Querido Timoteo. Группа авторов

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a pastores que proyectan una clase de superioridad santificada, Spurgeon le dijo una vez a sus estudiantes, “Ese es el articulo que estoy desaprobando, esa terrible rigidez ministerial. Si alguna vez has incurrido en ella, te aconsejaría fuertemente que vayas y ‘te laves en el Jordan siete veces’ y que lo saques de ti, cada partícula de ella.” 17 En el mismo discurso, el famoso pastor Londinense siguió diciendo, “tiren sus zancos hermanos, y caminen con sus pies; echen a un lado su eclesiastismo y vístanse con la verdad.”18

      Estas bellas virtudes de la humildad, mansedumbre y accesibilidad deberían brillar especialmente cuando nuestras ovejas vienen a aconsejarnos o aun a corregirnos. Hermano, un pastor que verdaderamente ama, puede reconocer delante de sus ovejas que se ha equivocado, quizás aun que ha pecado. Aun si nuestro Pastor Principal nunca se equivocó ni pecó, para que seamos como Él en humildad, debemos ser capaces de ser criticados constructivamente. A largo plazo, ganamos mucha más confianza de nuestra gente en poder humillarnos delante de ellos que en insistir siempre que tenemos la razón. Muchas veces hemos admirado el valor de Priscila y Aquila por haber tomado aparte a Apolo para explicarle “con más exactitud el camino de Dios” (Hechos 18:26). ¿Qué tan frecuentemente estimamos al elocuente predicador por ser lo suficientemente manso para ser afilado por una pareja de laicos?

      Otra virtud esencial para el pastor es la cordialidad. Amar a nuestras ovejas requiere que siempre proyectemos y mostremos una amabilidad genuina y compasión sacerdotal. Deben saber y sentir que en el momento en que descargan sus almas (ya sea durante la confesión de un pecado grave, la admisión de frialdad espiritual, la revelación de un matrimonio emproblemado o el angustiante relato de la muerte de un ser amado), aquel a quien han acudido buscando ayuda y guianza, está interesado genuinamente. Deben sentir el mismo interés si llegan a compartir la feliz noticia de un compromiso o un embarazo.

      Timoteo, déjame repetir. Tus ovejas deben saber y sentir, más allá de cualquier duda, que tú eres amable, gentil, amistoso, que estás interesado, concentrado y eres cordial. Si ellos dudan la realidad de estas virtudes, inevitablemente dudarán de tu amor. Si dudan de tu amor, tu efectividad ministerial estará virtualmente paralizada.

      Mientras concluyo la respuesta a mi segunda pregunta, escucha una vez más el consejo de Charles Spurgeon. Él dijo:

      Un hombre debe tener un corazón grande, si ha de tener una congregación grande. Cuando un hombre tiene un corazón grande y lleno de amor, los hombres van a él tal como los barcos a un puerto, y se sienten en paz cuando se anclan bajo la cobertura de su amistad. Tal hombre es cordial en privado, tanto como en público; su vida no es fría o dudosa, sino que es tan cordial como tu chimenea.19

      Ama a Tu Rebaño, ¿Qué es lo que debe vencerse?

      Como probablemente has descubierto, el amar a tu rebaño no siempre es fácil. A veces, puede ser bastante difícil. Este es un fenómeno que necesitamos entender. Mientras más conscientes estemos de las fuerzas que se oponen a un amor desinteresado y pastoral, más triunfaremos en vencerlas.

      Me parece a mí que hay enemigos internos y externos que se levantan en oposición al tipo de amor pastoral que debemos poseer. Esas “fuerzas guerrilleras” en nuestro interior se apoyan en el pecado que mora en nosotros: parcialidad, egoísmo, pereza, orgullo, etc. Tú puedes imaginarte cómo se manifiesta nuestro egoísmo. ¡Las maneras de hacerlo son prácticamente ilimitadas!. Un día de trabajo duro ha terminado. Tú y María han planeado una salida, una pequeña escapada. La niñera para tus hijos está preparada. Todo parece estar listo cuando el teléfono suena. Timoteo, tu puedas finalizar la historia. Podría ser un problema matrimonial o cientos de otras cosas. El punto es que muchas veces el asunto es suficientemente serio como para que tú, con amor, hagas tus planes a un lado y atiendas a las ovejas que están balando. Solo el amor de Cristo evita el resentimiento, conquista la carne y hace amablemente el sacrificio. El tiempo y el espacio no me permitirán comentar la forma en que la pereza, el cansancio, el desanimo, el resentimiento, el orgullo y la superficialidad también lanzan sus destructivas granadas. Todo lo que puedo decir, hermano, es que debemos hacer guerra continua contra estos y otros pecados residuales que buscan capturar y aprisionar a nuestro amor.

