Nirvana. La última pesadilla. Osho

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Nirvana. La última pesadilla - Osho страница 5

Автор:
Серия:
Издательство:
Nirvana. La última pesadilla - Osho Sabiduría Perenne

Скачать книгу

en el aquí y ahora.

      Al comer, come. Al caminar, camina. Al sentarte, siéntate. ¡Permanece atento! ¡Disfruta de ello! ¡Deléitate con ello! Al mirar, mira. Al dormir, duerme. Sé ordinario si quieres convertirte en un buddha. Sé simplemente ordinario y tú mismo, dedícate a lo tuyo y no te preocupes de qué hacen los demás, y no intentes seguir a nadie.

      Si estás aquí conmigo, es muy fácil seguirme… Porque un seguidor lanza por la borda la necesidad de ser consciente; dejas de ser responsable. Y cuando digo “responsable”, quiero decir que estás dejando de responder a la vida. Tienes una idea muerta. Consultas esa idea muerta y a continuación la sigues. No miras, no te fijas en la vida. Las situaciones cambian constantemente; se trata de un Ganges que fluye constantemente. Nunca encajará con tu idea. Ese ideal es un producto derivado de cierta situación. Pero esa situación ya no está presente.

      Nunca sigas una idea muerta. Si estás aquí conmigo, no me sigas. Intenta comprenderme. Si me amas, me comprenderás. Si confías en mí, intentarás comprenderme, pero no me sigas. Si me comprendes, lo único que debe comprenderse es que la vida es infinitamente valiosa. No la desperdicies.

      Ningún ideal es valioso, más valioso que la vida. La vida es la única realidad, y todo lo demás no es más que mente. Evita la mente. Sigue la realidad. Y te lleve donde te lleve, acompáñala valientemente, y nunca te equivocarás. Te convertirás en ti mismo. Siendo tú mismo te convertirás en ti mismo. No estoy diciendo que intentes ser tú mismo. Siendo tú mismo en cada momento, te convertirás en ti mismo. Poco a poco se irá revelando, desarrollando el potencial.

      Todas las religiones del mundo han creado un cierto estado esquizofrénico en la mente humana. Han creado una división. La mitad de ti está contra la otra mitad. Nunca eres uno. Al ponerte colérico, nunca acabas de estar totalmente colérico. Salta alguien por un lado y se pone a condenar, diciendo: «¡Eso está mal! ¿Te has olvidado de los grandes maestros? Pero ¿qué haces? ¡Eso está muy mal! ¡No lo hagas!». Al hacer el amor, hay una parte que se alza contra ello y que no cesa de repetir: «El celibato es pureza».

      Hagas lo que hagas… No es cuestión sólo de cólera o amor. Si intentas convertirte en célibe, una parte de ti no deja de decir: «Te estás equivocando». Estés en la situación en la que estés, te hallas dividido.

      Si estás colérico, estás dividido. Si no estás colérico, estás dividido. Si no te encolerizas, una parte de ti repite: «Eso no está bien». La otra se aprovechará de ello, pensará que eres un memo. Y la vida es una lucha, y si la gente llega a enterarse de que eres un memo, te apretarán las clavijas. ¡Mantente firme y planta cara! No seas escapista.

      Si te enfureces, la mente no deja de repetir: «Eso está mal. La cólera es inconsciencia. Es irreligiosa. Una persona religiosa como tú… ¿Colérica?». Eso no encaja con tus ideales. No encaja con tu imagen. Atesoras una bonita imagen de ti mismo: sereno, calmo, recogido como un buddha… Claro, como un buddha de piedra… Imperturbable, centrado.

      Las religiones han creado esquizofrenia; uno no sabe cómo hacer algo totalmente. Y ésa es la locura básica de la humanidad: todo el mundo está dividido.

      ¿Cómo puedes disfrutar dividido? ¿Cómo puedes celebrar dividido? Una parte de ti está siempre contra ti, como si una de tus piernas fuese hacia la derecha y la otra contra ti continuamente. Estás de pie sobre dos barcas que se alejan en direcciones opuestas, diametralmente opuestas. Ésa es tu ansiedad.

