Cartas (I). Josemaria Escriva de Balaguer
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу Cartas (I) - Josemaria Escriva de Balaguer страница 8
Durante todo el proceso de redacción y revisión de las Cartas, el fundador del Opus Dei trabajó en su lengua nativa, es decir, en castellano. En un primer momento pensó en la posibilidad de que las Cartas se difundieran entre los fieles del Opus Dei, no en la lengua castellana en la que estaban redactadas, sino en latín, subrayando así, con el sentido de perennidad que tiene la antigua lengua del Lacio, la firmeza del magisterio fundacional que en todas se contenía[51]. En consecuencia, las primeras Cartas que dio por concluidas las hizo traducir al latín[52] antes de enviarlas. Cuando después las fue mandando a las circunscripciones regionales —ya en esa lengua—, indicó que cada una se designara por su íncipit latino, seguido de la fecha con la que estaban datadas[53].
Meses después, san Josemaría abandonó la idea de traducir sus Cartas al latín. Aun así, a pesar de que las siguientes no fueran en ese idioma, quiso que se designaran por el íncipit en esa lengua y la fecha; pero si —por excepción— algún texto se citaba en publicaciones externas al Opus Dei se debería utilizar solamente la fecha, sin el íncipit[54]. En 1981, cuando ya había fallecido el fundador, se decidió que, incluso internamente y hasta nueva indicación, no se empleara el íncipit[55]. Algunos años después, se optó por acudir a la palabra Carta, seguida —sin ninguna separación por medio de una coma y en cursiva— de la fecha que en cada caso le correspondía, de modo que quedara claro que la datación no tenía una finalidad específicamente cronológica, sino la de integrar un título: Carta 24-III-1930, Carta 24-III-1931, etc.
Después de atenta consideración, en la presente edición crítico-histórica se ha decidido designar las Cartas por un número, que sigue el orden de la datación original, y al mismo tiempo incluir entre corchetes la siguiente información: tema de que trata, íncipit por el que se conoció dentro de la Obra, datación de san Josemaría y fecha en que consta su impresión o envío a las circunscripciones del Opus Dei, o algún otro dato que contribuya a fijar su cronología. Así se procede en el elenco completo que se da en el apartado VI.
V. Revisiones y reimpresiones de las Cartas
Después del primer envío en versión latina, el 24 de diciembre de 1964 san Josemaría mandó retirar esas Cartas y destruirlas[56]. El motivo era enviar una nueva versión con la traducción castellana, como ya hemos apuntado, además de corregir errores o realizar alguna otra mejora. Cuando, a principios de 1967, la mayoría de las Cartas estaban ya en los diversos países, se comenzaron a detectar otras erratas, que se fueron comunicando y apuntando en las páginas de la edición castellana. Ese mismo año, san Josemaría decidió realizar una edición en volúmenes, especialmente cuidada, donde se corrigieron muchos de esos errores y se incluyeron índices muy amplios, para facilitar las tareas de formación. La tirada fue limitada, de cerca de un centenar de ejemplares, que iban destinados a los órganos de gobierno de las diversas circunscripciones. Se pensó en trece tomos. El proyecto empezó a realizarse enseguida: en diciembre de 1967 se envió el tomo I; en marzo de 1968, el tomo II; en noviembre de 1968, el tomo III; en enero de 1971, el tomo V, y en junio de 1972, el tomo XIII. No hay constancia de que se enviaran más tomos, pero es posible que se hicieran pruebas para imprimir algunos más, cada uno dedicado a una de las Cartas largas de las que no consta su envío[57].
En 1969 consta que san Josemaría revisó de nuevo los manuscritos, de cara a una nueva edición, unas veces tomando él mismo la pluma, otras dictando a Javier Echevarría. Así lo explicaba Mons. Echevarría en una anotación[58]: «Después de haber usado la primera edición impresa de las Cartas, el Padre ha hecho a mano algunas correcciones sobre el texto, que está copiado a máquina en cuartillas: en esas páginas queda, pues, el texto definitivo». Respecto a las Cartas que van de 1951 en adelante, prosigue Mons. Echevarría, «el Padre me ha ido dictando las correcciones que ha querido introducir, para que yo las pusiera en un ejemplar tirado en la imprenta». Finalmente, siempre en esa misma nota, Mons. Echevarría comenta que «con el fin de evitar posibles equivocaciones en las ediciones futuras», san Josemaría determinó que se debía proceder oportunamente a destruir todos los ejemplares impresos que hubiera tanto en Roma como en las diversas Regiones a las que se habían enviado[59].
