Saber estar en las organizaciones. Claudia Liliana Perlo

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Saber estar en las organizaciones - Claudia Liliana Perlo Proyectos de investigación

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garantizar el juego de aprender y recuperar en nuestra boca el sabor del saber, que no es otra cosa que la vida misma.

      Convencidas que al comunicar esto que sentimos y creemos estamos creando otra realidad para la gestión del aprendizaje en las organizaciones, compartimos con esperanza esta obra.

      ONTOEPISTEMOLÓGICO

      Iniciamos esta obra con un movimiento ontoepistemológico que nos permite preguntarnos a más de 200.000 años del origen humano, ¿Quiénes estamos siendo? ¿Dónde estamos y hacia dónde vamos? La pregunta por el ser y la realidad recobra sentido en un contexto, donde observar hacia afuera ya no resulta exitoso. Las formas que hasta ahora nos han permitido conocer se han desvanecido ante nuestros ojos, nos encontramos en una búsqueda de nuevas configuraciones, que nos posibiliten reencontrarnos a nosotros mismos y recuperar nuestro potencial. Desde esta perspectiva el abordaje educativo que proponemos en esta obra, impulsa a recuperar nuestra naturaleza instintiva-salvaje, más allá de toda pretensión de disciplinamiento y a percibir la vida en toda su multidimensionalidad.

      Hoy me desperté cuántico,

      todos los mundos se abrían a mi paso

      podía elegir el que quisiera,

      el resto simplemente desaparecía.

      Entré en la cocina y todos los desayunos se dispusieron

      elegí uno liviano, estaba pesado de la noche.

      Los panes, las mermeladas, las delicias dulces y saladas,

      se esfumaron al tocar las frutas.

      Salí a la calle y todas las mujeres querían seducirme,

      elegí no elegir ninguna, eran todas hermosas

      preferí retener la ilusión de tenerlas a todas

      a tomar la mano de una y perderme tantas…

      Todos los climas y todas las geografías se me hacían posibles,

      yo estaba radiante y alegre

      elegí un día de sol espléndido frente al mar

      las montañas, las ciudades, las nubes se derritieron entonces.

      Con el correr de las horas comencé a sentirme cansado

      intuí el peligro de volverme clásico,

      de quedar determinado, unívoco, previsible

      decidí entonces reinventarme,

      decidí vivir el mundo de los muchos mundos

      preferí la incerteza de seguir cuántico

      a la seguridad de volverme clásico

      y entonces entristecerme.

      Ariel Dobry

      Perlo, C.

      El pensamiento humano, para su madurez y desarrollo, requiere tiempo y mientras este transcurre, como señala Krell (2011) la ciencia inesperada florece en el campo marchito de la ciencia oficial.

      En estas páginas presentaremos de manera sintética desarrollos teóricos provenientes del campo científico que no son tan viejos ni tan nuevos, son más bien inesperados. Todos ellos provenientes de diversas disciplinas desarrolladas en el siglo XX que proponen un movimiento evolutivo desde la matríz mecánica del mundo hacia las propiedades ondulatorias de la materia. Este movimiento interdisciplinario que nosotros preferimos llamar indisciplinario, nos conduce a asumir la complejidad que requiere la construcción de una ciencia de la totalidad para la comprensión de la vida misma. El no considerar estos conocimientos tan “nuevos” no solo refiere a que alguno de ellos ya tiene una centuria, tiempo a su vez relativamente corto dentro del desarrollo del pensamiento humano, sino más aún alguno de estos conceptos encuentra sus génesis en la filosofía griega, tales como la relación que podría establecerse entre la lógica de opuestos complementarios de Heráclito (S. IV) y el principio de complementariedad de Bohr (1927). En cualquier caso, sabemos que mucha agua ha corrido debajo del puente de aquel río de Heráclito, para muchos aguas oscuras que la época no permitió a unos cuantos comprender.

      En el siglo XIX el positivismo nos propuso un mundo de sustancias, con entidades sólidas, definido, establecido, circunscripto, con una existencia fuera de nuestra mente y de nuestro cuerpo. Y desde allí continuamos percibiéndonos espectadores críticos, sentados en mullidos sillones (Peat, 2007), esperando que otro u otros, quizás algún líder político, religioso o gobierno de turno, lo transforme.

      Participación, multidimensionalidad, simultaneidad, impredecibilidad, incertidumbre, inestabilidad, entropía, irreversibilidad, caos, creatividad, azar, no linealidad, complementariedad, devenir, trama, red, flujo, holomovimiento, asimetría, autoecoorganización, autopoiésis, recursividad, retroalimentación, sincronicidad, coevolución, holografía, complejidad y también UNIcidad!!, son algunos de las características de la realidad que nos advierten los inesperados desarrollos científicos del siglo XX.

      Para hacer frente a esta realidad, los campos disciplinares, al mejor estilo de la antigua Grecia, levantaron sus barreras, el físico se tornó filósofo, el filósofo estudió neurociencias, el biólogo se abocó al acto de conocer y el químico confesó su amor por las humanidades y las artes. Ya ni duras ni blandas, la física cuántica, la termodinámica, el construccionismo social, la cibernética, la biología del conocimiento, la psicología, la teoría de los sistemas, la teoría de la complejidad, la perspectiva holográfica, la antropología, la matemática fractal, las neurociencias, la ecología y muchos otros campos interdisciplinarios trabajan hoy de manera incesante y apasionada en las ciencias de la totalidad.

      De este modo, ya bien alejados de la concepción mecánica de la naturaleza, donde las leyes aparecen regulares, inmutables y definitivas; definiendo para nosotros una realidad a ser consumida; entendemos que somos partícipes, artesanos, autores y responsables de una realidad holográfica, inclusiva y entrelazada. En las próximas líneas ofrecemos al lector hacer foco en algunos conceptos que llevaron a la ciencia a estas nuevas configuraciones.

      El universo como espejo

      A principio del siglo pasado la teoría cuántica se planteó incómodos interrogantes tales como: ¿Cuál es la relación entre el observador y lo observado? ¿Qué ocurre cuando el observador realiza una medición? ¿Cómo el observador determina aquello que observa? Briggs y Peat (1998). Las respuestas a estas preguntas nos advierten que “El fluido y turbulento universo es un espejo” lo que es lo mismo decir en términos de Morín (1995) el observador es lo observado. Como expresa el luminoso poema que anticipa este movimiento cuando miramos y hacemos foco, elegimos una posibilidad y determinamos una realidad. Cuando no estamos mirando existen muchas. En la física clásica el mundo externo tiene primacía sobre el mundo interno, ahora estamos frente a una física que se atrevió a explorar en profundidad el mundo interno y encontró que existen infinidad de posibilidades, todas y ninguna (vacío) a la espera de observadores que hagan foco. El universo está conformado por sucesos interrelacionados e interdependientes, que interactúan de manera

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