Querido Timoteo. Группа авторов

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de Dios, agradable y perfecta.” (Romanos 12:2). Memorizar la Escritura es una de las herramientas más poderosas que Dios ha usado en mi vida para purificarme de malos deseos y santificarme para Su Gloria.

      Ahora Timoteo, quiero hablarte también de tu ministerio externo como pastor. Te conozco tan bien como para saber cuánto quieres tener un ministerio fructífero en tu iglesia. Comprende que este es un deseo piadoso y Cristo lo menciona abiertamente, como lo mencionaré en un minuto. Sin embargo, aun un deseo piadoso por tener fruto puede torcerse para convertirse en el deseo egoísta de tener un “imperio”. Evita entrar a ocuparte solo de números de forma que definas el “éxito” por cuanto ha crecido tu servicio de adoración desde que tu llegaste. Recuerda, buscamos “hacer discípulos a todas las naciones”, no atraer a una multitud cada vez más grande. Aun así, el desear la salvación de los perdidos y una madurez mayor para los salvos es una evidencia de la obra de Dios en tu corazón. Anhela el fruto, ¡no solo un poco, sino mucho de el!

      ¿Cómo se relaciona el memorizar la Escritura con esto? Bueno, pueda que este equivocado, pero creo que Jesús pensaba en esto (al menos en algunas formas) cuando dijo a sus apóstoles en la noche anterior a morir “Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queráis y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre: en que llevéis mucho fruto y seáis así mis discípulos. (Juan 15:7-8). Claro, tú recuerdas la poderosa ilustración de la vid y los pámpanos que precede a esta enseñanza (por cierto Timoteo, aun tengo en mi escritorio aquella rama muerta que tomamos de una vid como un motivador para mi de que, solo permaneciendo en Cristo yo daré fruto, tu deberías tener una en tu oficina). Permanecer en Cristo significa constantemente reconocer y considerarnos injertados espiritualmente en Él, con su savia que da vida fluyendo por nosotros por medio del Espíritu Santo. Solo así podrás dar fruto que permanece. Pero creo que Dios me ha mostrado el rol poderoso que la memorización de la Escritura juega en este “permanecer”. Jesús dijo “Si permanecéis en mi [es decir, por medio de la fe personal en Él, hecha vida por mi Espíritu], y mis palabras permanecen en vosotros”, solo entonces darán fruto permanente por medio de la oración en mi nombre. Fácilmente podría hablar sobre la importancia de la oración en este momento, pero me estoy concentrando en el concepto de que las palabras de Cristo permanezcan en ti. Lo busqué en la versión griega hace un momento, para asegurarme, y está en plural: si las palabras de Cristo permanecen en ti. Eso significa Sus sustantivos, verbos, adjetivos, frases subordinadas, etc., todas ellas tienen que permanecer en ti momento a momento. ¿De qué mejor manera se puede hacer esto sino es memorizándolas? Memorizar la Escritura es un camino bendecido por Dios para llegar a la fertilidad espiritual en tu ministerio.

      Esto es asombrosamente práctico. Digamos que es un martes, y tienes que visitar a la señora Beecham después de su operación de vejiga. Mientras vas caminando por la acera que lleva al hospital, vas revisando cualquier capitulo que estés memorizando en ese momento, tal vez Filipenses 2 sobre la humildad de Cristo o 2ª Corintios 1 sobre cómo Dios nos conduce por grandes pruebas para que podamos consolar a otros con el mismo consuelo con que Él nos consuela. Mientras te sientas al lado de la señora Beecham para hablar con ella, tu boca habla la Escritura ya que eso es lo que llena tu corazón. Alguien dijo una vez “cuando lo único que tienes es un martillo, todo el mundo parece ser un clavo”. En una forma similar, comienzas a encontrar una forma practica de usar cualquier pasaje de la Escritura que está memorizando para animar y exhortar. Tu consejo llega a estar saturado con las “palabras de Dios” (1ª Pedro 4:11). He escuchado que John Wesley cabalgó más millas que ningún otro hombre que haya vivido y siempre iba leyendo la Biblia. Como se dijo de Bunyan, su mente estaba tan saturada con la Escritura que su sangre era “Biblina”. Que sea igual contigo.