De cara a la edición futura definitiva, siguió revisando esos escritos en varias ocasiones más, una concretamente entre 1974 y 1975, corrigiendo erratas y puliendo algunos textos. El 14 de noviembre de 1974 indicó por fin a las Comisiones Regionales que retiraran los ejemplares de las Cartas que hubiera en los centros y los guardaran en la sede de la Comisión Regional[60]. Además del motivo indicado —la edición definitiva— las tensiones que conoció la vida de la Iglesia a partir de la segunda mitad de la década de 1960, y el hecho de que se previera que el lapso de tiempo para llegar a la configuración de la Obra como Prelatura personal podía ser largo —no se alcanzó hasta 1982—, le aconsejaron extremar la prudencia en momentos en los que todavía no había concluido el itinerario jurídico, cuestión hondamente sentida por san Josemaría[61]. Es probable que —hasta que llegara ese momento— pensara en realizar ulteriores revisiones de esos textos, antes de la edición definitiva. Pero no pudo completar ese proyecto, porque Dios le llamó a sí el 26 de junio de 1975.
El 12 de septiembre de 1975, cumpliendo con el deseo del fundador —ya expresado desde 1969 y renovado antes de su fallecimiento[62]—, Mons. del Portillo ordenó la destrucción de todos los ejemplares de las Cartas impresas que se conservaban en las sedes de las Comisiones y Asesorías Regionales y que se habían retirado anteriormente de los centros, manteniendo en Roma sólo los imprescindibles para proceder, cuando llegara el momento, a una nueva edición.
Ese momento pareció llegar el 28 de noviembre de 1982, día en que Juan Pablo II erigió el Opus Dei en Prelatura personal y sancionó sus estatutos. Ya desde unos meses antes, cuando se preveía que la decisión pontificia podía ser inminente, Mons. Álvaro del Portillo comenzó a considerar esa posibilidad, redactando incluso notas o textos introductorios que podrían acompañar esa reimpresión, que se hizo de acuerdo con los originales dejados por san Josemaría, corrigiendo solo algunas pequeñas erratas. De una de esas introducciones, que data de abril o mayo de 1983, provienen las siguientes palabras: «Han pasado ya cinco meses desde que la Trinidad Santísima nos concedió la Intención especial: cumplo con un sabor agridulce lo que dispuso nuestro Padre de reeditar sus Cartas, y lo hago también con la felicidad de que os ayudarán a ser más de Dios. Pedid para que también a mí me suceda lo mismo, siendo buen ejecutor de su espíritu y buen hijo suyo»[63].
Sin embargo, otro proceso histórico, el de la beatificación y canonización del fundador del Opus Dei, iniciado el 19 de febrero de 1981, vino a cruzarse con el proyecto de edición de las Cartas, determinando los tiempos y modos de su realización. Concluida la parte instructora de un proceso de canonización es necesario, en efecto, presentar ante la Congregación para las Causas de los Santos todos los escritos, también los inéditos, de la persona que se aspira que sea beatificada y posteriormente canonizada. A ese efecto, bajo la dirección y orientación de mons. Álvaro del Portillo, se preparó en 1985 una nueva edición de las Cartas. En esta edición cada Carta constituía un fascículo individual, con una portada sencilla en la que constaba la palabra “Carta” seguida de la datación correspondiente. A la Congregación se entregaron en tres estuches de color granate, en los que las Cartas estaban dispuestas por orden cronológico y presentadas como cartas colectivas dirigidas a los miembros del Opus Dei. La tirada fue muy reducida: sólo los ejemplares necesarios para la entrega a la Congregación y para conservar algunos en la sede central del Opus Dei[64].
El 17 de mayo de 1992 tuvo lugar, en la plaza de san Pedro, la solemne ceremonia de beatificación de san Josemaría. Diez años más tarde, el 6 de octubre de 2002, Juan Pablo II procedía, también en la plaza de San Pedro, a la canonización. Entre estas dos fechas se sitúa, en primer lugar, la creación en la Universidad de Navarra del Centro de Documentación y Estudios Josemaría Escrivá de Balaguer, en 1995, y después, en Roma, del Istituto Storico San Josemaría Escrivá, el 9 de enero de 2001, por parte de Mons. Javier Echevarría, Prelado del Opus Dei desde 1994, al que confió la edición crítico-histórica de los escritos del fundador, tanto los ya editados como los inéditos. Esta posibilidad