Querido Timoteo. Группа авторов

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“el cuidado de nosotros mismos” como ministros. Tan solo, esa sección ya es suficiente para comprar el libro. ¡Es un clásico!

      2. Las Obras de John Owen, volúmenes 6 y 7 (reimpresión, Edinburgh: The Banner of Truth Trust, 1967, 1965). En estos dos volúmenes, resaltaría el trabajo de Owen sobre “La mortificación del Pecado”, “La Tentación”, “El Pecado que Mora en los Creyentes” y “Mentalidad Espiritual”. Owen era un verdadero médico del alma y un maestro en la teología práctica.

      3. El Ministerio Cristiano de Charles Bridges (reimpresión, Edinburgh: The Banner of Truth Trust, 1980). La segunda y tercera sección de este libro tratan con las causas de la ineficiencia ministerial. Es instructivo notar que casi todas ellas se deben a un fallo en cuidar de ti mismo.

      Ama a Tu Familia

      Tedd Tripp

      Querido Timoteo,

      Gracias por tu llamada de la semana pasada. Estoy agradecido de que te este yendo bien en estos primeros días de ministerio. Tú y tu familia son una gran alegría para Margy y yo. Los amamos y nos gozamos en lo que Dios está haciendo en sus vidas.

      Estoy feliz de poner por escrito algunas ideas sobre la vida familiar del pastor. Es un gozo saber que estás ocupado en ser un hombre de Dios, no solo en el púlpito y ministerio pastoral, sino también en tu hogar.

      Como sabes, una de las calificaciones para el ministerio del evangelio es una vida familiar ejemplar. “Que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?)”, (1 Timoteo 3:4-5).

      El hogar es un microcosmos de la iglesia. Las cualidades de vida espiritual que dan credibilidad a un pastor en el hogar, le darán al pueblo al que este sirve, la misma medida de confianza. La vitalidad espiritual que permite que su familia siga alegremente su liderazgo le dará seguridad a la iglesia de que están en buenas manos. La vida hogareña es más que el escenario para mostrar talento pastoral. Es, también, el horno en donde esos talentos son forjados.

      La calidad de tu vida familiar te quitará o te dará credibilidad. ¿Puedes imaginarte que una mujer de la iglesia tenga confianza en un pastor cuya esposa es infeliz? ¿Podrían las personas ver en alguien a un guía espiritual seguro si sus hijos parecen descarriados, desobedientes, tímidos u oprimidos? Cada vez que prediques la Palabra, o des consejo, o des seguridad y consuelo a un pueblo atribulado, la calidad de tu vida familiar dará respaldo a tus palabras. La meta de la piedad en la vida familiar no es tener credibilidad, sino la gloria de Dios, pero el pueblo al que sirves observará muy de cerca tu vida familiar.

      Un pastor ocupado a menudo se siente presionado entre las necesidades de su familia y las necesidades de la iglesia. Pensándolo bien, nunca hay una competencia entre los llamados de la vida familiar y los llamados del ministerio del evangelio. Estás sirviendo a la iglesia cuando sirves a tu familia. Cualquier inversión en el hogar devuelve altos dividendos a la iglesia. Eres un modelo para tu pueblo, de cómo las gracias del evangelio influyen en la vida familiar.

      A medida que he meditado en tus preguntas sobre la vida familiar, he pensado en 3 categorías generales que pueden organizar tu pensamiento en esta parte de tu vida: Sé un líder espiritual de tu familia. Sé un esposo y padre para tu familia. Sé el protector de tu familia.

      Sé un Líder Espiritual

      El pasaje clásico sobre este llamado es Deuteronomio 6 en donde Moisés les está dando a los hombres una visión a largo plazo. Su enfoque no es la supervivencia, ni siquiera el solo pasar la semana. Los llamados al liderazgo espiritual se dan para que tú, tu hijo y el hijo de tu hijo conozcan y teman al Señor (verso 2). Esta visión de tres generaciones te ayudará resistir a caer en la tentación de las conveniencias del momento. Como padres, tenemos mayores preocupaciones que las del momento, nos preocupamos de donde estará nuestro nieto en 50 años.