      También hay enemigos del exterior: la tiranía potencial de las responsabilidades administrativas, el acelerado ritmo de la vida, interrupciones inesperadas, etc. Agrégale a estas fuerzas opositoras, aquellas ovejas que son difíciles, molestas, criticonas, impacientes y difíciles de complacer y que parece que demandan tanto de nuestro precioso tiempo. Tratamos de lidiar con las circunstancias de la vida por medio de la asignación de prioridades y la administración de nuestro tiempo pero aun así estas distracciones inevitables se ponen en el camino y obstaculizan el amor que queremos mostrar. El desafío más difícil es: ¿cómo amar a aquellos que no inspiran amor? Dios, sabiamente, ha puesto algunos de ellos en cada congregación. A pesar de que son agotadores y algunas veces frustrantes para nosotros, son preciosos para el Salvador. Son los MDG de nuestro rebaño, esos “medios de gracia” diseñados para hacernos a nosotros más piadosos. Quizás has escuchado el dicho: “vivir allá arriba con los santos que amo… ¡Oh, eso será la gloria!, pero vivir abajo con los santos que conozco, ¡eso es otra historia!” Amar a esas ovejas solo puede hacerse por medio del amor que nuestro Pastor tiene por nosotros. ¡Para tener una fuerza así, debemos acudir al Fuerte! Este pensamiento le da una transición natural a mi cuarta pregunta.

      Ama a Tu Rebaño, ¿A Quién debe Parecerse?

      Cuando pensamos en la calidad del amor pastoral que deseamos, se levanta una pregunta lógica, ¿a quién debe parecerse? Afortunadamente, no necesitamos buscar la respuesta por mucho tiempo. El ejemplo definitivo de amor pastoral es sin ninguna duda el Señor Jesucristo.

      El apóstol Pablo habló repetidamente del amor de Cristo. En Efesios 3:19 lo describió como aquello que “sobrepasa todo conocimiento”. Quizás la característica principal y más asombrosa de este amor incomprensible sea su entrega de si mismo. En esa misma epístola a los Efesios, el apóstol dijo a continuación, “así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella” (Efesios 5:25). En Gálatas 2:20, Pablo habló en términos muy personales y afectuosos. Él dijo “El hijo de Dios el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” En referencia a su propia bondad como pastor, el Señor Jesús dijo, “el buen pastor su vida da por las ovejas.” (Juan 10:11). Nuevamente, al reflexionar en la calidad de Su amor, el Salvador aseguró claramente, “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.” (Juan 15:13).

      Querido amigo, si el acto de mayor semejanza a Cristo que un esposo puede hacer por su esposa es entregarse por ella, entonces seguramente el acto de mayor semejanza a Cristo que podemos hacer por nuestras ovejas es entregarnos por ellos. La esencia del amor que necesitamos emular es el sacrificio. El “amante” perfecto es nuestro precioso salvador. A medida ejercemos nuestros ministerios y nos esforzamos por asemejarnos más a Él, “contemplando como en un espejo” la gloria de nuestro Señor, seremos transformados en su misma imagen (2ª Cor. 3:18). Nosotros y nuestro amor, serán más semejantes a Él y a Su amor. Si por la bondad de Dios, nuestros ministerios son extensos, encontraremos miles de formas de entregar la vida por nuestro rebaño, a menudo hasta el punto del cansancio hasta el mismo día de nuestra muerte.

      Otra virtud crítica ejemplificada en el carácter de nuestro Señor es la paciencia. Cada vez que leo los evangelios, me sorprende ver con cuanta gracia soportó la incredulidad, ignorancia, torpeza , ingratitud y orgullo de Sus discípulos. En una ocasión le tuvo que decir a los doce, “¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me has conocido? ( Juan 14:9). En otra ocasión, dijo “¡Insensatos y tardos de corazón para creer! (Lucas 24:25). Frecuentemente lo escuchamos lamentarse “Hombre de poca fe” (Mateo 14:31). En la misma víspera de Su crucifixión, cuando Su corazón estaba abrumado con la visión del abandono

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