Sentidos de ciudad. Alejandra García Vargas

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Sentidos de ciudad - Alejandra García Vargas Antropología, estudios culturales y relaciones de poder

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entre interculturalidad y ciudad (qué tipo de relaciones interculturales se proponen y cómo se las vincula con el espacio y la experiencia urbanas).

      - Las “topologías sociales” de la ciudad (cómo se perciben y valoran las áreas que la constituyen y cómo se espacializan los actores sociales representados tanto en el ámbito urbano como en sus relaciones con otros lugares).

      Se propone, entonces, que los sentidos de ciudad –y los vínculos hipotéticos que postulo entre ellos y una precisa configuración sociohistórica– tienen en los programas televisivos producidos localmente una posibilidad de recreación singular por los múltiples niveles y dimensiones analíticas que ofrecen para la tarea interpretativa de una configuración cultural. Las maneras en las que la producción social del espacio urbano se presenta cuando es interrogada a partir de narrativas televisivas locales permite explorar la articulación de al menos tres de esos niveles y dimensiones:

      - La politicidad de la experiencia urbana y su vínculo con la producción audiovisual de la cultura (y las culturas de la producción audiovisual) en cuanto procesos espacializados y espacializantes que participan en formaciones nacionales y provinciales de alteridad (Agüero y García, 2010; Álvarez Leguizamón, 2010; Arancibia, 2014; Briones, 2005; Burgos y García Vargas, 2008; García Vargas, 2004; Karasik, 2005; Martín-Barbero, 1998; Orquera, 2010; Rabey y Jerez, 2010; Román Velázquez, 1999; Sarlo, 1999; Segato, 2007).

      - La constitución de series de imágenes y sonidos sedimentados y emergentes en las configuraciones audiovisuales contemporáneas (Sorlin, 1980; Benjamin, 2011 [1931]; Berger, 2005 [1978]) y su relación con el sentido común (audio)visual (Caggiano, 2012) desde la precisa intersección de escalas y relaciones que ofrece la audiovisualización de una ciudad no-metropolitana en un marco de multiculturalismo neoliberal alimentado por industrias culturales transnacionales (Bayardo y Lacarrieu, 1999; Brunsdom, 2007; Chamorro, 2011; Miller, 2012; Masrany, 2016; Paulinelli, 2005; Rose, 2016a, 2016b; Yúdice, 2002; Zhang Zhen, 2007).

      - La relación de ambos aspectos con la diversidad de formas de producción social del espacio y las temporalidades que implican el abordaje de los procedimientos interpretativos y de sus situaciones y condiciones sociales de producción en clave de hegemonía (Carman, 2006 y 2011; García Vargas, 2006; Lacarrieu, 1988; Lindón, 2008; Segura, 2015; Silvestri, 2011; Visacovsky, 2001).

      Como ya he señalado, trabajo sobre materiales específicos, y con una concepción del espacio que lo concibe como producto de relaciones sociales, constituido a través de interacciones, que es condición primaria para la heterogeneidad y es siempre político (Massey, 2005b). Esa combinación resulta de interés para observar la potencia de los mapas y paisajes dominantes –como planos sedimentados que posibilitan (o imposibilitan) percibir, decir y representar la ciudad– en la tarea de estructurar aquellos que resultan hegemónicos, y sin perder de vista en qué medida las significaciones dominantes y un paisaje material ya existente abren y cierran posibilidades de acción y de coacción para su transformación por diversos actores. Por eso, los “sentidos de ciudad” discrepantes que ofrece la televisión resultan una vía de acceso situada para el análisis de la diversidad de experiencias de lo urbano, de su inestabilidad y dinamismo, y de su profunda imbricación con la desigualdad y el poder en Jujuy (Hall, 1995; Massey, 1994; Rose, 1995; Segura, 2015).

