Querido Timoteo. Группа авторов

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las mejores circunstancias siempre habrá algunas interrupciones en la casa de un pastor. El está de guardia las veinticuatro horas del día. Si ocurre una muerte o un accidente trágico que involucre a alguna de los miembros de su iglesia apenas antes de salir de la puerta para llevar a mi hijo a pescar, será necesario cambiar nuestros planes. Se debe esperar este tipo de demandas.

      Debido a eso, dos tentaciones ocurren a todo pastor y padre: lo primero es simplemente esperar que su hijo entienda la necesidad del cambio de planes de la misma forma en que el pastor la entiende. Como pastor sé que a veces es necesario interrumpir los planes para ministrar el evangelio de la gracia de Dios a la gente que sufre. Pero, todo lo que mi hijo pequeño entiende, es que él no pudo ir a pescar porque alguien más necesitaba y recibió el tiempo y atención de su papá. Timoteo, cuando esta clase de situación surja, asegúrate de hablar con tu hijo, identifícate con él y busca compensarle de una manera razonable, intencional y oportuna.

      La otra tentación es llegar a estar tan abrumado con la culpa porque él tuvo que cambiar sus planes que el pastor permite que su hijo lo manipule a acciones o decisiones que de otra manera no haría. El liderar por la culpa se ha vuelto totalmente común en nuestra cultura, y desafortunadamente los pastores no están inmunes a ello. Pero debo confesar, que es particularmente feo que un pastor se relacione con sus hijos de esta manera. Deliberadamente debemos abrir espacios en nuestras agendas para nuestros niños y respetar esos espacios a conciencia. Cuando sea necesario cambiar estos planes de una forma tal que afecten a tus hijos, se diligente en compensarles ese tiempo.

      Un Pastor

      La cuarta cosa que Dios ha hecho de mi es un pastor. Este es mi llamado vocacional. Esto es lo que ocupa la mayoría de mí tiempo. Estoy constantemente maravillado que Dios me haya dado el privilegio de servirle de esta manera. Es el llamado vocacional más importante del mundo. Mis responsabilidades como pastor toman prioridad sobre cualquier actividad recreacional o de diversión. Todo lo que representa pastorear el rebaño de Dios, lo cual la Biblia describe de manera completa, es parte de mi obligación. En esto, mis tareas más importantes son trabajar fielmente en el ministerio de la Palabra y en la oración. Te repito, estos no deben ser realizados simplemente a un nivel “profesional.” Más bien, deben ser vistos como parte de mi propia búsqueda de santidad.

      Hay soledad inevitable que acompaña el ser pastor. Mucho del trabajo a realizar solo puede ser hecho cuando un hombre está a solas con su Dios. Sin este tiempo íntimo con Dios, el tiempo que se pasa con la gente no será de mucho valor. En la actualidad, hay miles de “ayudas” disponibles para pastores con el propósito de saltarse el duro trabajo que representa el estudio y la oración. Con regularidad y fanfarronería se mercadean sermones “poderosos” y programas “garantizados”. Un hombre con poco de ingenio, aun menos integridad y buenos recursos financieros puede mantenerse bien abastecido de un constante flujo de ese tipo de recursos. Pero él niega su llamado al vivir del trabajo de otros en lugar de hacer por si mismo la obra del ministerio.

      Un Ayudador

      Además de estos cuatro llamados en mi vida, también estoy involucrado en ayudar en otras causas de valor. Mi trabajo con el ministerio Founder Ministries (la edición del Periódico Founders, otras publicaciones, etc.) y mi participación en conferencias para pastores locales son todos importantes. Tú probablemente no has tenido mucho tiempo para estar muy involucrado todavía en el compañerismo con los pastores locales. Espero que no descuides hacer esto. No es sólo que el compañerismo será bueno para ti (aun cuando no te gusten algunos programas y planes que son promovidos), sino que también necesitas reconocer que Dios te ha dado dones en formas que pueden ser una bendición a tus colegas pastores.

      Por ejemplo Timoteo, aprovecha el hecho que Dios te ha dado tanto el amor como la oportunidad de comprar muchos buenos libros. Tú puedes ser una gran bendición a otros pastores (y a sus congregaciones) simplemente buscando y aprovechando las oportunidades de recomendar buenos libros. No asumas que todos están tan familiarizados como tú con comentarios sanos, biografías inspiradoras y buenos textos de teología. Sin ser entrometido, trata de animar la lectura de buenos libros.

