Geopolítica y nuevos actores de la integración latinoamericana. Ana Marleny Bustamante
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Los temas anteriores guardan cierta relación con el tema que surgió a continuación: los salarios. Sobre este tema, más que armonizar los salarios en términos cuantitativos, lo que se podría armonizar son estándares laborales, no solo para permitir que ciudadanos de un país latinoamericano trabajen en otro país latinoamericano, sino para garantizar que donde sea que trabajen sus derechos laborales estén asegurados. En esto se ha avanzado mucho en el mcca, la can y el Mercosur, pero esta armonización aun se puede profundizar mucho más. En cuanto a los montos salariales, si bien sería ideal igualar por lo alto los salarios mínimos en los países latinoamericanos, también lo es que la definición del salario mínimo en cada país corresponde a condiciones macroeconómicas muy particulares y a negociaciones con el sector privado muy complejas y sería mucho más difícil armonizar los montos, aunque sí podría avanzarse en armonizar ciertos procedimientos de negociación que ofrezcan garantías mínimas a trabajadores y empresarios.
En cuanto a otros obstáculos que se presentan para la armonización de políticas, se señaló la oposición política de gremios y asociaciones profesionales nacionales afectadas por los procesos de armonización, algo que ha sucedido a lo largo de toda la historia de la integración latinoamericana. Este asunto está muy relacionado con la tensión que existe entre integración y democracia, pues es contradictorio, en principio, que un gobierno elegido para administrar ciertos asuntos termine delegando competencias, o ceda soberanía, a organismos regionales donde otros Estados, o incluso, representantes supranacionales tomen decisiones sobre esos asuntos. Por ello, más que un obstáculo, la oposición de grupos de interés a la armonización de políticas es un reto que debe enfrentar el regionalismo y la integración de llevar a cabo las acciones de forma democrática y participativa, o cuando menos consultiva, como ha sucedido en los procesos de la can y el Mercosur con los consejos consultivos laborales y empresariales.
Otro obstáculo que se resaltó es la falta de recursos y capacidades estatales para articular e implementar reformas de la legislación doméstica en las áreas en las que se realice la armonización. Este es un obstáculo que puede ser más agudo en países pequeños que no cuenten con instituciones sólidas o que no tengan mucha experiencia en el área particular de armonización. Pero, como se señaló previamente en este documento, los ejercicios de armonización permiten aprendizaje mutuo y los países con debilidades institucionales bien pueden aprender de los países con más experiencia y lograr implementar las reformas requeridas para efectuar la armonización. Si se trata más bien de escasez de recursos, el obstáculo es más difícil de salvar a menos que se cuente con fondos comunes o recursos de cooperación que financien la armonización de las políticas.
La inestabilidad política en países claves o líderes, también se erige como un obstáculo para la armonización. Pero además de esto, la tendencia que mantienen la mayoría de Estados latinoamericanos, de que cada vez que llega un nuevo gobierno quieren cambiar todo lo que hizo el anterior, constituye un obstáculo grande para la armonización. Así como hay políticas que pueden armonizarse en un plazo corto, otras requieren de un proceso más largo. Por ello, es necesario que los ejercicios de armonización que toman más tiempo sean asumidos como compromisos de Estado, y no de gobierno, de manera que los esfuerzos emprendidos por un gobierno no sean en vano.
