Querido Timoteo. Группа авторов

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“no.” Spurgeon dijo que para un ministro, ¡aprender a decir “no” tiene más grande valor que el aprender Latín! Tenía razón. Sin importar cuanto trate de hacer el pastor, siempre habrá más. A menudo encuentro cosas muy buenas que están gritando por mi atención, y se deben dejar de hacer para ocuparme en aquello que es mejor. Cuando un pastor tiene que hacer estas difíciles decisiones, debería hacerlas basándose en la prioridad de sus llamados. Entonces puede animarse en saber que ha actuado por fe basado en los deberes que Dios ha puesto en su vida.

      Timoteo, oro para que Dios te ayude a comprender firmemente tus prioridades mientras aun eres joven en el ministerio. Dale mis gratos saludos a María y a tu pequeño. Sigue adelante en tu buen trabajo.

      En Cristo,

      Tom

      PS, te recomiendo mucho los siguientes tres libros:

      1. Hermanos, No Somos Profesionales, por John Piper (Viladecavalls, España; Editorial CLIE, 2006).

      2. The Christian Ministry, [El Ministerio Cristiano], por Charles Bridges (Edinburgh: The Banner of Truth Trust, 1980).

      3. Discursos a Mis Estudiantes por Charles H. Spurgeon (N. Bergen, NJ; Publicaciones Aquila, 2014).

      Ten Cuidado de Ti Mismo

      Conrad Mbewe

      Querido Timoteo,

      Estoy emocionado por ti, por el inicio de tu nuevo pastorado. Estaba yo pensando mucho acerca de lo que el Señor tiene preparado para ti. Recuerdo hace algunos meses cuando había varias iglesias llamándote para tomar sus pastorados. Estaba muy ansioso por ti porque una elección errónea podía traerte resultados muy costosos. Estoy feliz que al final aceptaste el llamado de la Primera Iglesia Bautista. Humanamente hablando, tienes el perfecto ambiente para alguien que está empezando su pastorado. Durante los pasados seis meses en que has iniciado tu nuevo ministerio, te he mantenido en oración. He orado para que el Señor te dé un ministerio largo y fructífero. Mientras oraba, ha nacido en mi corazón una carga de escribirte unas cuantas palabras de consejo. Si no fuera por el hecho que te conozco hace muchos años, lo que estoy a punto de escribir parecería presuntuoso. Sin embargo, debido a que nos hemos unido tanto en los últimos diez años de conocernos, dudo que lo tomes como ofensa el darte un consejo desde mi corazón en una ocasión como esta. En algunas áreas seré muy personal, sabiendo que tu sobrellevaras mi agudeza en el espíritu de las Escrituras cuando dice que, “Fieles son las heridas del que ama; pero importunos los besos del que aborrece” (Proverbios 27:6).

      Como he dicho antes, y no titubearé en decirlo de nuevo, tu nivel de talento en el manejo de la Palabra ciertamente está muy por encima de un pastor promedio. Tú madura percepción espiritual, tu entendimiento del campo completo de la doctrina Cristiana, la proyección poderosa de tu voz, tu conocimiento de las Escrituras, tu dicción sin fallas o enmendaduras, todas se conjuntan en un rico banquete cuando tus oidores reciben de tu ministerio. También, tienes la ventaja de tener un amor envidiable por la lectura de libros de tal forma que tu depósito de información siempre se está renovando. Estas circunstancias ciertamente te ayudan mucho en sostener un pastorado efectivo para la edificación del pueblo de Dios en la Primera Iglesia Bautista y aun más allá de sus fronteras.

      Aun así, Timoteo, una cabeza llena y una biblioteca completa no son suficientes. El futuro del ministerio pastoral y de predicación de cualquier persona depende de cómo esta se desarrolla, especialmente en su santificación personal. Es por eso que el apóstol Pablo aconsejó a tu tocayo a “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvaras a ti mismo y a los demás” (1 Timoteo 4:16). No hay nada más importante en el ministerio del pastorado que tener cuidado de uno mismo. Hasta Charles Haddon Spurgeon, cuyo libro Discursos a Mis Estudiantes siempre te animo a leer, tituló su primer capitulo, “El Cuidado de si Mismo para el Ministro.”7 Es sólo hasta el segundo capítulo cuando trató el tema, “El Llamado al Ministerio.” Me parece que Spurgeon puso en segundo lugar el orden cronológico para poner en el primero el orden de importancia. El incita a los ministros a asegurarse de que son verdaderamente convertidos, a que mantengan su vitalidad espiritual y que desarrollen un buen carácter.

