Saber estar en las organizaciones. Claudia Liliana Perlo

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Saber estar en las organizaciones - Claudia Liliana Perlo Proyectos de investigación

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cambios de roles y creatividad. La cura terapéutica centra su atención en el aquí y ahora.

      Consecuente con los cuatro nodos fundamentales antes mencionados que organizan la vivencia, el enfoque gestáltico propone principios que regulan la convivencia entre las personas y propician el crecimiento con otros. Tales principios permiten establecer acuerdos centrados en los procesos de apropiación subjetiva, del “darse cuenta” y el “hacerse cargo” posibilitando el ajuste creativo del sí mismo y en el vínculo con otros. Estos son:

      • Hablar en primera persona, evitando un lenguaje impersonal, por lo que es necesario centrarse en el yo, para posibilitar el hacernos responsable por aquello que enunciamos. Hacer uso coloquial de la primera persona indica un compromiso en torno a lo que vamos vivenciando.

      • Transformar el pero que es una manera discursiva de atemperar, de camuflar las sensaciones y emociones por y que indica una modalidad inclusiva y dialógica de enunciar nuestras vivencias. Ejemplo de este principio: “Me siento cómodo pero tus palabras son fuertes”; por “Me siento cómodo y tus palabras son fuertes”. De este modo fluye la autenticidad por aquello que vamos vivenciando con otros.

      • Respetar al otro, por lo tanto, no se enuncian comentarios de personas que no estén presentes, es importante hablar con y no de.

      • Hacerse responsable de los que sentimos, esto implica que nadie me hace sentir nada, sino que yo siento a partir de lo que acontece con otros. Esta comprensión permite el empoderamiento de mis fuerzas.

      • Hacerse cargo de los aspectos personales que proyectamos a otros, lo cual indica que el foco de la vivencia está puesto primero en lo que sentimos para incluir lo que pensamos.

      • Transformar nuestros prejuicios, juicios e interpretaciones en observables tangibles que posibiliten comprender las motivaciones del otro sin previa interpretación.

      • Respetar el campo energético y psíquico del otro sin invadirlo. Acompañar y no sostener para que cada persona se transforme en protagonista estableciendo un contacto fluido con su experiencia. Por lo tanto, es imprescindible no dar consejos, no hacer caras, no interrumpir, no atemperar las emociones de cada participante.

      Tales principios facilitan la convivencia, los aprendizajes grupales y nos permiten ser alquimistas de nosotros mismos.

      Los acuerdos de convivencia dan forma a un campo de comprensión colectiva de la vivencia que en la reflexión se hace experiencia, transformando lo intangible y tácito de vivir con otros, en tangibles explícitos de aprender a vivir con otros.

      Sostenido en estos fundamentos, nodos, afluentes y principios de convivencia, el enfoque de las formas que sustentamos nos inspira transversalmente y nos mueve a pulsar con una estética que ofrece múltiples maneras de enfocar, donde la idea de pliegue y despliegue (Bohm, 1998) de posibilidades es la tarea-servicio. Se privilegia la pregunta por el ¿Cómo? y el ¿Para qué? de lo que va aconteciendo en la artesanía de espacios salutogénicos y terapéuticos. En el proceso se va delineando un pasaje del hacer al ser y de allí al centro de cada alma para fluir del egotismo al reconocimiento del sí mismo.

      Cada herramienta facilita un escenario de encuentro con semejantes que completa y complementa el ser, para ser parte y sentirse pleno. ¿Para qué? Para comprender la comunión, el afecto y la entrega desde un núcleo formativo-fecundativo que nos permite el donar. En nuestra propuesta inspirada por la apuesta gestáltica no se trata de criticar sino de explorar las formas, los vacíos, dejar emerger lo que está sumergido, ampliar horizontes, re-crear mundos de experiencia, crear nuevos vínculos, deshacer viejos lazos.

