Escuelas de psicología: un breve recorrido por las teorías de la personalidad. Marlon Mayorga Lascano

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Escuelas de psicología: un breve recorrido por las teorías de la personalidad - Marlon Mayorga Lascano

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sanguíneo es un sujeto ha aprendido a movilizarse por resultados a corto plazo. Debido a que busca satisfacción inmediata de sus necesidades de placer y comodidad, puede transgredir medios para lograr la consecución de fines. Debido a que tiende a vivir en el presente, no suele preocuparse excesivamente por el futuro, factor que lo lleva a ser optimista, sociable y extrovertido. Posee una curiosidad práctica y es bastante adaptable.

      •Carácter Flemático

      Se destaca como un sujeto sereno y tranquilo, de naturaleza reflexiva y callada. Se ha acostumbrado a ser ordenado, puntual, escrupuloso, lo que lo vuelve un buen trabajador en tareas que no exijan mayores niveles de socialización. La inteligencia del flemático, dada su reflexividad, es lenta y lo lleva a ser cauto; debido a ello es también profunda y atiende a las causas y no a los efectos, poseyendo capacidad para comprender lo esencial de las cosas.

      •Carácter Nervioso

      El carácter nervioso es notablemente cambiante e inestable en cuanto a intereses y ocupaciones; se siente entusiasmado por lo nuevo, pero busca en ello lo que le resulta útil; su voluntad es débil y ostenta una adquirida falta de orden, disciplina o perseverancia en sus actividades. Sin embargo es sociable, cariñoso y extrovertido. En lo que respecta a su inteligencia, esta presenta dificultades en la memorización y el razonamiento lógico, debido a su pereza es distraído y trabaja solamente cuando la tarea coincide con sus intereses momentáneos.

      •Carácter Sentimental

      Este sujeto es sensible, tímido, pesimista, inseguro y se desmoraliza fácilmente; ha llegado a sentirse a gusto al buscar el aislamiento y la soledad; tiende a ser rencoroso y difícil de reconciliar. En el trabajo es lento, ineficiente e indeciso. Sobre su inteligencia, es reflexivo, detallista y tiene tendencia a la abstracción; gusta de llevar a cabo las actividades con probidad, pero sufre desaliento ante las dificultades. Tiene problemas para adaptarse a nuevas circunstancias.

      •Carácter Amorfo

      El amorfo es un individuo de hábitos perezosos, que huye de cualquier esfuerzo y aplaza todo tipo de tareas, su vida se rige por la búsqueda de comodidad y la satisfacción de las necesidades fisiológicas. Es un sujeto poco original y completamente reactivo al ambiente; aparece como pródigo, impuntual y carente de entusiasmo, pese a lo que puede ser sociable o extrovertido. Razona con lentitud y analiza las cosas de forma superficial.

      •Carácter Apático

      Este tipo de individuo se ha construido para ser cerrado sobre sí mismo, su formación lo lleva a presentar tendencia hacia la melancolía, la pasividad y la indiferencia; su comportamiento es rutinario, impasible y testarudo. El apático carece de reacción frente a los estímulos ambientales y por ello presenta un pobre nivel de actividad; su inteligencia es perezosa de tal forma que aparece como un individuo precisamente apático (Le Senne, 1963).

      Finalmente, es necesario señalar que una clasificación caracterológica, posee un valor fundamentalmente pedagógico, pues básicamente pretende ofrecer parámetros o puntos de referencia que permitan demarcar las diferencias que ayudan a entender las posibilidades del comportamiento social de las persona. Debido a ello, aunque la categorización caracterológica ayuda a ubicar a diversos tipos de individuos y así obtener de ellos mucha información de una manera rápida y poco trabajosa; resulta difícil y probablemente arbitrario etiquetar irremisiblemente a esos seres humanos, dado que estos son más complejos y amplios que cualquier esquema y tienden a cambiar y evolucionar con el paso del tiempo y las circunstancias que se dan a través del mismo.

