Los Registros Akasicos segun Edgar Cayce. Kevin J. Todeschi

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Los Registros Akasicos segun Edgar Cayce - Kevin J. Todeschi

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lenguaje de las lecturas:

       En los estudios, pues, sepan a DÓNDE van.

       [ . . . ] encontrar que sólo vivieron, murieron y fueron sepultados bajo el cerezo del jardín de la abuela, ¡no los hace ni un ápice mejores vecinos, ciudadanos, madres o padres!

       En cambio, saber que se expresaron con crueldad y sufrieron por ello, pero en el presente pueden corregirlo siendo rectos: ¡ESO sí que vale la pena!

       5753-2

      A otra joven mujer se le dijo que de su pasado poseía un don innato para la música (275-33), y que con meditación y armonía ella podría volver a despertar esos talentos en el presente. «Porque, así como una persona se sintoniza con aquello que ha alcanzado, aunque sea en un MOMENTO del tiempo, también se despierta su capacidad para CONOCER incluso aquello que ya HABÍA conocido a través de la [pasada] experiencia». En otro ejemplo, a una mujer de cuarenta y seis años que recibió una lectura acerca de sus vidas pasadas se le dijo cuáles vidas estaban influyendo en mayor grado en el presente (757-8). Su lectura detallaba encarnaciones en Norteamérica en tiempos coloniales, Inglaterra durante las Cruzadas, en la antigua Persia y el antiguo Egipto. De cada una de esas experiencias, se habían desarrollado ciertas inclinaciones que todavía formaban parte de la personalidad e individualidad de la mujer. En Norteamérica, ella había adquirido la habilidad para ayudar a las personas a cooperar y comunicarse unas con otras, de manera que individuos con diversos antecedentes y motivaciones pudieran aprender a trabajar juntos. De largos períodos de aislamiento en Inglaterra, conservaba una íntima añoranza de dedicar tiempo siempre en su vida a la reflexión y contemplación. De una encarnación como personaje de la nobleza persa, había adquirido el deseo de estar rodeada de esplendor y belleza. Su interés en el pensamiento religioso se remontaba a un trabajo similar que ella había empezado en el antiguo Egipto. Cada uno de estos rasgos simplemente actuaba como otra influencia en la vida actual de esa mujer. Nada era determinante; por el contrario, en su vida actual la mujer podía hacer buen o mal uso de estas inclinaciones, e incluso ignorarlas.

      Por ejemplo, el impulso de estar sola podría aplicarse en el presente como tiempo para su revitalización personal a fin de asistir mejor a quienes la rodeaban, pero con igual facilidad podía convertirse en una actitud distante o en el egoísta deseo de anteponer siempre sus propias necesidades. Según la interpretación de Cayce, las influencias del pasado siempre son moldeadas por la voluntad, deseos y propósitos de la persona en el presente.

      En el caso de esta mujer, además del material de vida correspondiente al pasado, se encontraron interesantes percepciones. En el curso de la lectura, Cayce describió qué tipo de información estaba escrita en los registros akásicos, como había hecho su impresión esa información, y también la influencia que este tipo de material podría ejercer sobre la persona en el presente. Después de entrar en trance e ingresar a conciencia en los registros akásicos, Cayce inició su disertación. La lectura de la mujer dice, en parte:

       Sí, tenemos la entidad y esas relaciones con el universo y las fuerzas universales, latentes y manifiestas en las personalidades de la entidad ahora conocida como o llamada [757], tal como las han registrado las experiencias de la actividad y viaje del alma a través de los entornos que corresponden a esas impresiones, o esas que se convierten en manifiestas influencias o fuerzas de la experiencia de una entidad en su actual estadía en la Tierra.

