Geopolítica y nuevos actores de la integración latinoamericana. Ana Marleny Bustamante

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Geopolítica y nuevos actores de la integración latinoamericana - Ana Marleny Bustamante

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para emprender un ejercicio mínimo de coordinación macroeconómica con ese fin. Sin embargo, algunos participantes de la discusión resaltaron que la conformación de un mercado común suramericano o latinoamericano no debería desecharse de forma definitiva, pues es claro que la ampliación de los mercados nacionales hacia mercados comunes ofrecería importantes oportunidades de crecimiento y desarrollo económico para los países, particularmente teniendo en cuenta que, en ausencia de estos mercados comunes, prevalece la desigualdad en los términos de intercambio con los países desarrollados, quienes siguen siendo los principales compradores de commodities de los países latinoamericanos.

      Otro posible tema de armonización en materia económica, que se planteó como prioritario, es la acumulación de origen para incentivar las cadenas de valor entre los países latinoamericanos. Este es un tema en el que la ap ha anunciado su voluntad de avanzar, pero sin logro que mostrar hasta el momento. La acumulación de origen permitiría que países que no tienen acuerdos comerciales con terceros se beneficiaran de los acuerdos comerciales que alguno de los países latinoamericanos tuviera con ese tercero para incorporar porciones de valor (insumos, tecnología, procesamiento) en el producto que sea finalmente exportado a ese tercer país. Aparte de las dificultades técnicas y legales que esto conlleva, particularmente dadas las reglas de origen de la omc, el mayor obstáculo para la acumulación de origen es que la mayoría de encadenamientos productivos hacia atrás entre los países latinoamericanos son de poco valor agregado, es decir, importan insumos básicos entre ellos para exportar a un tercero bienes intermedios de poco valor agregado relativo. Las exportaciones manufactureras tienen más encadenamientos nacionales que externos y, aparte de Brasil y México, son muy pocos los casos de exportaciones de otros países latinoamericanos que requieren mayores niveles de encadenamiento hacia atrás que permitan aportar un mayor valor agregado por parte de los países proveedores y procesadores de insumos. En estas condiciones, acumular origen puede equivaler más bien a incrementar la competencia para los proveedores nacionales de insumos que actualmente participan en cadenas de valor nacionales, pero que tendrían que competir con los proveedores de otros países que pretendieran incluirse en una cadena regional que pudiera acumular origen.

      El siguiente tema que emergió en la discusión como prioritario para la armonización es el de infraestructura. Si bien se reconoce que iirsa constituye un excelente ejercicio de cooperación para el desarrollo de infraestructura que conecte el Atlántico con el Pacífico en Suramérica, se considera que se debe profundizar esta cooperación. Sin embargo, se estableció que la armonización debe darse sobre todo en materia energética, pues en materia de infraestructura no se vislumbra qué es lo que se podría armonizar, aparte de especificidades técnicas de ingeniería. En cambio, en materia energética sí valdría la pena considerar la posibilidad de armonizar estándares ambientales y consolidar una red energética suramericana que le garantizara el acceso a la energía eléctrica y al gas a toda la población, así como a las fuentes de agua potable y, más deseable aun, a fuentes de energías renovables.

      Pasando justamente al área de medio ambiente, se resaltó que los ods deberían ser objeto de ejercicios más profundos de armonización entre los países latinoamericanos, dado que Latinoamérica tiene una enorme responsabilidad de administrar su riqueza en materia de recursos naturales, lo que puede convertirla en líder mundial del desarrollo sostenible. Si bien en el marco del cambio climático se han dado iniciativas globales (Acuerdo de París 2015, por ejemplo) y regionales (Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe 2018), se requieren medidas armonizadas, e incluso, políticas comunes entorno a la deforestación, la tala ilegal y a la construcción de infraestructura terrestre.

      A continuación, se planteó el tema de la planeación y el ordenamiento territorial, no en el sentido de armonizar formas particulares de planeación y ordenamiento territorial entre los países, pues esto podría ir en detrimento de los objetivos de descentralización y de mayor autonomía local con los que están comprometidos la mayoría de países de la región. Más bien se consideró que la armonización puede darse en cuanto a esos objetivos y procesos participativos, donde la planeación y el ordenamiento territorial se conviertan en procesos más democráticos y autónomos en los que las comunidades alcancen una mayor apropiación del territorio y, con ello, un mayor aprovechamiento de sus recursos y mejoren sus niveles de convivencia y bienestar.