      La personalidad es entendida de formas muy distintas y hasta contrapuestas por las diversas Escuelas de Psicología. Una progresión en el proceso de entendimiento de dicho constructo, aunque breve, bastante adecuada desde nuestro criterio, es la que empieza por conceptualizar a la personalidad como una construcción clasificada en tipos, para pasar después a una concepción basada en rasgos o sumatoria de rasgos, hasta finalmente llegar a definirla como la interacción de un grupo de dimensiones que a pesar de estar ahí de manera permanente, no se manifiestan ostensiblemente todo el tiempo (Almeida, 2014).

      Un tipo de personalidad, es algo que un individuo es o no es, al más puro estilo de categorización griega, basada en la lógica y por tanto sumamente rígida e inmutable. Ahondando en el concepto, desde una perspectiva psicológica, el tipo de personalidad, puede entenderse como una forma característica de constitución física y consecuente estructura mental, que posee estabilidad en el tiempo y distingue o particulariza a un individuo de otros.

      Uno de los primeros exponentes del enfoque de tipos de personalidad, es Ernst Kretschmer (1888-1964), autor que observa en sus investigaciones, una correlación entre la estructura somática y psíquica de las personas y a partir de ello establece una clasificación que toma como punto de partida inicial a la conformación física del sujeto, así: leptosomático, de aspecto delgado y enjuto; pícnico, corto y con tendencia a la gordura; atlético, más fuerte y muscular y displásico que presenta características atípicas (malformaciones). Sobre estos sustratos, construye estructuras de personalidad concomitantes: esquizotímico relacionado al leptosomático, de conducta poco sociable, con intereses de corte intelectual; ciclotímico ligado al pícnico, de carácter sociable y en ocasiones voluble y gliscrotímico construido sobre el atlético, de temperamento enérgico e incluso explosivo. Los displásicos no poseen una correspondencia psicológica específica (Gutierréz Rodríguez, 2005).

      Fundamentado también en el enfoque de tipos de personalidad, Herbert Sheldon (1898-1977), establece una serie de tipos morfológicos, los cuales están basados en el desarrollo embrional: endomórfico, mesomórfico, ectomórfico. A cada uno de los cuales asigna un tipo de temperamento, a los que llama: viscerotónico, somatotónico y cerebrotónico; donde predomina respectivamente la actividad visceral (buen comer y vida sedentaria), muscular (actividad física) o del sistema nervioso (tendencias intelectuales). Los esquemas de esta naturaleza, absuelven las exigencias de una teoría de la personalidad, pues son biológicamente posibles, atienden a los componentes externos y establecen comercio entre el cuerpo y la mente (Ibíd.).

      Una segunda forma de entender la personalidad es a través de la sumatoria de rasgos generalizados; entendiéndose a los rasgos como cualidades básicas del sujeto que se expresan con relativa consistencia en diversos contextos. La teoría de rasgos se construyó inicialmente de manera adjetiva, es decir, se basó en la recopilación de todos los calificativos que un idioma (el inglés), utilizaba para definir el comportamiento de las personas. Posteriormente dichos calificativos fueron sintetizados en unos cuantos grupos, para lograr que muchas conductas puedan encasillarse en pocas categorías; finalmente dichas categorías se generalizaron, hasta hacer de ellas rasgos abstractos aplicables a las conductas de cualquier sujeto; razón por la cual la teoría es denominada categorial léxica. De tal manera, que las conductas que un sujeto exhibe, se abrevian y catalogan para que se ajusten a las categorías establecidas de una manera cuantitativa y sistemática. Los principales teóricos de los rasgos son Gordon Allport y Raymond Cattell.

      Desde el punto de vista de G. Allport (1897-1967), los rasgos de personalidad son comportamientos estables y característicos en cada individuo y representan la explicación de las consistencias conductuales de los mismos, al tiempo que permiten establecer comparaciones entre un sujeto y otro. Los rasgos son predisposiciones o tendencias básicas que rigen las conductas o respuestas del sujeto frente al ambiente, que se articulan en un sistema generalizado y focalizado (personalidad), mismo que permite que diversos estímulos adquieran determinadas equivalencias y debido a ello posibilitan formas constantes de respuestas conductuales al medio, sean estas de adaptación o no.

      Los

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