      3. Este apartado pudo escribirse gracias a los aprendizajes que tomé de mis maestras gestálticas, Ps. Sonia Solari y Ps. Gabriela Achur. Ambas co-creadoras del Centro Gestáltico del Paraná y coordinadoras de la formación en Enfoque Gestáltico del cual formo parte como docente inspiradora, junto a Carla Bortolotto, María Noemí Silva y Osvaldo Trossero.

      Mandolesi, M.; Perlo, C.

      Consideramos que las percepciones sobre el tiempo y las concepciones que construyen las personas poseen fuertes implicancias para sus vidas y para los entramados que éstas sostienen en los contextos organizativos. Por esta razón es que hemos decidido investigar más en profundidad cómo se da la construcción de las mismas. En virtud de esta tarea en primer lugar realizamos un rastreo histórico de las concepciones del tiempo, basándonos en desarrollos provenientes de diferentes disciplinas. Este rastreo no pretende ser exhaustivo sino, por el contrario, sintético y selectivo de los principales pensamientos que nos permiten reflexionar sobre la gestión del tiempo desde una perspectiva centrada en la vida.

      Esta revisión en primer lugar retoma la mitología griega y romana, seguidamente aborda reflexiones de la filosofía, tanto occidental como oriental, centrándose a partir de allí en los desarrollos filosóficos occidentales de la Edad Media, la Modernidad y la Postmodernidad, para finalizar planteando los principales aportes de las teorías complejas del siglo XX. Finalizamos este movimiento con un apartado en el que reflexionamos sobre la concepción y facilitación del tiempo desde una perspectiva biocéntrica.

      En la mitología griega, el tiempo es complejo. Por un lado, se reconoce un tiempo como principio creador, cíclico, que posibilita la renovación, la reactualización de los acontecimientos, un Chrónos prôtogonos que posee un rol de primer orden (Serna Arango, 2009) y que se ilustra con la figura del dragón, símbolo del animal primordial.

      “El tiempo-dragón ’desconocedor de la vejez’ (sería asimilado) al tiempo circular que permanece el mismo por conducto de la repetición, que se muerde la cola literalmente sea dicho como la serpiente ouroborus” (Serna Arango, 2009:26). Sin embargo, además de este tiempo cíclico, en Grecia aparece eventualmente una concepción del tiempo como tiempo lineal, cuando la palabra chrónos se resignifica de esa manera. Comienza a darse a nivel social una frecuente confusión entre Chrónos, personificación del tiempo desarrollada previamente y Cronos (Κρόνος), rey de los Titanes y dios del tiempo humano (del calendario, las estaciones y las cosechas), hijo de Urano y Gea, y padre de Zeus.

      Cronos (Κρόνος) “tiempo, época determinada, período, duración de la vida, edad, época del año, ocasión, oportunidad, sazón, demora, retraso” (Indij, 2014:31). Es este Cronos, el de la guadaña, el que es reconocido principalmente como dios del tiempo, sin embargo, es el dios del tiempo humano, el dios del tiempo “que devora todo y todos, incluidos sus hijos, para mantener su poder. Es el dios del tiempo secuencial, cronológico que pasa inevitablemente (Molini, 2009).

      No faltan episodios de la vida del individuo que se revelan únicos e insustituibles, entrando en crisis la concepción del tiempo circular (…) “el advenimiento de valores directamente ligados a la vida afectiva del individuo y sometidos a todas las vicisitudes de la existencia humana: placeres, emociones, amor, bondad, juventud, tienen por corolario una experiencia del tiempo que ya no encuadra con el modelo de un devenir circular” (Vernant, 1992). Alternándose con este tiempo primordial Chrónos, y el tiempo lineal cronos, aparecen aiôn el tiempo de la vida, la duración de la vida y Kairós, que hace referencia a la singularidad de algunos momentos.

      El dios Aiôn, no es ningún dios genético. “Siempre está. No nace, no es originado. No tiene que sublevarse

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