      No tengo el tiempo ahora para tratar con todos los puntos descritos en esa suplica del apóstol Pablo de “tener cuidado de ti mismo y de la doctrina” así que me limitaré en esta carta a lo que concierne a tener cuidado de tu vida. Este cuidado debe ser para toda la vida. Es un cuidado que debe asegurar un desarrollo de tu vida que sea apropiado y no deformado, especialmente en tu vida espiritual. Timoteo, espero que le des la importancia debida a lo que ahora tengo que decirte.

      El Cuidado de Ti Mismo debe ser Integral

      Cuando el apóstol Pablo exhorta a su joven colega a que tenga cuidado de su vida, no tenía en mente una sola área de la vida. El quería que el joven Timoteo se asegurara un crecimiento integral en todas las áreas de su vida, es decir, lo que comprende su vida espiritual, física, emocional, intelectual y domestica. Te he dicho antes que un predicador no es un espíritu sin cuerpo. Una vez afectado físicamente, su vida espiritual será afectada de igual manera. Por lo tanto, es la responsabilidad de cada predicador asegurarse que toda su humanidad redimida experimente un desarrollo positivo y duradero. Un predicador bien conocido en el Reino Unido fue una vez con el Dr. Martyn Lloyd-Jones para recibir consejo. El se sentía tan espiritualmente seco que estaba considerando seriamente renunciar a su pastorado. Su vida de oración estaba al nivel más bajo. Ya no sentía amor por las almas. Se sentía un completo hipócrita por estar en el ministerio. Cuando el Dr. Martyn Lloyd-Jones escuchó todo lo que este predicador tenia que decir, le dijo que tomara unas vacaciones. El predicador, recordando el evento, dijo que estaba extremamente decepcionado que el Dr. Lloyd-Jones no haya podido darle algo más de consejo excepto el de tomar vacaciones. Pero aun así, por respeto a “el Doctor” las tomó. Su testimonio fue que cuando terminó su tiempo de descanso, ya no necesitó regresar con su consejero. Su celo espiritual regresó. Una vez más, estaba espiritualmente animado. La lección que él aprendió fue simple: Todas las áreas de nuestras vidas están interconectadas. Este hombre había descuidado su descanso físico y emocional, y tuvo un efecto notable en su vida espiritual.

      Por tanto, busca el equilibrio en tu vida. La Biblia dice, “Porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera” (1 Timoteo 4:8). No descuides lo que concierne al descanso y ejercicio mientras estás dedicándote a la ardua labor del ministerio. A tu edad esto podría sonar como totalmente innecesario, pero si estás planeando el recorrer una distancia larga entonces, debes correr como un corredor de maratón y no como un velocista de cien metros. El famoso Robert Murray M’Cheyne de Escocia murió el sábado 25 marzo de 1843, a la edad de veintinueve años. Su llanto al morir fue, “Dios me dio un mensaje y un caballo. He matado al caballo. Oh, ¿Que haré con el mensaje?” ¡Una vida balanceada evitará tal dolorosa confesión al final de tu vida!

      Ten Cuidado con estas Tres Cosas

      Si uno pudiera considerar el trabajo del ministerio como un campo minado, entonces hay tres tipos de minas que han causado la mayor cantidad de victimas: las mujeres, las finanzas, y la fama. Por lo tanto, ten cuidado con estas tres cosas. Muchos hombres buenos han empezado sus ministerios pastorales de forma muy prometedora pero fracasan en llegar lejos porque vuelan en pedazos por causa de una de estas minas. Ya sea que se hayan largado con una mujer extraña, o fueron encontrados en serios escándalos financieros o dejaron que su creciente reputación se les subiera a la cabeza, y como la Biblia dice, “Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu” (Proverbios 16:18 y 18:12). Timoteo, te exhorto a ser vigilante

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