Diplomacia y revolución. Manuel Alejandro Hernández Ponce

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Diplomacia y revolución - Manuel Alejandro Hernández Ponce

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demostración de la marina o armada, una semana antes de la clausura del congreso”. Algunos sectores de la prensa de Estados Unidos señalaron que el aseverar que las cosas en México estaban controladas era una mentira del Estado (Licking Valley Courier, 17 de agosto de 1911: 1).

      El demandante se declaró representante de los ciudadanos estadounidenses residentes en la Ciudad de México, en una demanda realizada ante la Corte de Justicia estadounidense. Aclaró que su intención no era que se ejerciera alguna acción penal contra el presidente, sino impulsar “una acción para obligar a los Estados Unidos a declarar la guerra a México, no a modo de intervención, sino por conquista” (Licking Valley Courier, 17 de agosto de 1911: 1), puesto que una nación sin gobierno era una oportunidad de expansión territorial.

      Los reportes sobre las afectaciones a estadounidenses en México continuaron, aun cuando se firmó un armisticio. Desde la zona fronteriza emanó el mayor número de reclamos al Departamento de Estado. Uno de los más notables fue el del cónsul Edwards, quien denunció que los revolucionarios, aun cuando lograron la victoria, seguían estableciendo préstamos forzosos, los cuales se aplicaron a los extranjeros “especialmente con los alemanes y americanos que residen en ciudad Juárez” (El Diario, 9 de marzo de 1912: 4).

      En marzo de 1912 se realizó un balance respecto a las afectaciones sufridas por los extranjeros en México, y en él se evidenció un saldo negativo para los estadounidenses. Se reportó la salida de más de treinta mil personas a causa del conflicto revolucionario, la mayoría avecindados en la frontera. Fue entonces que los pasos fronterizos reportaron un importante tránsito diario. La salida de estadounidenses era masiva, “solamente ocho mil ciudadanos de los Estados Unidos, que son los que, según cálculo autorizado, permanecen en nuestro país” (El Imparcial, 13 de marzo de 1912: 1). Se estimó que los que permanecían en el país no lo harían por mucho tiempo, pues el éxodo de sus connacionales causó enormes pérdidas económicas.

      18 Archivo Histórico de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México (ahsrem), legajo 381, p. 1/7.

      19 Para más información sobre los conflictos desatados entre el cuerpo de guardia fronterizo estadounidense y los grupos armados revolucionarios véase Harris (2004).

      20 Otros informes de prensa complementaron esta noticia con el hecho de que la fuerza de los rangers trabajaba de manera cooperativa con las fuerzas federales mexicanas, a fin de asegurar “el refuerzo de las leyes de neutralidad” (Evening Times Republican, 22 de noviembre de 1910: 1).

      21 Pese a la neutralidad existente entre ambas naciones, las leyes internacionales no impedían que los estadounidenses intervinieran en los hechos revolucionarios si eran contratados oficialmente por el gobierno mexicano; sin embargo, existía preocupación de que algunos estadounidenses se involucraran voluntariamente a las filas revolucionarias. Uno de los primeros de los que se tuvo noticia fue John Kenneth Turner. Véase The Arizona Republic (23 de noviembre de 1910: 1).

      22 Véase la noticia completa en The Washington Herald (24 de noviembre de 1910: 1).

      23 El 23 de noviembre se reportó la muerte de dos posibles ciudadanos americanos en el Parral que servían como parte de las tropas federales; no obstante, a esta noticia no se le dio seguimiento, por lo que no es posible confirmar su nacionalidad. Véase The Marion Daily Mirror (23 de noviembre de 1910: 1).

      24 Este estadounidense era originario de Mississippi, por lo que se le pidió al Departamento de Estado que contactara a sus familiares y no hiciera otra cosa que fuera ajena a la resolución del caso, como entrevistarse con Madero. Véase la noticia completa en The San Francisco Call (24 de noviembre de 1910: 3).

      25 Véase Borja Tamayo (1997: 39).

      26 Se criticaron las explicaciones de Taft referentes a la presencia de tropas estadounidenses, pues aseguró que se trataban de maniobras que se tenían que realizar, siendo la frontera “el lugar más apropiado por su buen clima, no obstante que es más costoso por la distancia”. Mientras que la prensa mexicana acusó a H. L. Wilson de “haber dado malos informes respecto a la situación general de México”. Véase El Diario (10 de marzo de 1911: 1).

      27 Se refiere a la ley internacional que prohíbe que una nación orqueste dentro de su territorio un movimiento armado que busque derrocar a un gobierno legítimamente instituido.

      28 “Informe del cónsul de la Ciudad de México, Arnold Shankiln, al secretario de Estado, 27 de mayo de 1911”. nara, M275, 812.00, p. 2048.

      29 Hay autores como Hart que sostienen que la revolución se fundamentó en un espíritu nacionalista antiimperial, en el que las afectaciones a los intereses de extranjeros en el país formaron parte de un proceder con intereses económicos y políticos, contrastando con las características de apertura del antiguo régimen. Aunque este sentimiento antiextranjero que en muchos momentos rayaría en la xenofobia y que caracterizó de forma identitaria al nuevo estado revolucionario, no se presentó exclusivamente en las instituciones gubernamentales, además se difundiría entre la opinión pública. Para mayor información véase Hart (1998: 354).

      30 Para más información consúltese Treaties, Conventions, International Acts, Protocols and Agreements Between the United States and Other Powers, 1776-1923 (1928).

      31 Se consideraba que la doctrina Knox proponía garantizar la prosperidad latinoamericana con el financiamiento de Wall Street y la intervención de las fuerzas armadas estadounidenses.

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