El cachorro perfecto. Gwen Bailey

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El cachorro perfecto - Gwen  Bailey Animales

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sus miedos.

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      Relajado El cuerpo de este cachorro está. relajado y laxo. Las orejas están echadas hacia delante y mueve suavemente la cola. Contrasta con el cuerpo y rostro tensos de los cachorros en las otras fotografías.

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      Intentando sentirse mejor Los cachorros a menudo se lamen el morro o bostezan cuando están preocupados o bajo presión. Este cachorro está tenso, pero todavía no siente bastante miedo como para retraer las orejas. Si continúa sintiendo preocupación, se levantará, porque es vulnerable en la posición de echado.

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      ¡Juguemos! Ambos perros se sienten cómodos en compañía y quieren jugar. Se invitan mutuamente a jugar flexionando las patas delanteras, apoyando los codos en el suelo y elevando el trasero. El labrador no se siente tan cómodo como el terrier y manifiesta su menor grado de confianza con el cuerpo tenso y la cola rígida.

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      ¿Qué pasa aquí? El cachorro de labrador está ahora relajado y se muestra inquisitivo. Manifiesta su interés permaneciendo de pie sobre el cachorro de terrier, que sigue teniendo miedo. La cabeza gacha del terrier, sin mirar al labrador y con las orejas retraídas, revela su preocupación.

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      El contacto visual directo y una sonrisa que enseña los dientes son amenazantes para los perros y hacen que este cachorro aparte la mirada a pesar de la golosina que la mujer sostiene debajo de la barbilla.

      Reconocimiento facial

      Ciertas acciones del ser humano, como las miradas fijas y la sonrisa, se pueden interpretar erróneamente. Cuando el ser humano muestra los dientes es un signo de amistad, mientras que en la manada canina es una señal evidente de que un miembro puede morder y tal vez muerda si la provocación continúa.

      Los perros recurren a menudo al contacto visual directo para amenazar a un congénere. Un perro adulto puede avisar a un cachorro travieso mirándolo fijamente; o un perro de rango superior, usando una mirada intensa, revelará a un subordinado que no debe seguir con su proceder. Los seres humanos manifiestan a menudo estas intenciones con una mirada de ferocidad, si bien el contacto visual es amistoso, por lo cual a menudo los seres humanos miran sus perros con afecto y los ojos muy abiertos.

      Los cachorros que se incorporan a una familia humana necesitan aprender la diferencia entre los dos tipos de contacto visual. Necesitan saber que si otro perro los mira fijamente en el parque puede acarrear problemas, mientras que, si un nuevo amigo humano los mira con intensidad, es señal de amistad. Este conocimiento se debe adquirir con toda naturalidad durante el proceso de socialización, aunque algunos cachorros tímidos necesitan ayuda adicional para aprender mediante mucho contacto visual con el dueño.

      Boca en lugar de manos

      Aunque parezca evidente, los perros no tienen manos y tienden a usar la boca para coger y explorar objetos. Los bigotes de los belfos ayudan al proceso de exploración. Las bases de los bigotes suministran información directamente al cerebro y son muy sensibles al tacto. Hasta que se acostumbran, a los cachorros no les gusta que los seres humanos toquen sus bigotes y apartan la cabeza si las manos se acercan demasiado a ellos.

      CAPÍTULO 3

      La nueva familia

      El hogar en que se críe un cachorro tendrá un impacto significativo sobre su futuro carácter. Las personas que vivan en el hogar –sean jóvenes o adultos, felices o infelices, agresivos o tímidos– dejarán su impronta en el can. También influirá el que hayan tenido perros con anterioridad y si hay niños en la casa u otros perros o mascotas en la familia.

      El perro, un reflejo de nosotros mismos

      Si observas a un grupo de cachorros de diez meses y a sus dueños, resulta relativamente fácil saber a quién pertenece cada cachorro. Esto se debe a que los cachorros, cuando maduran, tienden a reflejar directamente el carácter de sus amos, posiblemente porque comparten las mismas experiencias emocionales. Las personas felices y cariñosas, por ejemplo, suelen tener cachorros felices y extrovertidos, mientras que la gente aburrida y desdichada tiende a tener cachorros reservados y apáticos.

      Los niños también tienden a ser un reflejo de sus padres. Si durante las clases de adiestramiento los niños se sientan en silencio escuchando atentamente lo que dices, es muy posible que el cachorro también se comporte bien. Si los niños no obedecen a sus padres y no dejan de interrumpir, a pesar de decírseles lo contrario, es muy probable que el cachorro sea revoltoso y travieso. Esto se debe a que la gente tiende a criar a niños y perros del mismo modo que ellos fueron educados por sus padres. Las influencias que configuraron su carácter son similares a las que conformarán el carácter de los niños y el perro, por lo que es posible que sus conductas sean similares.

      Piensa en cómo te educaron tus padres. Si te castigaban mucho de niño y te controlaban demasiado, piensa en qué efecto tendrá esto sobre el cachorro que vas a criar. Si te educaron para que fueras extrovertido y abierto, ¿cómo afectará esto a tu cachorro? ¿Estaban tus padres gritándote continuamente en un vano intento por que obedecieras, o asumían el mando con serenidad?

      Fíjate en tu propia familia y tus hijos. ¿Manifiestas el temperamento que te gustaría ver en tu perro adulto? ¿Con qué rapidez te enfadas? ¿Qué grado de serenidad muestras? ¿Eres extrovertido y alegre, o eres tranquilo e introvertido? Si sumas las características de tu familia a las de la raza del cachorro que has elegido, tendrás una buena predicción de lo que será el perro cuando llegue a adulto. Si tu predicción de las características futuras del cachorro no es el ideal que te gustaría ver, plantéate modificar su educación para que su desarrollo sea diferente.

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      Criar juntos niños y un cachorro puede ser bueno para todos si les enseñamos educación y conductas aceptables.

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      Los cachorros asumirán muchos rasgos de nuestro temperamento al adaptarse a vivir con nosotros, siendo un reflejo de nosotros mismos y de nuestros hijos.

      Una vez seas consciente de que puedes elegir la forma de criar a tu cachorro –y de que no tienes que seguir el ejemplo que te dieron tus padres– resulta mucho más fácil decidir el modelo educativo. Si fuera necesario, observa los perros de otras personas y piensa si te gusta su carácter. Si es así, infórmate sobre cómo los criaron.

      Debate el método de crianza con el resto de la familia para llegar a un acuerdo y dar los pasos necesarios para que de adulto tu perro tenga un temperamento que se acomode a todos.

      Un solo dueño

      Las situaciones en las que sólo hay una persona y un perro en el hogar suelen estrechar las relaciones entre ellos. Se invierte tanto afecto, tiempo y esfuerzo en la relación, que se llega a excluir a las demás personas. Así, a menudo se crían perros intolerantes con otras personas, sobre

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