      Así que muchos son los que llegan ante mí y me dicen: «¿Cómo puedo deshacerme de la ansiedad?». No saben lo que implica esa palabra, “ansiedad”. Creen que algo como la meditación trascendental… Que con sólo cantar un mantra desaparecerá su ansiedad. Son simplemente estúpidos. Las cosas como la meditación trascendental sólo tienen atractivo a causa de la estupidez de la gente, porque andan buscando atajos, algo que sea fácil de hacer. Como el café instantáneo: lo haces… ¡Y se acabó!

      La ansiedad es un problema muy profundo. El problema es la esquizofrenia. Estás dividido, luchando siempre contigo mismo. Eres dos, no uno, y esa tensión crea ansiedad. Ahora bien, repetir un mantra no te va a ayudar de ninguna manera. Tal vez te ayude a dormir más profundamente, quizá te ayude a estar un poco más unificado, pero no mucho más. Tu división sigue ahí, y tarde o temprano te das cuenta de que ahora el truco ya no funciona. Hay que soltar la esquizofrenia mediante una profunda comprensión. No luches contigo mismo. Y recuerda siempre que el triunfador se equivoca. Recuerda siempre que lo sencillo es más verdadero. Siempre que exista un conflicto sigue lo natural. Si existe un conflicto entre amor y celibato, sigue al amor… Y hazlo totalmente. Ya sé que hay un día en que aparece el celibato, pero también sé que proviene de una profunda experiencia de amor. Surge brahmacharya, pero se trata del florecimiento del amor profundo, de un amor sentido tan profundamente que se torna brahmacharya, se torna inocencia, se torna virginidad.

      La virginidad no tiene nada que ver con el cuerpo, tiene que ver con el amor profundo. Llamas virgen a una mujer porque todavía no ha hecho el amor. No la llames virgen. Llama virgen a una mujer que haya trascendido el amor, que haya amado tan profundamente que esa profundidad se haya convertido en una trascendencia.

      Yo llamo virgen a un hombre que ha amado profundamente y que a través del amor se ha tornado tan uno que ahora no tiene necesidad… No necesita depender del otro. Se siente agradecido hacia el otro porque ese otro le ha ayudado a ser tan independiente. La virginidad no está al principio; está al final. Los niños no son vírgenes. Sólo esperan a ser violados. Así lo he escuchado:

      Tres niños se hallaban sentados en las escaleras de una casa, y uno jugaba con coches de juguete, otro con un cohete espacial y un tercero leía un jugoso número de la revista Play Boy. Pasó un hombre. Echó una mirada a los tres críos. Le preguntó al primero:

      –¿Qué te gustaría ser de mayor?

      El primero dijo:

      –Me gustaría participar en carreras de coches. Quiero ser el piloto más rápido del mundo.

      El segundo afirmó:

      –Quiero ser astronauta.

      Y luego le preguntó al tercero:

      –¿Y tú qué quieres ser?

      Miró al hombre y dijo:

      –Adulto, señor. Adulto.

      Los niños no son vírgenes. Sólo esperan a ser adultos. De hecho, les preocupa la de tiempo que han de esperar, como si se retrasase.

      Leía la autobiografía de un poeta que estuvo de niño bajo la influencia de un misionero cristiano. Debía de tener unos once años. Le impresionó mucho la doctrina cristiana, lo de que el mundo se iba a acabar y Jesús llegaría, lo del “Segundo Advenimiento”. Y se asustó mucho. Empezó a rezar: «Dios, espera un poco. Deja que se rompa mi virginidad, que sea violado. ¡Espera un poco! Sólo dos o tres años más. ¡No acabes el mundo tan pronto!».

      Los niños no son vírgenes. De hecho, los niños no son inocentes, sólo lo parecen. Se preparan para ser corrompidos. Se están preparando para moverse en el mundo. La inocencia verdadera sólo llega al final. Es un florecimiento; no es una semilla. No es el principio; es el final.

      Si el amor se colma, surge brahmacharya. Si has vivido totalmente colérico, llega la compasión. Si te has movido en la vida, de repente tienes una experiencia trascendente. Pero las viejas religiones no han hecho más que crear una mente dividida, una mente culpable, una mente enloquecida…, dividida.

      En

Скачать книгу