      Naturalmente, tu liderazgo espiritual personal es un fundamento para tu familia. Deuteronomio 6:5-7 dice esto bien claro: “Amarás a Jehová, tu Dios, de todo tu corazón, de toda tu alma y con todas tus fuerzas. Estas palabras que yo te mando hoy estarán sobre tu corazón.”

      Tu familia debe ver las riquezas de tu caminar espiritual fuera de tus deberes ministeriales. Tu gozo en Cristo, tu vitalidad como un hombre de Dios, tu amabilidad ante la oposición, tu claro enfoque en la gracia de Cristo (no solo en el perdón sino también en el fortalecimiento) serán los lentes a través de los cuales ellos verán tus esfuerzos para ministrarles la gracia de Dios.

      Diariamente, introduce a tu esposa e hijos en lo intimo de tu consuelo y fortaleza en Cristo. Permite que te vean leer y meditar la Palabra de Dios. Que te vean como un hombre de oración y humilde debilidad delante de un Dios de poder. Nada le dará a tu familia un sentido de bienestar como tu amor y devoción a Dios.

      Otro aspecto importante del liderazgo espiritual es el comunicar a tus hijos una imagen acertada del mundo. Deuteronomio 6 también habla de esto en forma penetrante:

      “…estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón. Se las repetirás a tus hijos, y les hablarás de ellas estando en tu casa y andando por el camino, al acostarte y cuando te levantes.”

      Tus hijos necesitan entender la naturaleza de la realidad. Más allá y debajo de este mundo de vistas y sonidos hay un mundo de realidades espirituales que le da significado al mundo que vemos y tocamos. Ese árbol en el patio que da sombra y cobijo a las aves y ardillas y que es un lugar para escalar y hasta sirve para construir un fuerte, existe por la voluntad del Dios invisible. Es su creación. Existe como un himno de alabanza a su creatividad, sabiduría y talento. Nos lo ha dado para disfrutarlo, de forma que conozcamos sobre él, le adoremos y le gocemos. Mira, Timoteo, uno no puede verdaderamente entender el árbol sin atisbar lo invisible en lo visible.

      Ayudar a los niños a comprender la naturaleza de la realidad requiere imaginación. Nuestros hijos deben ver lo invisible. Nosotros los cristianos somos un Pueblo, cuyo compromiso con el mundo invisible de la realidad espiritual controla nuestra respuesta e interpretación de lo que sí vemos.

      La palabra “imaginación” no se usa en Deuteronomio 6, pero usar la imaginación es esencial. Tu hijo vendrá a ti y preguntará, “¿Qué significan los testimonios, estatutos y decretos que seguimos?” (Deut 6:20). Para responder a esta pregunta, el padre debe capturar la imaginación del hijo con eventos del pasado, con la esclavitud en Egipto y la osada y maravillosa liberación por medio del brazo extendido del Señor. ¿Pueden ser contadas estas historias de maneras que impresionen a los hijos sin apelar a su imaginación?

      El capturar la imaginación de tus hijos les ayudará a ver lo invisible. Eugene Peterson lo dice así:

      La imaginación es la capacidad de hacer conexiones entre lo visible y lo invisible, entre el cielo y la tierra, entre el presente y el pasado, entre el presente y el futuro.12

      Piensa en esta tarea de ayudar a los hijos a ver la naturaleza de la realidad como instrucción formativa. Les estas dando formas de pensar y entender su mundo, que están fundadas en la Biblia. Nuestros hijos no basan su vida en los eventos y circunstancias de esta vida, sino en como los interpretan y responden a ellos. La clave de la interpretación es el ser y existencia del Dios vivo y verdadero.

      Todos los días, pasa tiempo en la Palabra junto con ellos. Ayúdalos a ver las glorias y maravillas de Dios. El salmo 145 provee una descripción maravillosa de este aspecto del ser padres, “Generación a generación celebrará tus

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