El cachorro perfecto. Gwen Bailey

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El cachorro perfecto - Gwen  Bailey Animales

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mundo exterior, a menudo los dueños que viven solos conceden a sus perros privilegios que los dueños con familia están demasiado ocupados para otorgar. Como resultado, el cachorro crece pensando que comparte el mismo estatus que su dueño, lo cual, junto con la falta de socialización, deriva en una indeseable conducta agresiva de protección hacia el dueño.

      Si vives solo, necesitarás trabajo adicional para socializar a tu cachorro. Deberás estar especialmente atento a no desarrollar una relación demasiado interdependiente y a evitar concederle demasiados privilegios.

      Niños en la familia

      Las familias con niños suelen ser animadas y bulliciosas, lo cual es bueno para la socialización. El lado negativo es que a menudo pasan demasiadas cosas como para prestar mucha atención a la educación del cachorro, y los dueños se dejan arrastrar por los acontecimientos para terminar dándose cuenta un día de que el cachorro ha crecido y se enfrentan a un perro adulto sin adiestrar y revoltoso.

      En ocasiones los padres están demasiado ocupados para que el cachorro haga ejercicio, juegue y reciba adiestramiento, tareas que a menudo se dejan al cuidado de los niños. Si se les deja a su aire, los niños (especialmente los pequeños) pueden enseñar sin querer malos hábitos al cachorro. Si dejas que un cachorro juegue sin supervisión durante toda su infancia con varios niños jóvenes, terminarás teniendo un perro adulto que ha aprendido a perseguir a las personas, a saltar encima de ellas y a mordisquearles piernas y brazos. La estimulación del movimiento y el deseo de unirse a los juegos de los niños es una conducta natural para el cachorro.

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      Conocerse y adaptarse unos a otros es bueno para los niños y los cachorros.

      Un cachorro que aprende a divertirse persiguiendo animadamente a niños y mordisqueándoles los tobillos no verá nada anómalo en hacer esto de adulto. Los niños pueden pensar que es divertido mientras el cachorro es pequeño y tal vez le animen, pero ya no les parecerá tan gracioso cuando el perro adquiera su total desarrollo. Y peor aun, los niños en el parque que no conozcan a tu perro tal vez no se den cuenta de que quiere jugar cuando se les acerque brincando. No importa lo amistoso que se muestre tu perro, puede asustar lo suficiente a un niño como para que las autoridades crean que es peligroso y está fuera de control, lo cual puede terminar en un juzgado.

      Si tienes hijos, asegúrate de que sólo enseñan al cachorro conductas correctas. Instruye a los niños sobre lo que tienen que hacer cuando el cachorro salte sobre ellos y tire y zarandee su ropa; enséñales a mostrar al cachorro lo que quieren y a iniciar juegos aceptables. Una discreta supervisión de sus actividades impedirá que cualquiera de ambas partes aprenda o haga cosas incorrectas.

      Recuerda que los niños que empiezan a andar no controlan sus actos y pellizcarán, molestarán y tirarán cosas pudiendo herir al cachorro. Los cachorros, con sus dientes afilados como agujas, también pueden hacer daño y tendrás que estar ahí para intervenir si fuera necesario en nombre de cualquiera de ambas partes. Los niños más mayores pueden molestar o ser intencionadamente crueles, porque están en esa edad en que les gusta experimentar con cuanto les rodea. Los adolescentes suelen estar demasiado interesados en sus propias vidas como para mostrar algo más que un interés pasajero por un cachorro, y probablemente no sea acertado depender de ellos para dar al perro cuanto necesita. No obstante, todos los niños son capaces de manifestar amor y afecto a un cachorro, y a menudo son mejores compañeros de juego que los adultos si se les encamina en la dirección correcta. Premeditando cuidadosamente la situación, criar un cachorro con tus hijos puede y debería ser una experiencia placentera y un proceso educativo para ambos.

