Escuelas de psicología: un breve recorrido por las teorías de la personalidad. Marlon Mayorga Lascano

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Escuelas de psicología: un breve recorrido por las teorías de la personalidad - Marlon Mayorga Lascano

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y deconstrucción.

      Sin embargo, desde el punto de vista de la Psicología, es de uso común aceptar que la personalidad es un constructo psicológico, referido al conjunto dinámico de características personales de un individuo, una suerte de organización interior responsable del comportamiento concreto que se expresa en diversos ambientes y circunstancias; la personalidad también incluye el patrón de pensamientos, sentimientos y conductas que caracterizan a una persona y que permanece constante a través de toda la vida, en relativa independencia de las acontecimientos ambientales.

      El término personalidad, etimológicamente proviene de la raíz griega prósopon, que significa máscara y de la voz latina personare que viene a ser la apariencia ante los demás (Polaino-Lorente, Cobanyes Truffino & del Pozo Armentia, 2003); haciendo alusión al comportamiento visible y social de una persona. Pero de una manera más amplia se refiere a la organización dinámica e interna de un individuo, basada en los sistemas psicofísicos que predisponen su pensamiento, afectividad y conducta características y están condicionados por la interacción con el ambiente. Se asume por tanto, que la personalidad es una estructura relativamente estable y permanente, construida a partir de los fundamentos del temperamento (herencia genética) y el carácter (ambiente y aprendizaje social).

      La personalidad resulta entonces, el conjunto articulado y coherente de características conductuales o el patrón organizado de pensamientos y sentimientos causantes o generadores del comportamiento o la conducta de un individuo, dicha estructura se conserva y persiste de forma relativamente estable a lo largo del tiempo, frente a diversas situaciones o estímulos medio-ambientales, “concediendo unicidad a cada individuo; dicha unicidad traducida en distinción y persistencia, construyen lo que llamamos identidad, particularizando y diferenciando a un individuo de otros” (Almeida, 2014, p. 19).

      Como se ha mencionado, la estructura general de la personalidad, grosso modo se organiza a través de la interacción recíproca de dos grandes sustratos: el temperamento (de base biológica y herencial) y el carácter (de adquisición socio-ambiental).

      El temperamento es el elemento constitutivo de la personalidad, cuyo origen se fundamenta en la biología. Etimológicamente el término proviene del latín temperamentum, que viene a significar mezcla, medida o más específicamente justa medida propia o combinación proporcionada (Albores-Gallo, Márquez-Caraveo & Estañol, 2003); es por tanto, aquello que atempera al individuo. El temperamento constituye o se expresa en la intensidad característica de los afectos del sujeto, así como en su estado de ánimo y motivación dominantes; este factor incluye también el vigor de respuesta, el humor predominante, el nivel de actividad, el grado de accesibilidad, y la estabilidad general del individuo.

      Su origen se considera fundamentalmente hereditario y se asume que su formación no está influenciada de manera sustancial por factores externos, aunque también se acepta que experiencias afectivas o relacionales constantes, podrían incidir sobre el desarrollo del temperamento. El temperamento representa el componente innato de la personalidad, basado en el tipo de sistema nervioso y afectado por el sistema endócrino, sobre el cual las influencias ambientales modelarán el carácter. El temperamento sumado al carácter constituyen los elementos fundamentales de la personalidad del individuo.

      Empédocles de Agrigento (h.495/490-h.435/430 a. C.), formuló la teoría de un mundo constituido por un movimiento permanente, generado por las fuerzas de atracción y repulsión de cuatro elementos: aire, tierra, fuego y agua. Hipócrates (460-370 a. C.), aplicando dicha visión al ser humano, señaló que la base de la estructura de este, se compone de cuatro humores (fluidos corporales) que son reflejo de los cuatro elementos del mundo. A la dominancia de uno de estos cuatro humores corresponden los cuatro temperamentos:

      Mucho más adelante, el fisiólogo ruso Iván Pávlov (1849-1936), señaló que las características del temperamento se desprenden del funcionamiento del sistema nervioso, que a su vez se compone de tres elementos esenciales e interactuantes: fuerza, equilibrio y velocidad de correlación; la combinación de estos tres elementos, origina los diversos tipos de sistema nervioso que determinan a cada temperamento. Así, un sistema nervioso rápido y equilibrado caracteriza al temperamento sanguíneo; mientras que el flemático se define por un sistema nervioso lento y equilibrado; por su parte el colérico posee un sistema nervioso fuerte, rápido y desequilibrado; finalmente el melancólico se identifica por un sistema nervioso fundamentalmente débil (Diéz Benavides, 1975).

      •Temperamento Sanguíneo

      Basado en un sistema nervioso rápido y equilibrado, permite a su poseedor un notable nivel de sensibilidad, pero un bajo grado de actividad; la concentración es pobre y la reactividad al medio más bien moderada; suele ser extrovertido y manifiesta alta adaptabilidad a los cambios del ambiente. Quien ejerce este temperamento, posee por tanto sensibilidad para el tacto y la relación social y tiende a dejarse llevar por los afectos que se desprenden de dicha naturaleza, sin embargo su carácter sociable no necesariamente genera relaciones centradas en el logro y puede incurrir en la improductividad y el ocio. Figuran entre las características del temperamento sanguíneo las siguientes:

      - Es cálido y vivaz, se inclina a disfrutar de los placeres sensuales.

      - Su naturaleza es receptiva y son fácilmente impresionables.

      - Toma decisiones basadas en los sentimientos y no en la reflexión.

      - Tiende a ser comunicativo y extrovertido en su relación social.

      Las personas con este tipo de temperamento se caracterizan por desarrollar relaciones sociales ricas y abundantes, en las que se muestran sensibles y en general poco dominantes. Los sanguíneos pueden también tener gustos apacibles e inclinados a un estilo de vida cómodo que puede llevarlos a ser improductivos. Por su capacidad para la extroversión y las relaciones sociales, en la antigüedad clásica se los relacionaba con actividades ligadas al comercio (Barocio, 2002), donde la habilidad en el trato del “lleve, lleve caserito”, es la diferencia entre vender y no vender.

      •Temperamento Colérico

      Se fundamenta en un sistema nervioso rápido y desequilibrado, posee una gran sensibilidad, así como un elevado nivel de actividad, extroversión y concentración; por ello el colérico es altamente reactivo a los estímulos ambientales, se trata de sujetos impulsivos que incluso llegan a ser violentos o agresivos cuando se sienten afectados. Este tipo de temperamento tiende hacia la decisión práctica que lo lleva a la consecución de metas y objetivos de manera autosuficiente e independiente. Sus poseedores, son personas que juzgan rápida e intuitivamente y no suelen frecuentar la reflexión o la rectificación. Algunas de las características del colérico, son las que se enuncian a continuación:

      - Es rápido, activo y práctico.

      - Decidido, de opiniones firmes, autosuficiente e independiente.

      - Es extrovertido y siente atracción por la actividad.

      - Sujeto dominante, imponente y lucha por sus objetivos, aunque no siempre es constante.

      Los coléricos son tradicionalmente personas apasionadas y tenaces, que invierten mucha energía en la consecución de sus objetivos, pero también pueden frustrarse con facilidad y por tanto llegar a ser reactivos. La reactividad señalada, ocasiona que los coléricos no sean las personas más reflexivas del mundo y permite que a menudo puedan actuar impulsivamente, razón por la cual se los consideraba ideales para ejercer actividades ligadas a la guerra (Ibíd.), donde actuar decididamente y sin pensarlo demasiado, resulta

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