      El siguiente tema que apareció en la discusión fue el de la asociatividad. Este es un tema importante porque está estrechamente relacionado con el del desarrollo sostenible, en la medida en que la sostenibilidad ambiental requiere de enormes esfuerzos de cooperación entre las personas que habitan en un mismo entorno. Las dimensiones sociales de los distintos esquemas de integración latinoamericanos, como el mcca, la can y el Mercosur, han procurado impulsar la asociatividad entre empresarios, campesinos y otros grupos sociales para temas de salud, laborales, culturales y ambientales. Este es un tema en el que la armonización de políticas se ve bastante viable por dos razones. Primero, la asociatividad es una práctica o un conjunto de prácticas que no implican costos monetarios, ni en especie, para los Estados. Se trata más bien de promover la solidaridad y el diálogo entre las personas y de otorgar incentivos para la asociatividad. Por otra parte, la asociatividad puede promoverse en todas las áreas de cooperación regional, desde las instancias participativas para la sociedad civil de los proyectos regionales, hasta microproyectos localizados en comunidades muy particulares de un territorio que pueda beneficiarse de alguna política regional o de integración.

      El tema que prosiguió en la discusión fue la migración. Hoy aun no es claro para muchos ciudadanos y ciudadanas latinoamericanas si se puede visitar otro país sin visa, o sin pasaporte, o solo presentando el documento nacional de identidad. Frente a los flujos migratorios de ciudadanos de otro país latinoamericano aún hay estigmatización y discriminación. Y frente a las crisis migratorias, como la venezolana hacia Colombia, aun hoy los gobiernos se arrojan culpas, eluden responsabilidades y hacen de la crisis, y de las personas que migran, un instrumento político para legitimar sus posturas. Claramente, la migración es un tema mucho más difícil de armonizar, por todo lo que implica en términos de nacionalismos y de despliegue de recursos para su atención. Pero si de verdad se cree en la unidad y hermandad de los pueblos latinoamericanos, los Estados deberían firmar un acuerdo para el tratamiento de los flujos y las crisis migratorias, permitir la libre circulación de los nacionales de los países latinoamericanos entre ellos solo con el documento de identidad nacional y enviar un mensaje de que los ciudadanos y ciudadanas de los países latinoamericanos no somos pueblos enemigos ni vamos al otro país a quitarle nada a nadie, sino que Latinoamérica es un espacio vital donde alcanzan los recursos para todos. Paradójicamente, esto era así en la época de la colonia y con las independencias frente a España y Portugal hemos venido parcelando el espacio de nuestra América con discursos nacionalistas que de nada sirven cuando un pueblo busca ayuda en los otros.

      Un aporte que guarda cierta relación con el punto anterior es el de intercambios académicos y convalidaciones. En la actualidad, es común que en varios países latinoamericanos sea más fácil convalidar títulos obtenidos en terceros países que en otro país latinoamericano. Aparte del colonialismo cultural y cognitivo que esto refleja, es una desventaja para el desarrollo de nuestros sistemas educativos que bien podrían beneficiarse de la demanda que de ellos hagan estudiantes de los mismos países latinoamericanos y, por supuesto, es algo que va en detrimento del intercambio estudiantil, que es fundamental para conocernos y formar futuros tomadores de decisiones. Esto permitiría profundizar la cooperación y la integración latinoamericana. Este tema de los intercambios académicos, profesionales y de convalidaciones no es uno en el que haya grandes obstáculos para la armonización, pues se trata más bien de un intercambio de información y de un ejercicio técnico de armonización de estándares, que no implica grandes costos para los Estados latinoamericanos.

      Una posibilidad que se discutió a este respecto es la extensión de beneficios y posibilidades de cumplimiento de compromisos para los becarios que cada país envía a estudiar al extranjero, con el compromiso de regresar al país a trabajar a cambio de una condonación total

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