Baños de bosque. 50 rutas para sentir la naturaleza. Alex Gesse
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Llegamos a una bifurcación donde se indica la dirección hacia la Vega Pociello y continuamos por el camino de la derecha. Sin casi tiempo para traspasar el cartel, aparecen ante nosotros las ya casi ruinas de varias cabañas, que por poco pasan desapercibidas debido a la extensa vegetación que las cubre. El caminante se sorprende a cada paso al verse rodeado de imponentes árboles centenarios de tamaño colosal que le reciben en el margen del camino. Es el momento de aprovechar la ocasión para sentir en tus dedos las diferentes texturas y rugosidades que se reflejan en sus robustos troncos.
A medida que avanzamos, paseamos bajo túneles formados por avellanos que crecen rizados desde las entrañas de la tierra. Todo lo que la vista alcanza es un frondoso paisaje cubierto de una variada gama cromática de diferentes tonalidades, especialmente si nos aventuramos en el bosque en otoño. Encontramos ejemplares centenarios de fresnos, robles, hayas y tilos que se erigen imponentes y retorcidos en un paraje cubierto por la frondosidad de sus hojas y ramas. A su lado, sometidos bajo su sombra, algunos espinos se cubren y tapizan sus troncos y ramas con largos líquenes. Como guiados por el sonido, nos adentramos en un paisaje cada vez más ruidoso, en el que comenzamos a notar la frescura en la piel. En la parte más baja del camino, frente a nuestros ojos, se cierra el desfiladero de la Canaleya, con la mole de roca caliza del Cantu del Osu, que corona el bosque desde las alturas. A nuestra derecha aparece el puente del Corral, una férrea y fría infraestructura que nos muestra el lecho del río Nalón. Tan solo unos metros más arriba nace la Fuente de La Nalona, que, desde su nacimiento, va incorporando a sus aguas multitud de fuentes y arroyos que hacen que su caudal aumente en invierno de una manera espectacular. Si el caminante se anima, puede bajar hasta la orilla del río para refrescarse con el agua fresca y observar detenidamente el continuo movimiento de las cristalinas y fragorosas aguas que discurren por este paraje rodeado de una biodiversidad espectacular.
Una vez cruzado el puente, el camino asciende y se adentra en un bosque salpicado de avellanos, viejos robles y hayas; continuamos ascendiendo ligeramente rodeados de la inmensidad de un bosque alfombrado de crujientes hojas tostadas. A la izquierda, aprovecharemos algunas pequeñas ventanas que se abren entre el ramaje del bosque para observar las verdes praderas. Volvemos a escuchar abajo, al fondo, el murmullo del agua. Se trata del arroyo de la Vega Pociello o de La Ablanosa, lo que nos indica que nos vamos adentrando en el valle de La Ablanosa. En la bifurcación, continuamos ascendiendo por el camino derecho. Superamos lentamente el suave desnivel a la vez que sentimos el tacto del suelo alfombrado bajo nuestros pies. Un constante paraguas repleto de hojas coloreadas protege al caminante de los rayos del sol, que se tamizan entre las ramas dando a este paraje una fascinante luminosidad.
El sendero pasa junto a una cabaña llamada Yanalapiedra. El bosque comienza a abrirse a nuestro paso para salir a una zona despejada donde se erige el Cuetu Negru con sus escarpadas cumbres.
Poco a poco comienzan a aparecer algunas cabañas rodeadas de verdes praderas bien delimitadas con sus elaboradas empalizadas de madera, en las que quizá algún grupo de vacas casinas pasta tranquilo al son de los cencerros que cuelgan de sus cuellos. Hemos llegado a la majada de La Ablanosa, un lugar donde reina la tranquilidad y el sosiego. Un paraje en el que existen varias cabañas bien cuidadas y decoradas. Entre ellas, todavía resiste las inclemencias del tiempo alguna cabaña cubierta con llábanas de madera, frecuentes en otros tiempos por esta zona. Al pie de alguna cabaña se encuentra algún viejo roble agujereado por un rayo, pero que continúa erguido atisbando los alrededores de este hermoso lugar. En este despejado paisaje, el caminante podrá descansar sus pies bajo la fresca hierba y observar con atención las panorámicas vistas que muestra el impresionante hayedo del Fabucao, uno de los bosques más maduros del Parque Natural de Redes.
Información práctica
Plaza del Ayuntamiento,1
✆ +34 985 608 166
Campo de Caso. Caso
✆ +34 985 608 022
Punto de partida: Punto kilométrico 54,5 de la carretera AS-17.
Cómo llegar: Desde Oviedo, tomamos la autovía A-64 en dirección hacia Langreo hasta la salida 26, donde nos separamos para continuar por la AS-17 hasta llegar al pueblo de Campo de Caso. En la rotonda, seguimos recto hacia el puerto de Tarna. Antes de llegar al pueblo de Tarna (1,5 km antes), en el punto kilométrico 54,5, podemos dejar el coche en el pequeño aparcamiento de la derecha.
Distancia recorrido: 6400 metros.
Época recomendada: Todo el año, pero especialmente en otoño.
Dificultad: Baja.
Itinerario accesible: No.
Transporte público: No.
Otra información: En Campo de Caso está el Centro de Interpretación del Parque Natural de Redes.
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Braña de la Campa – Parque Natural de Somiedo
Introducción
El Parque Natural de Somiedo está considerado uno de los espacios protegidos más importantes del Principado de Asturias. Fue el primer espacio asturiano declarado parque natural, en el año 1988, por ser uno de los lugares montañosos más emblemáticos y mejor conservados del norte peninsular. Unos años más tarde, en el 2000, fue declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco.
Situado en el tercio suroccidental de la provincia de Asturias, se encuentra enclavado en el centro de la cordillera Cantábrica y limita con los concejos asturianos de Belmonte de Miranda, Teverga, Cangas de Narcea y Tineo. Al sur del parque, las altas cumbres marcan la frontera con la provincia de León.
Cuenta con una superficie de 290 kilómetros cuadrados, que se hallan distribuidos entre cuatro grandes valles principales, que van desde los 400 metros de altura en las zonas de ribera, hasta las empinadas laderas y altas cumbres de más de 2000 metros. Este tortuoso territorio se encuentra poblado por extensos bosques, montes, brañas y pastos rodeados de abundante vegetación que recorren la accidentada geografía del paisaje somedano. Alberga toda la variedad de sustratos geológicos existentes en la cordillera Cantábrica, desde las rocas calcáreas a las silíceas, lo que ofrece al lugar una extensa variedad de lagos de montaña de origen glaciar. La cuarta par-