Diagnóstico y tratamiento de la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana, Infecciones oportunistas y trastornos relacionados. Rosa Nohemí Terán Terán
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•Como ITIAN es preferible utilizar TAF (si no se dispone, usar TDF), más FTC.
•Evitar el uso de ABC por la posible relación con un mayor riesgo cardiovascular.
•Como tercer fármaco se debe considerar de preferencia a los INI tales como RAL, DTG o EVG, por sus menores efectos adversos.
•No utilizar los IP como régimen de preferencia, menos aún LPV/r por los efectos indeseables a nivel metabólico, cardiovascular y de lípidos.
•De ser necesario el uso de IP se debe dar de preferencia ATV/r en primer lugar, o en segundo lugar DRV/r.
•Evitar el uso EFV por sus reacciones adversas a nivel del sistema nervioso central.
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Autora: Dra. Rosa Terán Terán
Son múltiples las enfermedades hepáticas y de vías biliares que pueden estar presentes en un paciente con infección por VIH. La mayor asociación es con las hepatitis virales, sobre todo con hepatitis B (VHB) y hepatitis C (VHC), ya sea solas o combinadas. Su incidencia es porque comparten la vía de trasmisión como el uso de drogas intravenosas la mayor forma de transmisión del VHC; mientras que las vías sexual y parenteral son las de transmisión del VHB. La coinfección VIH/ hepatitis se ha caracterizado por una alta mortalidad que ha ido disminuyendo gracias a las terapias actuales (1).
Como complicación de hepatitis, se puede encontrar fibrosis y cirrosis. Los factores de riesgo para enfermedad avanzada son infección por VHC y por VHB, alcohol, diabetes y ser hispano. Mientras que entre los factores protectores están la erradicación de VHC por tratamiento y ser de raza blanca (1).
Otra complicación puede ser el desarrollo de carcinoma hepatocelular (CHC), cuyos factores de riesgo asociados son VHB, VHC y conteo bajo de CD4 +. La hepatitis A puede ser más frecuente en pacientes con VIH, pero no evoluciona a la cronicidad (1).
La esteatosis hepática es mayor en pacientes con VIH que sin él, y está asociada a (1):
•Factores virales como genotipo 3 del VHC e infección no controlada.
•Factores del huésped como resistencia a la insulina, dislipidemia y adiposidad visceral.
•Consumo de alcohol y uso de ITIN como DDI y d4T (que ya no son utilizados en la actualidad).
•La obesidad es un factor de riesgo igual que en personas sin VIH.
Las infecciones oportunistas (IO) que se presentan en enfermedad avanzada y que son causa de afectación hepática son histoplasmosis, TB, Pneumocystis jiroveci, Bartonella henselae, cándida, leishmania visceral, Cryptosporidium, Isospora, Microsporidium, complejo Mycobacterium avium (MAC) y CMV (1).
Existen enfermedades malignas definitorias o no de sida, que pueden infiltrar el hígado. Entre el primer grupo están el sarcoma de Kaposi y el Linfoma no Hodgkin, entre las segundas el Carcinoma hepatocelular (CHC), y las metástasis de diferentes tumores sólidos. También las IO pueden infiltrar el hígado (1).
La colangiopatía por VIH es un síndrome que causa estenosis del tracto biliar, que puede estar ocasionado por Cryptosporidium, Isospora, Cyclospora, Microsporidium, CMV y Giardia; siendo el más frecuente el primero, aunque en algunos casos no se ha encontrado la etiología (1).
La potencial hepatotoxicidad de los ARV debe ser tomada en cuenta; siendo mayor cuando existe coinfección por hepatitis B o C, cirrosis u otra hepatopatía. Algunos de los medicamentos empleados para el tratamiento de IO pueden ser hepatotóxicos, tal es el caso de antituberculostáticos como la rifampicina, isoniacida y pirazinamida; el trimetoprin-sulfametoxazol, el fluconazol, entre otros (1).
El diagnóstico de hepatopatía es, en primer lugar, mediante una historia clínica minuciosa en busca de antecedentes patológicos personales, hábitos perniciosos