Alamas muertas. Nikolai Gogol

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Alamas muertas - Nikolai Gogol Vía Láctea

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fuego sendas versiones completas de esa «segunda parte»; y 3) el lector español tiene un amplio material gogoliano para conocer y disfrutar.

      Frente a la publicación ordinaria en nuestro país del último torso como «segunda parte» de Almas muertas, acceder al torso más antiguo conservado supone rellenar algunos de los huecos que deja el otro torso y resolver ciertos problemas temáticos de la versión posterior.

      La composición final de la «segunda parte» en nuestra edición será la siguiente:

      1. Anexo 1

      a. -Borrador I de los cuatro primeros capítulos sobre el que se hicieron las correcciones que originaron el Anexo 2.

      2. Anexo 2

      a. -Borrador II de los cuatro primeros capítulos, realizado sobre el borrador del Anexo 1.

      b. -Borrador II del titulado «Uno de los últimos capítulos», realizado sobre el borrador correspondiente del Anexo 1.

      3. Anexo 3

      Con esta edición, queremos acercarnos a una suerte de edición ideal del texto de Gogol, decisivo en la historia de la literatura de los dos últimos siglos pero editado de forma vacilante e imprecisa.

      Cronología de los borradores de la «segunda parte»

      La datación de estos manuscritos, resulta, en todo caso, sumamente difícil. Por mi parte, me inclinaría a pensar que, al menos el que recoge los cuatro primeros capítulos de la «segunda parte» podría ser de un momento posterior a la quema de 1845; tal vez, de 1846 o 1847, en razón de los perfiles de Kostansoglo, cuyo temperamento tendría mucho que ver, como he señalado, con el del padre Matviei Konstantinovskii. Tal vez, en ello, se encuentre la clave de la versión definitiva del apellido Kostansoglo, después de haber sido Poponsoglo, Gobrosoglo y Skudronsoglo.

      Algunas consideraciones sobre la prosa de Gogol

      Resulta ya un lugar común en el mundo de la traducción aquello de traduttore, traditore. Lo que ocurre es que, por lo general, la traición del traductor suele achacarse a su voluntad de no salir demasiado mal parado a la hora de ofrecer soluciones a problemas difíciles planteados por el original. Eso le ocurre también a quien traduce a Gogol, pero a menudo por motivos diferentes. Verter un Gogol pegado a la convulsa letra de sus obras podría acarrearle al traductor más de una crítica incómoda; la solución parecería estar clara: sanear su prosa. Ahora bien, ¿es ello lícito?, ¿es ello posible?

      Una especialista tan sólida como Susanne Fusso se permite comenzar su gran obra sobre Gogol (1993) con una breve «Nota sobre las traducciones» impresa sobre la página en blanco, que resulta tan insoslayable como clara y que demuestra la valentía y la seguridad (¡quién la tuviera, tratándose de Gogol!) de la autora frente a este «brete» que plantea la prosa del escritor ruso:

      Como ya saben los lectores de Gogol en ruso, su estilo es cualquier cosa menos suave y elegante. Se trata de un escritor peculiar cuya escritura abunda en palabras y frases inadecuadas, en redundancias y en excesos retóricos. Las traducciones de Gogol que se han publicado, normalmente se han arreglado y saneado para el consumo general. Las que ofrezco aquí son lo más literales posible, de forma que el lector inglés pueda a la vez seguir mi argumentación y captar el sentido de originalidad del estilo de Gogol. (Fusso, 1993, p. xi.)

      No

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