      No dudes que otras oportunidades más amplias de ministerio vendrán a ti en su tiempo. Espero que estés abierto a ellas y que las veas como maneras en las que puedes ser útil en el gran trabajo del reino. Pero en términos de prioridades te animo a mantenerlas clasificadas bajo las cuatro cosas que anteriormente mencioné. Trato de mantener esto en mente yo mismo, y cuando lo hago, me evito muchos dolores de cabeza y confusión.

      Manteniendo el Equilibrio

      ¿Como funcionan estas prioridades? Bueno, los que me conocen mejor son los que fácilmente pueden testificar que no siempre practico lo que he escrito aquí. Aunque mi deseo e intención es nunca desviarme, he tenido que hacer correcciones repetidamente a la mitad del camino durante los años. Pero eso es lo valioso de tener claramente las prioridades definidas. Proveen un mapa confiable para hacer tales ajustes.

      Cada prioridad descansa sobre la que le precede. Es decir, es solo en la medida en que soy fiel a las prioridades más altas que puedo honestamente conectarme con las otras, que son más bajas. Por ejemplo, quiero ser fiel en mi trabajo con los ministerios Founders Ministry. Pero no puedo ser fiel, sin importar su éxito por medio de mis esfuerzos, si hago este trabajo a expensas de mis responsabilidades pastorales en la iglesia, Grace Baptist Church. Si mi labor con Founders u otro ministerio más amplio me impide ser un pastor fiel en la iglesia local en la que sirvo, entonces necesito librarme de esos trabajos más amplios. .

      No es necesaria esta labor en otros ministerios para desarrollar mis trabajos pastorales fielmente. Pero, no puedo ser un pastor fiel si descuido las prioridades más altas de cuidar a mi esposa y mis hijos. De hecho, de acuerdo a 1 Timoteo 3:4-5, un hombre es descalificado si ese descuido caracteriza su vida. El debe ser un hombre que “gobierne bien su propia casa, tener sus hijos en sumisión con toda reverencia (por que si un hombre no sabe como gobernar su propia casa, ¿como puede apacentar la iglesia de Dios?).”

      Además, no puedo ser un padre fiel si le fallo a mi esposa como esposo. Por lo contrario, una de las mejores cosas que puedo hacer por mis hijos es amar muy bien a su madre. No importa que tan buen padre pueda pensar que soy, si no demuestro un amor como el de Cristo por mi esposa, estoy haciendo un grave perjuicio a mis hijos. Parece que si el enemigo no puede engañar a los padres en descuidar a sus hijos, los tentara para convertir a los hijos en el centro de su atención. Mis hijos tienen que aprender desde temprana edad que su madre tiene el lugar más alto en mis afectos que ellos. Esto no es despreciarlos. Más bien al conocer su lugar en el hogar que Dios ha ordenado, llega a ser un fundamento de seguridad para ellos.

      Tal como no puedo ser un ministro verdaderamente útil fuera de mi iglesia local si no estoy siendo un pastor fiel, y no puedo ser un pastor fiel si no estoy siendo un padre responsable, y no puedo ser la clase de padre que debo ser si no amo sinceramente a mi esposa, tampoco puedo ser un esposo fiel si descuido mi relación con Cristo. Como ya he sugerido, todo lo demás se origina esta raíz principal.

      Todas estas prioridades se relacionan una con la otra como si fueran los niveles de una pirámide. A cada una le puedo asignar la atención debida, siempre y cuando la mantenga en su lugar apropiado. Pero cuando una prioridad más baja salta por encima de una más alta, entonces estoy llevándome a mi mismo a una vida inestable. Es espiritualmente desastroso el colocar a mi esposa por encima de mi Señor, o a mis hijos por encima de mi esposa o a mi ministerio pastoral por encima de algunos de estos tres. No es menospreciar a la iglesia que sirves el clasificarla como de una importancia menor después de tu devoción a Cristo y a tu familia. Al contrario, la iglesia obtendrá más de lo que necesitan de ti cuando tú ministres con un compromiso deliberado de acuerdo a estas prioridades.

      Como mencioné, no siempre mantengo estas prioridades en un balance correcto, pero en mi vida, las he convertido en una meta fija. Al recordar las prioridades de estos llamados,

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