      La mayor parte de las relaciones transnacionales, migrantes y barriales –pero también las comunitarias y familiares– se da en entornos ambientales urbanos específicos y situados. La ciudad (en tanto experiencia espacio-temporal) conecta, articula y reúne pero también desconecta, fragmenta y separa. Las narrativas televisivas ofrecen contradicciones similares, al amplificar la visibilidad y resonancia de determinados discursos y apreciaciones sobre la ciudad, pero también por su participación desigualada en las geografías amplias de las industrias culturales transnacionales y de los flujos de comunicación nacionales y provinciales, participación que se da desde entornos urbanos específicos, a los que a su vez co-produce mediante complejas prácticas de enmarcamiento y filtrado.

      De manera que el tipo de intersecciones y mediaciones que presentan las situaciones sociales que analizo en este libro requiere abordar procesos que implican espacios y trayectos extensos crecientemente transnacionalizados, pero que al mismo tiempo se (re)territorializan porque están situados espacial y temporalmente y marcados por la desigualdad de base de la modernidad-mundo (Ortiz, 1996). Esas ubicaciones espacio temporales son progresivamente urbanas, aunque el lugar relativo que cada ciudad ocupa en el “tablero de la liga de ciudades” global, construido y alimentado por las dinámicas de la producción cultural transnacional (y por diversas instituciones y actores) sea diferente (Robinson, 2004 y 2006; Robinson en García Vargas y Román Velázquez, 2006).9

      Las maneras de acceder a esos espacios mediante el análisis cultural ha sido seguir el hilo que enhebra la circulación de sentidos de ciudad a través de diferentes momentos del proceso comunicacional mediatizado de cuatro programas televisivos producidos localmente. Entiendo que esa elección me ha permitido observar la variedad de discursos y registros que construyen sentidos de ciudad, y las características de sus ubicaciones sociales. Ha sido una forma de ligar el espacio social de la televisión a la problemática general de la producción social del espacio a través de los sentidos de ciudad producidos por la televisión, intentando matizar la desoladora imagen del fusilamiento masivo de las audiencias populares por parte de los guionistas metropolitanos que expresara Ronsino en Lumbre (aunque sin olvidar la radical agudeza con la que esa imagen denuncia las relaciones de poder implicadas en la circulación mediatizada).

      Mi camino para encontrar esos matices se ubica en el campo de la comunicación/cultura, y abreva en una apuesta interpretativa contextualista (basada principalmente en los estudios latinoamericanos críticos sobre cultura y poder, los estudios culturales británicos y la geografía feminista), cuya arquitectura teórico-metodológica repongo en la parte I de esta introducción, en la que además presento en detalle los materiales con los que se trabajó. Allí describo la tarea de articulación (Slack, 1996) que sostiene el trabajo con materiales específicos, explicitando las decisiones teóricas que guiaron el trabajo empírico.10 La primera parte de este capítulo cierra con una coda reflexiva sobre las relaciones entre la producción audiovisual y el trabajo de campo como praxis reveladoras de la relación entre la politicidad de la cultura y la producción social del espacio en áreas no centrales de Argentina, un país en el que la confrontación capital/provincias estructura continuamente la interpretación sociopolítica de la desigualdad.

      En la segunda parte de la introducción se analizan algunas características contextuales e históricas vinculando a la producción televisiva con las condiciones de vida en San Salvador de Jujuy.

      I.

      Comunicación/ciudad (por estudios culturales)

      No se trata de describir apartándonos, sino de construir un saber que nos incluya, que no podría dejar de incluirnos. La relación comunicación/cultura es un salto teórico que presupone el peligro de desplazar las fronteras. Pero, justamente, de eso se trata: de establecer nuevos límites, de definir nuevos espacios de contacto, nuevas síntesis. En vez de insistir en una especialización reductora, se propone una complejidad que enriquezca.

      Héctor Schmucler (1997, pp. 150-151)

      En la biblioteca de las teorías sociales y de la significación que alimentan la investigación en comunicación es posible encontrar una constelación de autores de adscripciones disciplinares (auto o hetero atribuidas) heterogéneas. La multiplicidad de autores y autoras visitados hace que Caggiano (2007) indique que, en lugar de “padres”, el campo de la comunicación (estrictamente, el de la comunicación/cultura) cuente con “tíos fundadores”. Lejos de percibir esa heterogeneidad como limitación, tiendo a comprenderla como una posibilidad contextual de movimiento que alienta la exploración teórica

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