      Timoteo, quiero ser bien claro contigo en cuanto a lo que estoy recomendando. Te estoy apremiando a memorizar libros completos de la Escritura, y no solo versículos individuales. Mucha gente imprime sistemas de memorización basados en versículos “claves” que ellos han escogido. Memorizar versos individuales es mejor que no memorizar nada, pero memorizar capítulos y libros completos es mejor que memorizar versículos. ¿Por qué? Hay varias razones:

      1) Le da honor al testimonio que la Escritura da de si misma: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia (2 Timoteo 3:16) y “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. (Mateo 4:4). Dios no desperdicia su aliento, así que no hay palabras superfluas en la Escritura y te darás cuenta que algunos de tus momentos más poderosos de convicción, entendimiento y animo vendrán de lugares inesperados de la Biblia.

      2) Ya que tan gran parte de la Biblia está escrita como una secuencia de pensamiento, con el autor ilustrando algún punto general a través de una argumentación lógica, el memorizar el pasaje completo te permite más fácilmente comprender el punto principal. No dejarás de ver el bosque debido a los árboles, ni tampoco perderás los árboles debido al bosque. Todo el libro de Hebreos vendrá a juntarse como una sinfonía de verdad unificada y cada verso individual en el tren de pensamiento cantará su propio tono con una nueva claridad. Este beneficio de claridad también te ayudará a desarrollar una sana teología bíblica y sistemática en general, mientras que al mismo tiempo entiendes y enseñas y prediques de versos individuales también

      3) Como resultado de memorizar un libro completo, será menos probable que tomes versos individuales fuera de contexto. Una de las formas más comunes en que la gente que se opone a ti tratará de debilitar la fuerza de tu argumento en una disputa doctrinal será “¡lo estás sacando de su contexto!”. Un trabajo cuidadoso en todo el libro te ayudará a evitar ese error.

      4) Tu gozo seguirá incrementándose, así como también tu admiración, al contemplar la milagrosa infinitud de la verdad en la Escritura, a medida descubras nuevas verdades día tras día y mes tras mes. La disciplina de memorizar libros completos te llevará a un territorio desconocido, y ya que “toda la Escritura es inspirada por Dios y útil…” (2 Timoteo 3:16) obtendrás beneficios de este viaje de descubrimiento. Supón que un tío rico muere y te da una vieja mina cerca de Tucson, Arizona. Después de juntar suficiente dinero para un pasaje aéreo, te detienes en una ferretería y compras una linterna y una pala. El tendero te pregunta que estás haciendo y tu le respondes. Él se ríe diciendo: “¡No ha habido plata en ese agujero por décadas, si es que alguna vez la hubo!” Por ello, entras a tu herencia con escepticismo, empujando telarañas y viejas tablas. Suponte por un lado, que ocupas seis horas buscando por los túneles y no encuentras más que rocas y polvo. ¿Crees que volverías a entrar a esa mina de nuevo? Pero ahora imagínate que en lugar de eso, encuentras un túnel que parece que nadie más ha explorado. Comienzas a cavar y después de una hora de ardua labor, tus esfuerzos son recompensados con un brillo inconfundible: ¡una nueva vena de plata! ¿Qué tan probable es que regreses con fuerzas renovadas para explorar ese túnel? ¿Acaso esperarías un día más? Así es con la memorización de pasajes de la Escritura que normalmente no escogerías, descubres cosas que no esperabas y tu amor y gozo por la Biblia se eleva a los cielos. Nunca te estancarás, más bien serás una fuente de renovación para tu pueblo.

      5) Finalmente, el memorizar porciones extendidas de la Escritura se presta fácilmente al mejor estilo de predicación para ti: predicación expositiva. Timoteo, comprendo que tienes una disposición a la predicación expositiva y que miras el peligro de seguir un método meramente tópico. Tu ya crees que el predicar semana tras semana a través de libros de la Biblia es la mejor manera de evitar esos puntos ciegos y de protegerte de evitar esos temas candentes (controversiales) que nadie quiere tocar. Como recordarás, hemos hablado del ejemplo de Pablo, que no dudó de proclamar a la gente todo el consejo de Dios (Hechos 20:27). Solo de esta forma podremos ver a la Palabra de Dios santificando a tu pueblo de la forma que Dios lo quiere. ¿Puedes ver como el memorizar libros completos dará una riqueza y profundidad a tu predicación que seria imposible sin ella?

      Expondrás versículo tras versículo, en los cuales ya habrás meditado profundamente a través de la repetición

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