El cachorro perfecto. Gwen Bailey

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El cachorro perfecto - Gwen  Bailey Animales

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ver a la madre, porque se muestra agresiva con los extraños desde que tuvo los cachorros; eso significa que tiene un problema de agresividad silente que se ha manifestado con la tensión del parto y el aumento de las visitas de extraños. Por esa razón no es aconsejable quedarse uno de sus cachorros.

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      Los perros de la raza Golden retriever suelen ser fantásticas mascotas para jugar. Intenta elegir un cachorro que no muestre agresividad posesiva en su pedigrí.

      Por último, guárdate de los criadores y vendedores poco escrupulosos que usan los cachorros como un medio para ganar dinero. Conozco a un hombre que cría pastores alemanes de temperamento poco fiable y los vende garantizando que admitirá su devolución si algo sale mal. Por lo general, los devuelven al cabo de un año, porque los dueños no consiguen hacerse con ellos, y los vende una segunda vez como perros de guarda.

      Cuándo llevarse un cachorro a casa

      Hay diversas opiniones sobre cuál es la mejor edad para separar un cachorro de su madre y hermanos y que se vaya con su familia humana. Hay que sopesar las ventajas de permanecer con la camada y las ventajas de integrarse en una nueva familia.

      Cuanto más tiempo permanezca el cachorro con la madre y sus hermanos, más aprenderá sobre los sistemas de comunicación canina y más capaz será de afrontar correctamente los encuentros con otros perros cuando sea mayor. Los cachorros que abandonan muy pronto la camada –como los cachorros huérfanos que se han de amamantar artificialmente– no juegan con otros congéneres. Tal vez no sepan actuar ni comportarse adecuadamente con otros perros, lo cual causará problemas cuando maduren. También se pierden la vital educación que reciben de la madre mientras los cría y desteta. Los cachorros que abandonan la camada demasiado pronto pueden ser díscolos y agresivos si no se salen con la suya, dado que nunca han aprendido a superar sus frustraciones ni a enfrentarse a sus sentimientos, lo cual sucede naturalmente durante el destete.

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      Un cachorro como este, socializado por el criador y feliz y confiado, ofrece la mayor posibilidad de éxito.

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      Mientras todavía está con el criador, el cachorro necesita multitud de experiencias positivas para que adquiera confianza y esté relajado al incorporarse a una nueva familia.

      No obstante, cuanto más tiempo permanezca el cachorro en la camada, menos oportunidades tendrá de aprender las costumbres humanas. Si un cachorro se mantiene demasiado tiempo con la camada –como en el caso de benjamines que siguen con los criadores hasta los seis meses para ver si se desarrollan armoniosamente y sirven para las muestras de exposición–, será mucho menos competente en los encuentros con personas, haciendo de él una pésima mascota. Estos perros a menudo disfrutan más de la compañía de otros perros que la de los humanos, y es difícil comunicarse y jugar con ellos, y tal vez sean tímidos y más propensos a manifestar una conducta agresiva ante extraños.

      Una complicación añadida es que los cachorros de razas pequeñas tienden a madurar antes que los de razas grandes. Por ejemplo, un cachorro de terrier puede estar en el mismo estadio de desarrollo a las seis semanas que un cachorro de una raza gigante a las ocho semanas.

      En consecuencia, la decisión sobre el momento adecuado para llevarse un cachorro a casa tiene que ser fruto de un compromiso. Como es más importante que los perros mascota interactúen mejor con las personas que con otros perros, habrá que prestar más consideración a este aspecto. Si el cachorro está bien socializado con adultos y niños y vive multitud de nuevas experiencias a diario, tal vez sea mejor dejarlo con el criador hasta que tenga ocho semanas. Si no es así, seis semanas pueden ser una edad mejor para ir a su nuevo hogar, donde el tiempo se invierte en aprender a formar parte de una familia humana. No se debe adoptar a un cachorro que tenga más de ocho semanas a menos que estemos seguros de que está bien socializado con personas y ha tenido experiencias variadas y mucha atención individual.

      CAPÍTULO 2

      La visión que el cachorro tiene del mundo

      Los antepasados de los perros domésticos, los lobos, evolucionaron hace milenios hasta convertirse en colaboradores en la caza de grandes presas. Sus cerebros y cuerpos se desarrollaron para cumplir este propósito y permitirles detectar, cazar y matar grandes presas mediante la cooperación y coexistencia en jaurías. Por consiguiente, los perros muestran distintas motivaciones, sentidos y capacidades que nosotros, y su concepción del mundo es muy distinta a la nuestra. Para criar un cachorro con éxito, es útil saber ponernos en su lugar.

      Vivir en un mundo de olores

      La vista es nuestro órgano primario y aprendemos casi todo sobre el mundo viéndolo a través de nuestros ojos. En los canes, el sentido del olfato es mucho más importante, y gran parte de la información que recaban sobre el entorno les llega por el olfato. Observa a un perro y a su dueño cuando entran en una habitación nueva. El ser humano emplea los ojos para saber lo que ocurre en su interior, mientras que el perro empezará a olfatear para descubrir lo que necesita saber.

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      Los cachorros son relativamente pequeños respecto a nosotros y, hasta que se acostumbran, las manos que extendemos desde arriba para cogerlos pueden resultar amedrentadoras.

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      Los cachorros viven en un mundo donde rastros y olores son muy importantes y donde el olfato les aporta muchísima información sobre su entorno.

      Los perros detectan olores que nos resultan difíciles de entender. Los perros entrenados pueden seguir con facilidad el camino de una persona que ha pasado hace horas (a veces días) y que no ha dejado huellas visibles, o son capaces de olfatear cantidades minúsculas de drogas o explosivos bajo capas de envolturas o metidos en contendedores.

      Su sentido del olfato es al menos cientos de veces mejor que el nuestro, y tal vez incluso más. El área que ocupa la nariz de un perro y detecta olores es unas catorce veces más grande que en nosotros, y la parte de su cerebro que procesa tal información es proporcionalmente mayor que la nuestra y está más desarrollada. Por consiguiente, los perros no sólo son más capaces de detectar olores, sino que también están más interesados en ellos.

      En la naturaleza esto habría sido muy útil no sólo para la detección de animales de presa, sino también para el mantenimiento de los grupos sociales y la defensa del territorio. Determinar a qué distancia están amigos y enemigos también resulta muy útil. Conocer por el olfato el sexo, estado de salud, edad y estado reproductor ¡también evita multitud de preguntas!

      Este asombroso sentido del olfato es un rasgo que han heredado nuestros perros mascota, y explica por qué les fascinan tanto los olores, y por qué recorren tan largas distancias para recabar información con el olfato. Al olisquear las farolas o al meter el morro en partes inconvenientes al investigar a gente nueva, los perros recaban información sobre su entorno que les puede ser útil más adelante, de forma muy parecida a como tú y yo buscamos claves sobre nuestro entorno usando la vista. Los cachorros a menudo te reconocerán al instante por el olfato, pero tardarán más en distinguirte por la vista.

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      Los

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