       De la experiencia particular de esta entidad surgen naturalmente preguntas de cómo o en qué forma se efectúan los registros de la estadía o actividad de una entidad en una esfera o espacio, de modo que otros puedan leerlas o interpretarlas. ¿Son como cartas escritas? ¿O como fotografías de las experiencias de una entidad? ¿Están en forma de presagios o caracteres que representan ciertas influencias o actividades sobre de la Tierra? Sí, todas esas, amiga mía, y más, porque son como la madeja de la vida misma, la expresión de la fuerza divina del propio Dios Padre, expresándose en formas que se convierten en manifestaciones en una experiencia material. Porque en verdad estar ausente del cuerpo es estar presente con todas esas influencias y fuerzas infinitas que pueden actuar y sobre las que se puede actuar, desde las emanaciones de influencias divinas que pueden ser visualizadas como si fueran pinturas, escritas como pensamientos en caracteres de las diversas expresiones a través de las cuales esas entidades se comunican entre sí, con ideas o caracteres que representen esas ideas en sus expresiones deunas a otras. Como en todas las formas de capacidad comunicadora de una entidad o alma con otra—una mirada, la expresión de alguna parte o forma anatómica, de la palabra, o de un giro, así como el corte o forma del ojo, la forma de la boca, el arco de la ceja, o cualquier influencia de las comunicaciones—, denotan aquello que es para el engrandecimiento de los propios motivos o impulsos; y son las expresiones de ese propósito, ese deseo, al cual esa alma o expresión o entidad ha sido llamada. Estas son formas o maneras por medio de las cuales se escriben dichas [impresiones] en el Libro de la Vida, y pueden ser leídas y conocidas por las personas.

       757-8

      En esencia, la vida es una aventura de experiencias por medio de las cuales se reta a un individuo a convertirse en una mejor persona por haberlas tenido. Una experiencia sola no determina quién es el individuo como persona, sino cómo el individuo decide afrontar esas experiencias. Desde el punto de vista de la reencarnación, el crecimiento de un individuo está basado en buena medida sobre lo bien que él o ella se las arregle con las oportunidades y circunstancias que se presentan en la vida diaria.

      Lamentablemente, más que ver que los individuos son «cocreadores» muy activos en el transcurrir de sus viajes de vida, son muchas las veces que la reencarnación se ha malinterpretado como un viaje fatalista a través de experiencias y relaciones que pertenecen a un individuo debido a su «karma». Bajo este enfoque, las desiciones tomadas en el pasado de alguna manera han grabado en piedra el futuro, y la vida simplemente se vuelve un proceso inercial. Este definitivamente no es el enfoque de Cayce para la reencarnación y el karma, en el suyo cada vida está plena de un número casi ilimitado de oportunidades. En algún momento, Edgar Cayce afirmó que los enfoques de la reencarnación que no tienen en cuenta la importancia del libre albedrío, crearon lo que él denominó un «fantasma» kármico (136-18): una total falta de entendimiento de las leyes que operan. Desde su punto de vista, los individuos son activos participantes de sus propios viajes de vida y no simplemente observadores a veces reacios.

      La palabra karma es un término sánscrito que significa trabajo, acción, o acto. También se puede interpretar como «causa y efecto». Aunque se muestran de acuerdo con este concepto, las lecturas de Edgar Cayce tal vez constituyen una de las más enigmáticas y exclusivas contribuciones filosóficas: la idea de que el karma se puede definir como un recuerdo. No se trata de una deuda que se deba pagar, y tampoco es necesariamente una serie de circunstancias específicas que se deban experimentar por causa de acciones o fechorías del pasado. Karma es simplemente un conjunto de patrones subconscientes de memoria. Es un depósito de información almacenado en los registros akásicos que el subconsciente aprovecha en el presente. Tiene elementos positivos así como otros que parecen negativos. Por ejemplo, es muy probable que una afabilidad inmediata hacia un individuo que se acaba de conocer sea «kármica» como lo es una animosidad inmediata hacia algún otro. De hecho, ¡esta memoria del subconsciente tiene un efecto e influencia sobre lo que pensamos, cómo reaccionamos, lo que elegimos, e incluso cómo lucimos! Pero el componente del libre albedrío siempre está a nuestro alcance.

      En un aspecto, esta idea del «karma como memoria» se puede descomponer aún más de manera que poseamos recuerdos en términos de deseos que hemos traído con nosotros desde el pasado, recuerdos de situaciones que todavía debamos aprender e incluso recuerdos en forma de modelos que seguimos eligiendo para experimentarlos, pero en términos más sencillos se puede entender como memoria. Aunque el recuerdo está allí, la libertad

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