      Parejas con un cachorro

      Las parejas suelen cumplir bien su papel de padres de un cachorro. Si tienes pensado tener hijos en el futuro, asegúrate de socializar a tu cachorro con bebés y niños pequeños.

      Otro perro en el hogar

      Muchos dueños adquieren un cachorro para que haga compañía a otro perro que ya poseen, sobre todo si a lo largo del día pasan fuera mucho tiempo. A menos que adopten medidas para prevenirlo, esto puede hacer que el cachorro aprenda a relacionarse más con el otro perro que con sus dueños, para terminar teniendo un perro adulto cuya conducta es mucho menos que perfecta.

      Un cachorro solo en una familia tendrá que aprender las costumbres de las personas, porque son su única compañía. Sin embargo, un cachorro que viva con otro perro en la casa contará con

      un amigo que habla su mismo lenguaje y juega a los mismos juegos. Por tanto, no tendrá mucha urgencia en aprender las costumbres de los seres humanos.

      Es algo parecido a la seguridad que sentimos cuando viajamos a otro país con un amigo que habla su idioma. Nos suministra el contacto social que necesitamos y así no es tan importante arriesgarse y hablar con desconocidos con los que nos resulte difícil comunicarnos. Por eso, a menudo el cachorro preferirá estar con el otro perro a estar contigo.

      A medida que el cachorro madure y adquiera más confianza, tendrá menos ganas de hacer lo que le dices y será más difícil vivir con él. Surgirán todo tipo de conflictos de control porque no existe una estrecha relación entre ambos. Por ejemplo, tal vez prefiera jugar con otros perros a jugar contigo en el parque, y no acudirá cuando lo llames o se largará a buscar otros perros con los que jugar.

      Si tienes un perro más mayor en la familia, o si tienes dos cachorros de la misma camada, o si te encuentras regularmente (casi a diario) con otro dueño y su perro para que juegue tu cachorro, asegúrate de que se desarrolla una relación correcta entre cachorro y seres humanos. Es importante que pase más tiempo jugando contigo que jugando con otros perros. Podrá seguir jugando con ellos –algo importante para su socialización–, pero el tiempo será limitado. Como la calidad del juego contigo no será tan buena como con los otros perros, intenta pasar al menos el triple de tiempo jugando con tu cachorro que el que pasa con otros canes. Si juega cinco minutos con otro perro, tendrás que jugar con él al menos 15 minutos en sesiones de cinco minutos.

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      Criar dos cachorros al mismo tiempo no es recomendable porque se necesita mucho tiempo y esfuerzo para prestarles la atención que se merecen.

      Para conseguirlo, tendrás que apartarlos, interrumpir su juego cuando estés presente, y separar tu cachorro del otro perro si se los deja solos y juntos, sea durante el día cuando estés trabajando o por la noche. Lo mejor es una separación que permita el contacto visual entre ellos (en algunos casos una reja para escaleras cumple bien esta tarea siempre y cuando el perro más mayor no pueda saltarla). Esto les permite hacerse compañía, pero no pueden jugar a menos que estés allí para supervisar.

      Cuando quieras pasar tiempo con tu cachorro, primero mantenlo confinado mientras juegas con el perro más mayor. Luego saca al perro de la habitación mientras prestas atención al cachorro. En caso contrario, el perro querrá unirse al juego, el cachorro intentará jugar con el más mayor, tú saldrás frustrado porque el cachorro no querrá jugar contigo y, al estar enfadado, el cachorro se volcará más en jugar con el otro perro y en alejarse de ti.

      Mantener el control del contacto que tiene el cachorro con otros perros hasta que alcance la madurez y asegurarte de que pasa más tiempo con seres humanos que con otros perros le ayudará a crecer orientado hacia las personas. Será mucho más fácil adiestrarlo y vivir con él que con un perro que prefiera a otros perros. Habrás formado estrechos vínculos con él y el perro estará más unido a ti y al resto de las personas.

      ¿Dos de la misma camada?

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