Querido Timoteo. Группа авторов

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parecernos? Siempre, siempre, siempre con la amabilidad y compostura de la paciencia. Timoteo, nuestros discípulos no son diferentes a los del Señor. Ellos, al igual que sus pastores, también luchan con la incredulidad, ignorancia, torpeza, ingratitud y orgullo. Nuestra tarea es ayudarlos a salir de esos pecados con un amor paciente que sea semejante al de nuestro Salvador.

      Ama a Tu Rebaño, ¿Dónde Están sus Recursos?

      Querido hermano, llego ahora a mi ultima pregunta, “¿Dónde están sus recursos? Cuando meditas en la necesidad de amar a tu rebaño, el aspecto que esto tiene, qué debe vencerse y a quién debe parecerse, seguramente al igual que yo te sentirás abrumado. Al contemplar estas cosas, nos encontramos clamando junto con el apóstol Pablo “Y para estas cosas, ¿quién es suficiente? (2 Corintios 2:16). Claro que la respuesta es ¡nadie! Sin embargo, el mismo apóstol, unos pocos versículos después nos señala a la verdadera esperanza. Nos dice “nuestra capacidad proviene de Dios” (2 Corintios 3:5). La responsabilidad de amar a nuestras ovejas de una forma agradable al Señor es trascendental. Algunas veces, hasta parece imposible. Pero el hecho es que todos los recursos necesarios para tan difícil tarea están disponibles fácilmente. Se encontrarán en el Dios trino de la Escritura. Simplemente debemos correr a Su Palabra y a su trono.

      En cuanto a Su Palabra, continuamente debemos escudriñar sus sagradas paginas buscando dirección y guía en cuanto a como debemos amar al rebaño. Allí encontraremos para nuestra instrucción una abundancia de preceptos, principios y ejemplos especialmente en las palabras y obras del Salvador. La vida y ministerio del apóstol Pablo también está llena de útil consejo. El libro de Hechos y las epístolas revelan mucho sobre el corazón de un pastor que ama. Se ha dicho, en referencia a los decretos morales de Dios, “La ley es los ojos del amor, sin ella, el amor es ciego”. Lo mismo es verdad en cuanto al amor pastoral. Sin los ojos de la Escritura, su amor es ciego. Tú y yo no tenemos el derecho de amar a las ovejas de Cristo a la manera en que nosotros pensamos que deberían ser amadas. Somos responsables de amarlas de la manera en que el Pastor Principal lo requiere.

      Además de postrarnos a Su Palabra, debemos también continuamente postrarnos delante de Su Trono. Allí podemos ejercer la prospera ocupación de mendigar. Como bien lo sabes, en el Reino de Dios, los mendigos se vuelven ricos.

      Timoteo, antes mencioné al Dios trino. Esto es lo que tenía en mente. Dios el Padre da pastores según su corazón ( Jeremías 3:15). El hijo exaltado de Dios le da pastores a la iglesia (Efesios 4:11). Dios el Espíritu Santo forma “supervisores” (Hechos 20:28). Simplemente necesitamos postrarnos delante del trono de gracia de este Dios y rogar a la correspondiente Persona de la Trinidad para que nos moldee como la persona que debemos ser. Aquel que da y forma a los pastores, puede hacer de ellos mejores pastores, es decir, que amen más. Delante de su Trono de Gracia debemos frecuentemente presentar una causa santa. Debemos implorar, “Oh Dios, quiero un corazón como el Tuyo para que pueda amar mejor a Tus ovejas. ¡Te pido que me hagas como Tú! ¿Cómo podrías negarme esta petición?” ¡Seguramente al Señor le agradarán tales oraciones! John Piper describe de forma vivida a la oración como “la unión de causas primarias y secundarias”. Él prosigue a describirla como el “empalme de nuestro pobre cable con el relámpago del cielo”.20 Pudiendo pues recurrir a tal infinito poder, estemos siempre rogando ferviente y frecuentemente por esa gracia.

