La enseñanza y el entrenamiento del fútbol 7. Rui Pacheco

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La enseñanza y el entrenamiento del fútbol 7 - Rui Pacheco Fútbol

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jugar a fútbol porque les gusta tener un contacto frecuente con el balón. Sin embargo, sabemos que durante la competición de 11 × 11 cada jugador tiene de media, por partido, 60 segundos de posesión de balón.

      ¿Estamos estimulando con este tipo de juego al joven jugador para el fútbol?

      Figura 2.5.Partido de fútbol 11 en un campo de grandes dimensiones practicado por jóvenes de la categoría de edad de 8-10 años.

      ¿Estamos contribuyendo con este tipo de juego a una mejora del nivel de juego de nuestros jóvenes futbolistas?

      Las grandes distancias entre las porterías, junto con las insuficientes cualidades motoras del joven, implican un reducido número de situaciones de alternancia de defensa/ataque, con una baja incidencia de juego junto a las porterías (pases, remates, goles). Estas condiciones favorecen una especialización precoz de los jugadores en los puestos, en funciones defensivas u ofensivas, que va contra el tipo de formación multilateral (vivencia de diversas funciones) que quiere presidir esta fase de desarrollo del joven futbolista.

      Las razones expuestas anteriormente, junto con las dificultades que el joven atleta tiene para controlar el balón fuera del lugar donde se está disputando, así como la fase de desarrollo psicológico en que se encuentra (fase céntrica), favorecen la aglomeración alrededor del balón, lo que tiene como consecuencia un agravamiento en la ya deficiente ocupación racional del espacio de juego.

      El fútbol 11 disminuye el sentido de ubicación en el terreno, pues las situaciones son tan complejas que los jóvenes jugadores no consiguen captarlas y “se evaden del juego “. Es habitual ver a algunos jóvenes saltando o hacer montículos de arena en el transcurso de un partido (Ruiz, 1998).

      El gran número de jugadores (compañeros y adversarios) y algunas veces las grandes distancias a que se encuentran hace imposible que cada jugador tenga una visión amplia de la situación.

      En el caso específico de los jóvenes con mayor desarrollo corporal, éstos tienen ventajas demasiado grandes en relación con los más pequeños (muchas veces técnicamente más evolucionados), principalmente por la utilización del golpeo del balón hacia delante y atrás, sobresaliendo en relación con los demás, lo que contribuye a una disminución del juego colectivo y a que los jugadores menos aptos no participen en él y, poco a poco, comiencen a perder el interés por el fútbol.

      Respecto a los porteros (figura 2.6), las desproporcionadas dimensiones de la portería en relación con su baja estatura y su insuficiente potencia de salto crean en el joven atleta situaciones de inseguridad, con repercusiones negativas en su evolución como jugador y como persona.

      Las grandes dimensiones del área grande hacen que para poner el balón en juego al hacer el saque de portería muchos jóvenes no tengan la suficiente potencia muscular para, a través del saque, poder pasar el balón más allá de los límites del área grande, obligando a que lo repita otro compañero del equipo (que casi siempre es el mismo) con mayor desarrollo muscular.

      El actual sistema de competiciones de 11 × 11 en las categorías más jóvenes no permite una formación de base imprescindible para poder jugar con éxito. Estimulando la adquisición sistemática de muchos hábitos incorrectos, hace que más tarde difícilmente puedan ser corregidos o modificados (Wein, 1995).

      Figura 2.6.Portería de grandes dimensiones, desproporcionada en relación con las características morfofuncionales de los jóvenes practicantes.

      Para este mismo autor, los entrenadores deben evitar introducir el fútbol 11 demasiado pronto, ya sea por presión de los padres o de los propios jugadores, o por pensar excesivamente en la siguiente competición. Al actuar así, se olvida de que la finalidad de la enseñanza no es más que aprender y que la mejor y la más eficaz forma de conseguirlo es enfrentando equipos con un reducido número de jugadores.

      Como ya hemos referido, el juego del fútbol 7 efectuado por jóvenes desde los 8 hasta los 12 años en campos con dimensiones reducidas permite una mejor adaptación a las posibilidades físicas del joven.

      Las modificaciones de las reglas de juego se han realizado para una mejor adaptación a las capacidades del joven, buscando no desvirtuar el juego, o sea, manteniendo aquello que el juego tiene de esencial (compañeros, adversarios, balón, porterías). Por esto, el fútbol 7 se presenta como una introducción al juego de 11, con tendencia a la mayor aproximación posible a las características y reglas del juego normal.

      Las dimensiones del campo y de las porterías (figura 2.7) del fútbol 7 son más adecuadas a las características morfológicas (altura, peso) y funcionales (orgánicas, musculares, cognitivas) de los atletas jóvenes.

      En el fútbol 7, las menores distancias a cubrir permiten la ejecución de las acciones técnicas cercanas al juego de los adultos, más adaptadas a las características de los jóvenes.

      Figura 2.7.Dimensiones de la portería adaptadas a las características morfofuncionales de los jóvenes practicantes.

      La reducción del espacio de juego y la mayor aproximación de los jugadores favorece un tipo de juego en el que prevalecen las acciones basadas en la velocidad de reacción, desplazamiento y de ejecución, capacidad motora de primordial importancia en el desarrollo de esta categoría de edad. Por otro lado, facilita la ejecución de cambios de orientación, pases en profundidad, cruces, remates desde fuera del área y exploración de los espacios vacíos.

      En este tipo de juego, los jugadores contactan un mayor número de veces y durante mucho más tiempo con el balón, lo que facilita un mejor aprendizaje de las habilidades técnicas a través de continuas recepciones, conducciones de balón, pases, remates y de todo tipo de destrezas relacionadas con el fútbol.

      Las menores dimensiones del terreno de juego de fútbol 7 (60 × 50 metros), en comparación con las del fútbol 11 (100 × 60 metros), hacen que el “espacio de responsabilidad” por jugador (el área de espacio de juego que se divide por el número total de jugadores) sea mayor en el fútbol 11 (546 m2) que en el fútbol 7 (428 m2), lo que hace que las situaciones sean menos complejas en el fútbol 7.

      Además, para los mismos autores, si a las grandes dimensiones del terreno de juego, en el fútbol 11, añadimos el elevado número de jugadores que el atleta tiene que controlar al mismo tiempo (fútbol 11 = 22 y fútbol 7 = 14), constatamos una mayor complejidad en este tipo de práctica competitiva en relación con el fútbol 7, porque siempre se le exige al jugador una actitud táctica permanente, para la correcta decisión inmediata y la consiguiente respuesta motora, con o sin balón.

      La reducción del terreno de juego y la consecuente proximidad de los jugadores facilita, además, los apoyos mutuos y las ayudas recíprocas, que aliadas a la reducción del número de jugadores permite una más ajustada lectura del juego, mejorando las capacidades perceptivas de los jóvenes jugadores y posibilitando la toma de decisiones más correctas.

      El fútbol, jugado en un campo con dimensiones reducidas, proporciona un mayor número de situaciones de alternancia

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