Por último, se consideró pertinente realizar una reflexión sobre la división ideológica como un enorme obstáculo para la armonización de políticas entre los Estados latinoamericanos, particularmente, aquellos miembros de proyectos regionales. En efecto, las dos primeras etapas del regionalismo latinoamericano se caracterizaron por contar con fuertes consensos ideológicos en torno al modelo económico y las políticas que debían implementarlo y fue, bajo estos consensos ideológicos, que se crearon los esquemas pioneros del mcca y la can (Pacto Andino) en los años 60. Esto también permitió la creación de Mercosur en los 90 (y también la alba en los 2000, al menos entre sus países líderes). En cambio, la división ideológica resquebrajó a la can en los 2000, y estancó fuertemente al Mercosur. Pese a sus magros logros hasta el momento, la ap se crea también bajo un consenso ideológico fuerte, y el Mercosur permanece en una incertidumbre ideológica importante debido a los cambios políticos que en el momento sufren Paraguay y Brasil, y un poco menos Argentina y Uruguay. La ideología aparece entonces en la integración latinoamericana, no solamente como un factor determinante para su ritmo, progreso y decaimiento, sino que por ello mismo puede ser también un aliciente y un obstáculo para la armonización de políticas.
En América Latina, pareciera que a veces es más importante tener afinidades ideológicas que cooperar, como se ha demostrado en los casos de la can y el Mercosur, y particularmente en el caso presente de la unasur, en el que la división ideológica ha llevado a la organización al estancamiento político total por no haber podido consensuar el nombramiento de un secretario general entre los países que aun apoyan al régimen venezolano y los que lo rechazan por completo. Esta reflexión condujo a la conclusión de que es muy probable que en el futuro cercano sea más fácil armonizar políticas en áreas que no sean tan sensibles ideológicamente, sino más bien en aquellas de tipo más técnico o que no comprometan la ideología de los gobernantes de turno. Es lamentable que las etiquetas y las identidades ideológicas primen sobre las necesidades de la población, pero ese es el continente en el que estamos y la separación entre lo técnico y lo político puede ser útil, por ahora, para lograr avances en la región en materia de armonización. La discusión de este punto se cerró, por cierto, llamando la atención sobre los ods como posible punto de encuentro de las diferentes ideologías y núcleo en torno al cual podrían articularse las iniciativas de armonización para la integración latinoamericana. Aparte de los temas hasta aquí expuestos, se mencionaron otros temas que, por ser novedosos, se incluyen en la siguiente sección.
Nuevos temas para la integración en América Latina
La otra dimensión que se trató en la reunión fue la de los nuevos temas de los que podría ocuparse el regionalismo y la integración en América Latina para reimpulsarse. En primer lugar, se planteó el tema de la salud que, si bien ha sido objeto de cooperación en el seno de unasur, se consideró que es un tema que apenas ha sido abordado por los distintos esquemas de integración y que aún debe desarrollarse mucho más. Un aspecto que sobresale, por ejemplo, en el área de la salud, es el tema de los medicamentos. La suscripción de tratados de libre comercio por una parte importante de los países latinoamericanos ha hecho que se deban aceptar condiciones muy rígidas en materia de propiedad intelectual, lo que tiende a incrementar el precio de medicamentos esenciales y a aumentar el plazo en el que los laboratorios nacionales tienen prohibido fabricar la versión genérica. Así, en lugar de estar fomentado las industrias farmacéuticas nacionales a través de condiciones de propiedad intelectual más flexibles y de facilitar el comercio latinoamericano de medicamentos, se está actuando al servicio de las grandes multinacionales farmacéuticas de los países desarrollados y se está actuando en detrimento de la salud de los pacientes latinoamericanos. Si bien este es un tema muy sensible por los costos que puede acarrear para el comercio de los países latinoamericanos alterar las condiciones de propiedad intelectual contempladas en los tlc con países desarrollados (principalmente Europa y EE. UU.), es posible que existan algunos temas de propiedad intelectual, control de precios y acceso a medicamentos que se puedan armonizar entre ellos, para contribuir a mejorar el acceso a medicamentos de ciudadanos latinoamericanos.
El siguiente tema que emergió fue el del manejo coordinado de desastres naturales. Si bien los países latinoamericanos han mostrado una enrome solidaridad y capacidad de reacción frente a los desastres naturales que han sufrido países de la región (huracanes en el Caribe, terremoto en México, por ejemplo), bien pueden fortalecerse los procedimientos para coordinar la reacción