producido en otras personas. En lugar de estar predestinados, los individuos siguen controlando sus vidas (y sus percepciones) a través de la forma en que eligen responder a las situaciones que ellos mismos han atraído. En últimas, todas las experiencias son para el crecimiento personal de cada quien.

      Vale la pena anotar que el crecimiento del alma puede ocurrir incluso cuando un individuo haya elegido la opción «errada». Por ejemplo, en un caso que será estudiado más a fondo en el capítulo siguiente, una mujer (1523) obviamente había tomado la decisión errada cuando se casó con su primer marido. Sin embargo, esa decisión los capacitó a ella y su marido para que superaran ciertos modelos de conducta que se habían originado doscientos años atrás. Aunque había que vérselas con la memoria (o karma) del pasado, se habría podido superar en una forma más fácil. Resulta interesante anotar que las lecturas a menudo sugieren que es mejor tomar una opción errada, que ser indeciso y no hacer nada, porque el desarrollo del espíritu solamente es posible a través del movimiento, crecimiento y actividad.

      En la cosmología de Cayce, el caudal de experiencias del pasado de cada alma actúa como memoria subconsciente en el presente. Si el alma consigue encarar esa memoria—la cual se manifiesta a través de los deseos, sentimientos, atributos e incluso los miedos de cada quien—es posible superar defectos y debilidades, así como expresar talentos y capacidades.

      En cuanto a las relaciones personales, Edgar Cayce afirmó que jamás conocemos a alguien por casualidad, y nunca nos conectamos con otra persona emocionalmente (en forma positiva o negativa) al momento de conocerla. Las relaciones constituyen un proceso experimental y de aprendizaje. En otras palabras, recogemos nuestra relación con otra persona exactamente en el punto que quedó la última vez. Por ejemplo, a dos individuos de los archivos de Cayce (los casos 288 y 294) se les dijo que «estos dos han estado juntos» (294-9), y han experimentado todas las relaciones imaginables desde padre e hija, empleado y empleador, madre e hijo, hasta marido y mujer. En otro caso (1222-1), se le dijo a una mujer que en parte la razón por la que su marido era tan dominante y exigente era porque en una vida anterior él la había comprado. Dijo Cayce: «¡Él la compró a usted! ¿No actúa a veces así?». A lo que la mujer respondió: «¡Sí, en efecto!». La naturaleza y el desarrollo de todas las relaciones son una parte de toda la información contenida en los registros akásicos.

      Un giro interesante del concepto de que las personas siempre se están encontrando con la memoria que previamente construyeron en sus relaciones de unas con otras es que en realidad no existe karma entre las personas. Karma sólo existe con el propio ser de cada quien. Estos patrones de comportamiento y memoria están almacenados en los registros de uno mismo. El reto conceptual, sin embargo, es que las personas parecen avenirse más efectivamente con su propia memoria kármica, o «encontrarse a sí mismas», a través de su interacción con otras. Es esta interesante dinámica de encontrarse uno mismo a través de las relaciones con otros lo que a menudo hace que los individuos perciban a esos «otros» como base de sus frustraciones y provocaciones en lugar de asumir su responsabilidad personal.

      Con todo, a pesar del hecho de que el karma pertenece a cada quien, cada alma es atraída constantemente hacia determinados individuos y grupos que los capacitarán para encontrarse con ellos mismos en circunstancias y relaciones. A su vez, esos individuos y grupos son atraídos a personas específicas en un esfuerzo por avenirse con su propia memoria kármica.

      Este concepto de patrones cíclicos con grupos de personas se comprueba entre los contemporáneos de Cayce. A un buen número de personas de las que recibieron lecturas, con frecuencia se les habló de vidas en la historia que tuvieron su curso en la Atlántida, el antiguo Egipto, Persia, Palestina, Europa, América colonial, y después, como contemporáneos de Cayce, en la primera mitad del siglo veinte. Debido a este modelo, y al número de personas que solicitaron lecturas de vidas pasadas para ellos mismos y sus familias, algunas relaciones individuales se pueden rastrear hasta miles de años atrás.

      En el esfuerzo por comprender la dinámica del karma de grupo que puede estar en juego en nuestras propias vidas, es posible recopilar percepciones en las experiencias de otros. Las experiencias de esas personas y el desarrollo de sus relaciones a través del tiempo nos pueden facilitar algunas percepciones interesantes de cómo funciona este proceso de avenirse con los registros akásicos del pasado, así como la dinámica conexión entre el libre albedrío y la memoria kármica. Al explorar la biografía de otras personas y compararla con la historia de sus almas podríamos descubrir el karma en acción. El proceso de vida y muerte, renacimiento, y desplazamiento hacia la individualidad, es parecido para cada uno de nosotros. Comparar los registros y la historia del alma de otros puede capacitarnos para tomar desiciones más informadas a medida que encaramos nuestra propia memoria kármica y nos encontramos con patrones de comportamiento del pasado.

      Con eso en mente, uno de los casos más fascinantes de los archivos de Cayce es el de una mujer de veintinueve años de edad que recibió su primera lectura en junio de 1938. Lo que distingue este caso de cientos de otros es que a lo largo de los siguientes seis años y medio (antes de la muerte de Cayce en 1945) esta mujer obtuvo la asombrosa cantidad de ochenta y tres lecturas para diecisiete miembros de su familia. Estas lecturas la capacitaron para entender cómo se relacionaban algunos

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