      Hermano, te agradezco tu paciencia en leer esta carta que es más larga de lo normal. Rápidamente admito que apenas he arañado en la superficie. También estoy dolorosamente consciente de mis propios fallos en amar a mis ovejas como debería. Este pecado de omisión es por mi parte, un asunto que confieso frecuentemente. Ahora que concluyo Timoteo, por favor recuerda a quién le pertenecen nuestras ovejas. Digo “nuestras ovejas” pero en realidad no son nuestras. Pertenecen a Aquel a quien tenemos el privilegio de servir, el Pastor Principal. Esta es apenas una razón más por lo cual nunca nunca debemos parecer “tener Señorío” sobre ellas (1ª Pedro 5:3). Más bien, teniendo la mayor cantidad posible de amor, debemos imitar al Señor, de quien se dice que “Como pastor apacentará su rebaño. En su brazo llevará los corderos, junto a su pecho los llevará; y pastoreará con ternura a las recién paridas.” (Isaías 40:11).

      Que el Señor derrame abundantemente sobre nuestras indignas almas medidas cada vez mayores de su amor por las ovejas. Por favor haz un pacto conmigo para pedirle al Señor más de este don maravilloso. Timoteo, si puedes recibir una ultima y breve exhortación viniendo de un padre espiritual, recibe humildemente esta. ¡Ama a tu rebaño!. Baxter dice, “mira de sentir un tierno amor en tu pecho, y deja que la gente lo siente en tu hablar y lo vea en tu actuar. Deja que vean que estás dispuesto a sacrificar y ser sacrificado por ellos.”21

      Dale nuestros más afectuosos saludos a Mary y asegúrale nuestras oraciones por su embarazo y la llegada de otro hijo sano. A medida nos envíes noticias ocasionales, continuaremos intercediendo por la bendición de Dios sobre tu iglesia. Humildemente te pido que en la misma forma, recuerdes el ministerio de la iglesia Heritage. Hasta que nos escribamos nuevamente “Jehová te bendiga y te guarde. Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro y ponga en ti paz”. (Números 6:24-26).

      Sinceramente, tu consiervo en el evangelio,

      Pastor Te d

      Pd: Me preguntaste sobre libros que podrían ser útiles en el tema de amar a tu rebaño. Te recomiendo fuertemente estos títulos:

      1. Discursos a Mis Estudiantes, por Charles H. Spurgeon (N. Bergen, NJ: Publicaciones Aquila, 2014).

      2. El Pastor Renovado, por Richard Baxter (Edinburgo: The Banner of Truth Trust, 2009).

      3. Facetas del Predicador, por John R. W. Stott (Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 1985).

      Memoriza la Escritura

      Andy Davis

      Querido Timoteo,

      ¡No te imaginas lo contento que estoy de escuchar de tu nuevo ministerio como pastor principal! Todavía llevo en el corazón esos momentos de oración que compartimos cuando te preguntabas desde lo profundo del corazón sobre si en verdad Dios te estaba llamando al ministerio. Verte pasar de ser un no creyente cuando te conocí, hasta este punto en la actualidad es uno de los mayores gozos que he experimentado en el ministerio. Claro que debes recordar lo aprensivo que estabas de abrirme tu corazón en nuestra primera conversación, muy poco comprendías que un día seria uno de tus mejores amigos. Mientras te hablaba de la vida después de la muerte y del sacrificio expiatorio de Cristo por los pecados, sentía como si el Espíritu Santo estuviera seleccionando personalmente para ti cada versículo de la Escritura, como un talentoso cirujano seleccionando sus instrumentos para operar, “como si Dios rogara por medio de nosotros” (2 Cor. 5:20). Lo más sorprendente de todo fue que había dejado mi Biblia en casa y tuve que depender de mi memorización de la Escritura para compartir los versos del evangelio contigo. Es precisamente de ese tema que te quiero hablar ahora: el valor de memorizar la Escritura para cada aspecto de tu vida como pastor.

      Timoteo, anhelo que tu vida y tu ministerio se dediquen totalmente a la gloria de Dios y el crecimiento de Su reino. Pero mi oración principal por ti es que no olvides la importancia que tiene la Palabra de Dios tanto para ti personalmente como para la iglesia de la cual eres ahora pastor. Para mantenerte espiritualmente saludable y protegerte de los ataques y tentaciones del diablo, debes saturar continuamente tu mente en la Palabra de Dios para así evitar todos los lazos que pondrá a tus pies. Una de los aspectos más duros del ministerio pastoral es comprender lo importante que es para la iglesia tu caminar personal con Cristo. Por eso, eres un objetivo estratégico y deseable para el maligno. Sí te puede derribar,

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